Empecé a
comprar los libros de Walt Whitman en los puestecillos de la calle. Compré sus
cantos en libros baratos, de papel malo, sin notas… Recuerdo que leía aquella
poesía con escaso aprovechamiento. Aún están en casa. Luego, pasados los años,
me hice con sus Hojas de hierba que
comenté aquí… y no es Whitman poeta de mis platos estacionales. Muchos oyeron
hablar de él por primera vez tras ver la aprovechable película de El club de los poetas muertos… que tanto
partido se le puede sacar en las aulas para bien o para mal.
La
biografía de Jerome Loving se me ha hecho larga y tediosa en general, aunque
algunos pasajes han sido muy aleccionadores, interesantes, sin llegar realmente
a divertirme: no era el fin, sin duda. La realidad es que, a ratos, es tan
detallada la biografía, tan minuciosa con los viajes, la actividad… del poeta
de la democracia y la libertad americanas que me perdía en los vaivenes de su
existencia. La densidad de fechas, hechos, movimientos, etc. de la historia
americana me hacían tediosa la lectura y más aún si no se dispone de un tiempo
continuo y corrido para leer la obra: ha sido el caso. He tenido en muchas
ocasiones la sensación de ser llevado al perdedero, que no de perderme.
Si
muchos oyeron hablar de Whitman con motivo de la película arriba citada, no
fueron menos, creo que fue mi caso, en que se relacionó, sepa Dios en qué clase
en la que fui alumno, la homosexualidad de Lorca con la suya. Para mi gusto se
dedican páginas y páginas a este tema, cuando no termino de verle la punta ni
la relación directa con su obra, y opino desde el conocimiento superficial que
me aportó la lectura de aquella y lo leído en esta biografía; aunque entiendo
que no es detalle menor en la existencia de una persona.
Me
ha llamado la atención la cantidad de actividades de las más diversas en que se
vio implicado el poeta desde su juventud: periodista, editor, librero, maestro,
enfermero durante años… Me sorprendió que hiciera auto-reseñas para promocionar
sus libros; así como comprender la limitación de todos –también la suya- cuando
¡el poeta de la democracia!, en realidad, detestaba a los negros, que no le
gustaban un pelo –nunca tuvo amigos entre ellos- y su antiesclavismo fue
intermitente y un tanto pusilánime: al final es imposible dejar de ser hijo del
tiempo en que se vive y de la circunstancia que nos rodea. También Lincoln
también consideraba inferiores a los negros…
Tengo
anotados muchos más detalles que me han llamado la atención sobre los
quehaceres del poeta, sus gustos, su vanidad en torno a su obra, la importancia
de la naturaleza, la necesidad de la libertad y cómo debía escribirse la
poesía: “En un poema las palabras tienen que sonar con el ritmo humano del
habla y con del ritmo cadencioso de la poesía tradicional” (p. 177).
Nunca digas de esta agua no beberé…
afirma el saber popular, pero de momento, con la lectura de esta obra doy por
cerrado mi paseo por Whitman y no descarto, la poesía es así, releer algunos
poemas de Hojas de hierba.
Me parece interesante recordar a Whitman. Yo en la carrera, de filología inglesa leí poco de él. Hay que leer poesía, los que nos proponemos leer varios libros al año. Poesía de la buena. En los cursos de doctorado comenté un poema de no recuerdo qué autor australiano... y le saqué punta: ¡vaya!, me dio para hacer una introducción a tal poesía en inglés por un cuarto de hora o así; y yo que era un poco escéptico de la poesía... Creo que la profesora de tal curso y mis compañeros de doctorado también se admiraron de que efectivamente se pudiera decir tanto del poema como una pieza completa, y de las imágenes y figuras literarias. Un abrazo desde Granada.
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