22 de noviembre de 2012

El hombre en busca de sentido y el suicidio de adolescentes...




        Hoy, día 22, murió hace muchos años un alumno que lo fue mío. La causa, terrible. Hace más años aún, en algunos de sus libros, en sus clases y conferencias, allá en los Estados Unidos de América, profetizaba el psiquiatra y creador de la logoterapia, Viktor E. Frankl, que la primera causa de muerte entre la juventud no serían los accidentes con vehículos a motor, sino el suicidio.
         Cierto que desde que leí esto ha pasado mucha agua bajo los puentes. Cierto que son miles los alumnos que he tenido en mi dilatada carrera como docente, pero la profecía del psiquiatra judío se ha cumplido.
         Siempre me pregunto, cuando llegan estas fechas de rememoración y tristeza, de dolor y desgarro, qué movió a esos chicos a tomar esa irreversible decisión. Usted sabe, lo habrá leído, que son muchos los muchachos que se suicidan en los países de Oriente, Japón y Corea del Sur. Dicen que se les presiona mucho en sus estudios. Dicen que se exigen mucho a ellos mismos. Dicen que la hiperresponsabilidad atosiga sus vidas. Los chicos de Oriente también me ocupan, pero el amor es ordenado y, por tanto, me ocupan más aquellos a quienes tengo próximos, quienes son prójimos: el amor desordenado nunca es amor.
         ¿No tuvieron el tino de hallar a la persona adecuada, a la persona que les pudiera contestar sus preguntas? ¿No encontraron quien rebajara su tensión quien les hablara de la hermosura de la vida, de lado luminoso de la existencia al que la nada y la desesperación no llegan? MacIntyre afirma en su Historia de la ética que somos éticamente kantianos: el deber ser nos paraliza y nos guía; la jaula de hierro es la imagen que usara Max Weber en su La ética profesional del protestantismo ascético para decirnos que estamos atrapados y sin solución: no hay salida, el hombre no tiene salida, él no la halla.
         Vivir es un aún no. El alma dormida debe recordar sin aspavientos ni temores que el hombre va de paso. Está vivo y morirá. El estatuto propio del ser humano es el de quien va de camino, el llamado status viatoris. La muerte segura, en este tiempo de misticismo relativista, y opiniones necias a trochemoche, no admite cuarto a espadas. Usted se morirá y yo no quedaré para simiente de rábanos.
         Copio un diálogo del genial Valle y de su no menos genial obra Luces de bohemia:
            MADAMA COLLET: Otra puerta se abrirá.
         MAX: La de la muerte. Podemos suicidarnos colectivamente.
         MADAMA COLLET: A mí la muerte no me asusta. ¡Pero tenemos una hija, Max!
         MAX: ¿Y si Claudinita estuviese conforme con mi proyecto de suicidio colectivo?
         MADAMA COLLET: ¡Es muy joven!
         MAX: También se matan los jóvenes, Collet.
         MADAMA COLLET: No por cansancio de la vida. Los jóvenes se matan por romanticismo.
         MAX: Entonces, se matan por amar demasiado la vida. Es una lástima la obcecación de Claudinita. Con cuatro perras de carbón, podíamos hacer el viaje eterno.
         MADAMA COLLET: No desesperes. Otra puerta se abrirá.

         Doctores tiene la Medicina y habrá sesudos estudios –los hay, me consta- donde se estudia desde el punto de vista sociológico y psiquiátrico el suicidio. Lo mío es, como casi siempre, más de andar por casa. Hoy los chicos no se matan por amor, afirma Collet, ni “por amar demasiado la vida”, como apostilla Max. ¿Acaso no dicen que estamos sitiados por los ninis? (Cuando me acuerdo de mi Nini de Las ratas, asociado, a estos pobres muchachos me da un vuelco el corazón y la mente). Los ninis no se suicidan, ¿o sí? Los ninis son tan perezosos que no se aman ni a ellos ni a cuanto les rodea, pobres, ¿o no? Pierden pie y no encuentran salida quienes no hallan el sentido, aquellos que no tienen verdaderas razones para vivir. Recuerdo que Fernando Corominas - ¿qué habrá sido de él?, me pregunto- solía hablar de su RAPOVERCA… Razones poderosas y verdaderas de cambio… No cambiaré, no me moveré mientras no encuentre el sentido de mi movimiento.
         Dicen que esta crisis occidental lo viene siendo desde hace años de valores… ¿pero de qué valores?, me pregunto yo.

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