17 de julio de 2025

08- Marina: «La ideología es un virus que entorpece la inteligencia»

 



Hace unos días recordaba hablando con un antiguo alumno, y hoy amigo, sobre el amor una idea de Ortega. No recuerdo dónde la escribe el ensayista, pero era más o menos lo siguiente: hablaba él del puente que se ha de cruzar entre el escritor y el lector. La relación que se establece entre ambos requiere del puente que es la obra y de esta metáfora se puede crear una alegoría rica en interpretaciones y conclusiones.

Me pregunto ahora mismo si se puede vivir sin ideología. Sin duda esta es diferente del conjunto de ideas que sustentan una creencia. Creo que complejo vivir al menos sin cierta ideología: la que sea, más o menos firme, más o menos acertada, razonable… No he meditado mucho sobre esto. Leí hace muchos años un libro de Spaemann titulado Crítica de las utopías políticas donde, si no recuerdo mal, criticaba las ideologías por ser sistemas cerrados que llevaban al error por alejar a las personas de la realidad.

Algo así, pienso, es lo que defiende José Antonio Marina. La inteligencia debe ser versátil como la realidad misma. No relativista, como muchos pretenden la realidad; el escepticismo y mantenerse en la epojé no es una salida. No da lo mismo aplicar la inteligencia o no hacerlo a la hora de comer setas: una puede ser venenosa y la otra no; la primera puede dar al traste con nuestra vida y la segunda, sin embargo, alimentarnos.

Es la ideología esa especie de anteojeras que se le ponían a los mulos cuando uncidos al arado trabajaban abriendo surcos en el campo. Este medio facilitaba al agricultor el manejo del arado y hacer rectos los surcos. Toda persona con una ideología anteojera no puede aplicar su inteligencia, la poca o mucha que tenga, a la multifacética realidad que se le presente y le demanda.

Las ideologías resultan empobrecedoras… He, sin embargo, de investigar con detalle la diferencia entre ideologías y creencias. La ideología en tanto que sistema global, cerrado y holístico obliga a empujar a toda realidad a acomodarse a ella: así ocurre con esa ideología que es el marxismo -herejía cristiana- que todo lo somete a la estantería prefabricada ¡y si no cabe lo empuja hasta meterlo y acomodarlo de cualquier modo, aunque sea a martillazos! La epistemología revisa y estudia, mira y se pregunta, medita sobre el conocer, mas es lenta. Aquí, entiendo, entra la creencia como medio intelectual, como argumentario operativo de convicciones que, sin ser demostradas o demostrables, al menos no necesariamente del todo, conforman el conjunto de herramientas que nos ayudan a avanzar en la vida… Recuerdo haber leído la tesina de Joaquín Valdivia sobre las creencias en Ortega, pero no recuerdo con detalle todo aquello. Quizá hiciera una entrada en el blog. También recuerdo el libro de 1940 de Ortega, Ideas y creencias… y cómo Ortega advertía del peligro de ir contra las creencias de las personas y los pueblos.



Me voy demasiado lejos… Ahora no dispongo de tiempo para dedicarle a esta investigación. Queda pendiente.

Estoy de acuerdo con José Antonio Marina: desconfío de las ideologías y con alegría me cojo de la mano, que no aprieta, de mis creencias y me ayuda a buscar una vida lograda. Feliz día...

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