9 de abril de 2018

Hassel, Sven: COMANDO REICHSFÜHRER HIMMLER


En los años 70, con la muerte de Franco en medio, la novela española pasó por un bache de indecisiones donde obras relevantes, La verdad sobre el caso Savolta, por ejemplo, pasaron desapercibidas. Todo el personal lector de narrativa estaba profundamente interesado (?) en averiguar qué sucedía con quienes fueron ministros de Franco, cazaron o pescaron con él, o fueron a comprar gambusinos…, memorias intrascendentes que llenaron los escaparates de las papelerías de mi barrio y de la librería que había: aún recuerdo portadas de aquella época de la editorial planeta…

La literatura de quiosco que siempre alimentó mucho, con mayor o nula calidad literaria, entretenía a una inmensa mayoría de lectores que rondaban a veces el analfabetismo: recuerdo mirar a abuelos que leían Marcial Lafuente Estefanía e iban pronunciando con los labios lo que leían con una cadencia rítmica de tartamudos. Alguna vez conté aquí que, de entre los amigos, los había que eran aficionadísimos a los tebeos de acción bélica o de héroes americanos: Spiderman, Superman, la Masa… Entre ellos se colaban El Jabato, El capitán trueno, etcétera, etcétera… Pues bien, de esta época son dos libros, que compré en un puesto de la calle y que tengo, de un autor que yo creía desconocido para el común de los mortales: Sven Hassel. De aquellos años son las dos novelas: Los panzers de la muerte y Gestapo. Los leí con gusto y no solo una vez, sino más de una… Estos libros, como los de Marcial Lafuente Estefanía, y una colección que heredé (más desencuadernada que la cama que de un loco) de Karl May (¡un alemán!) eran libros que leía para “desengrasar”, digamos: me cansaba de leer obras “serias”: la generación del 98, la generación perdida, el realismo ruso, los clásicos del Siglo de Oro… (ya por entonces, al tomar nota de lo que iba leyendo, lo que empezó siendo una afición, pasó a ser un quehacer, un trabajo… y ya la lectura no era medio que me relajara, sino un oficio: oficio de lector entre tinieblas que, por cierto, rentaba entonces exactamente lo mismo que hoy: nada).

Hace no mucho… en una librería de viejo vi un libro de Hassel, Comando Reichsführer Himmler, y lo compré no sin cierta vergüenza: que leyera esto en los 70 tenía un pase, pero leerlo cuarenta años después… era limpiarse en los cortinones…, pensé. En fin, que lo compré, y estos días pasados de asueto-trabajo, con la misma meta que antaño, “desengrasar”, me he leído antes de dormir el citado libro que compré en Madrid.

Internet es la ruina de quienes somos incapaces de poner coto a nuestra studiositas… y más aún a los viciosos de la curiositas. Si se busca Sven Hassel… uno queda anonadado: quien yo creía un desconocido descubro: no era alemán, es dudoso que luchara en la Segunda Guerra Mundial, lo escrito no es histórico, vivió durante años en Barcelona, etcétera etcétera… Algo de todo ello, no recuerdo cómo ya lo averigüe en parte, pero ahora me he detenido un poquito a mirar en la red y leo un artículo muy ilustrado donde el lector que quiera satisfacer su interés podrá hacerlo en una fuente, entiendo, que fiable, y amable.
Así pues, mi amigo Sven Hassel a quien yo creía que no conocía ni Blas, autor de segunda fila, de unas novelas de guerra escritas desde el bando alemán, por un tipo de una compañía compuesta por unos cuantos dementes antinazis que luchaban y luchaban y luchaban… ¡vendió millones de ejemplares! Asombroso. Vivió en España… en fin: les remito a ese artículo de arriba. Pero así se escribe la Historia: este alemán, Sven Hassel, era danés y se llamaba Børge Willy Redsted Pedersen; Karl May no pisó nunca el oeste americano…, no era yanqui, y tampoco ese era su verdadero nombre, sino: Karl Hohenthal; y para completar el cupo, y por no seguir, averiguo que nuestro Lafuente Estefanía: se llamaba Marcial Antonio Lafuente Estefania…, aunque también firmó libro con el pseudónimo de Tony SpringArizonaDan Lewis o Dan Luce y para las novelas rosas María Luisa Beorlegui y Cecilia de Iraluce; y encima los reyes magos resultaron ser los padres… ¡demasiado lejos hemos llegado con este minado campo de confusiones! ¡Jo qué tropa!

Lo que sí que compruebo ahora, en la lectura de esta obra, Comando Reichsführer Himmler (que es de las más flojas de su autor, leo), es que la traducción o el texto, desde el punto de vista de su calidad literaria, es penoso: hay cambios de puntos narrativos injustificados, elipsis que no se las salta un torero con alpargatas nuevas, construcciones sintácticas inverosímiles… Y el contenido, sus argumentos, las peripecias de los protagonistas, etc. solo son creíbles para un adolescente o un rendido admirador de la novela de guerra… y de este autor, ¡pero literalmente divierten!

Cierro con un comentario que no recuerdo que estuviera en las otras dos novelas citadas arriba y que ya tenía: el autor copia unos textos sacados de donde quiera que sea y firmados, supuestamente, por Himmler (¡que vaya usted a saber!) y tras esto y antes del capítulo propiamente dicho -que va titulado- introduce unos textos… que me da la impresión de que pretenden revestir de autoridad histórica lo que sucede tras ellos… Sin duda es un viejo ardid estructural, pero se puede considerar un esfuerzo del autor para convencer a sus lectores de que él fue protagonista de lo que viene detrás…

Si usted tiene ganas de leer una novela que le dejará la cabeza a la misma temperatura que tengan sus pies…, puede pasar un ratico agradable, si le gusta el género, con Sven Hassel o como se llame.


2 comentarios:

  1. Internet es papá quebte dice “la verdad”. Interesante post, charlie.

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  2. Comentaré esto de las entradas "interesantes", "leídas", "ignoradas", "buenas" o "malas"... desde mi ignorancia sobre algunos extremos. Como premisa te adelanto: "Toda entrada o post, o como lo llamen, sobre libros tiene menos visitas que cualquier otro asunto sobre lo que escribo", por lo que deduzco que los libros nos interesan MUCHÍSIMO a unos POCOS.
    Gracias por tu comentario. Un abrazo,

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