Querido
charlie:
Ignoro
si es bueno o malo que se hable mucho, demasiado, de algo: no lo sé. Dicen que
es bueno, aunque sea mal. Me parece esto
más acorde con lo de andar por la farándula del candelabro que para otras
realidades. ¿Qué ocurre cuando se habla mucho, en exceso, de algo tan
importante como la educación y, además, no se hace nada o muy poco? Algo huele
a podrido, algo huele a quemado, y se está pasando de cochura: no me gusta cómo
caza la perrilla, charlie. Me pregunto: ¿dejó de estar alguna vez la enseñanza,
la educación, fuera de los intereses de todos, alejada de la opinión inane de
la mayoría, nombrada en el campo de batalla de la necedad… para hacerla bandera
de las banderías de unos y otros, bandera arrastrada por el suelo por la
mayoría?
En
España, como no puede ser menos, cuando se somete una realidad a debate, se
discute y se grita y se insulta: una cabeza piensa, nueve embisten. Quienes
debate se dividen siempre en bandos con un par de ellos, los más sonados, en
irreconciliables. No hay acuerdo posible. Inadmisible un acercamiento de posturas. Si no
se marchan y abandonan el campo del debate, los debatientes terminan siendo
batientes, contendientes que acaban en la más encarnizada enemistad y, aunque
haya sonrisas, entre los labios se escapan las babas del odio que hablan de
muerte, de ir a muerte, digo.
Libros
y más libros se agolpan en las trincheras de los bandos beligerantes. Se
enarbolan banderas que son símbolos que simplifican. Sinceramente no sabría
bien cómo calificar a quienes hoy luchan en el campo de batalla de la educación.
Los enseñantes y los educadores; los pedagogos y los antipedagogos; los
progresistas y los retrógrados; los revolucionarios y los reaccionarios; los inmovilistas
y los conservadores; los innovadores y aperturistas y los antediluvianos; los
futuristas y los reaccionarios; los prudentes y los atolondrados; los sensatos y
los irresponsables… Nunca atardece, nunca amanece: o es de día o es de noche. O
blanco o negro. No hay matices…
Llevo
52 años en las aulas. Padecí y disfruté 10 centros académicos como alumno y
cuatro como profesor. Tuve 73 profesores desde parvulitos hasta el doctorado.
Leí unos miles de libros, muchos de ellos relacionados directa o indirectamente
con el oficio de enseñar a quien no sabe y educar a quien no quiere ser
educado. Eché muchas perlas a los cerdos. Muchísimos alumnos de entre los
miles, seguro que la mayoría, resultaron ser personas maravillosas con quienes
sufrí y me reí, por quienes subí, bajé y aprendí y pensé y soy feliz, charlie,
con perdón, ya sabes: no es políticamente correcto decir que uno es feliz sin
ser tachado de bobo con mocos. Pueden probar a meterme el dedo en la boca…
Por
lo que veo, últimamente, se le ha ocurrido a José Antonio Marina echar balas en
la lumbre. Nuestro magnífico e inteligente horticultor marinero… se ha metido
en un jardín lleno de abrojos: cardos, ortigas, cambrones, zarzales…, pero
¿acaso podría ser de otro modo? Empezó estudiando la inteligencia, se pasó por
la ética en sentido amplio ¿y para qué todo ello sino para darlo, para
enseñarlo, para mejorar mejorando… lo presente para el futuro? Es obvio. Lo
descalifican diciéndole que ya dejó la enseñanza en sus campos de batalla
ordinarios: ¿cómo es posible que el cardiólogo opere el corazón y sepa de ello
si él no fue operado? ¿Cómo puede saber de niños quien no los tiene? No hace
falta ser leproso para curar la lepra.
¿Nos
interesa realmente la educación/enseñanza/instrucción…? Es decir: ¿nos interesa
ocuparnos y preocuparnos por los demás o, en el fondo, lo que nos ocupa y
preocupa somos nosotros mismos, nuestros afanes e intereses, nuestras
conveniencias, ventajas, beneficios, prebendas? ¿Qué hay de aquello del servir
a los demás, de esotro de ser felices ayudando, de aquesto que afirma que la
felicidad es puerta que abre al otro…? ¿Busco lo mejor para los demás porque en
esa búsqueda mejoro yo o, en realidad, todo eso son moralina ñoña y pacata? Ocurrencias
de quien orina en el campo y se lo hace fuera.
Mira charlie, no pregunto, por los hombres del mañana, porque el mañana no existe;
no me deshago en la necia inmediatez del presente huidizo; no me regodeo en el
pasado que ya fue… No. Pregunto… a los enseñantes/educadores/docentes/ instructores/
profesores/ maestros… ¿a qué están dispuestos? ¡Al margen de lo que les dé, conceda
u otorgue la sociedad y sus gobernantes, de reconocimientos o frustraciones…
Quien tiene un porqué…soporta, quiere, ama… cualquier cómo: eso dijo un
filósofo.
Dicen que las mejores escuelas están en Filandia....¡pero aquí no tenemos niños finlandeses!!!!
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EliminarNi maestros finlandeses, ni cultura finlandesa, ni el frío de allí..., pero creo que sí podemos poner aquí y allí amor en lo que hacemos, calor humano de comprensión y ánimo, tenacidad... y seguro que lo haremos muy bien a la española: estoy seguro. Que por mí no quede. Un saludo,
EliminarHola Don Antonio, yo he sido uno de sus alumnos y me siento orgulloso de haberle tenido como profesor. Ahora, cómo docente, comparto con usted muchas de las inquietudes que expone en el artículo. Solamente le diré que yo también me sentí muy feliz en aquellos años como discente. Un abrazo de su alumno Diego Acebes.
ResponderEliminar¡Qué alegría saber de ti! Muchas gracias por tus palabras. Ahora que ya se va acabando la mina al lápiz y todo toma color otoñal... Recibe un abrazo fuerte y da recuerdos a tu madre, a quien alguna vez saludé, a tu hermano. Con afecto,
Eliminar«Vivir ya detrás de todo,
ResponderEliminaral otro lado de todo...»
Educar, enseñar, descubrirle al otro «algo» siempre ha sido una especie de «caridad» y hoy, pregunta conmigo, y hoy ¿a quién le importa el otro?
La caridad, lo aprendí en EL LAZARILLO, tratado tercero, se subió al cielo, me temo... La importancia del otro no es sino que sin él... yo, en realidad, no soy nadie. Cierto que vivimos así, como si el otro no existiera y yo lo ocupase todo, centrado, orondamente ridículo y risible. Menos mal que tú existes, y los tuyos. Con afecto,
ResponderEliminarSoy testigo muchas veces del afecto que te muestran tus antiguos alumnos y también los actuales. Ánimo en el camino y sigue haciendo tanto bien a esos muchachos.
ResponderEliminarGracias por tus palabras. No siempre sobran las fuerzas. Con agradecimiento y cariño,
ResponderEliminarMarina, con mis respetos es un tipo que factura ideas y dinero...escriba usted de esto, que sabe
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