Hace unos días recordaba
hablando con un antiguo alumno, y hoy amigo, sobre el amor una idea de Ortega.
No recuerdo dónde la escribe el ensayista, pero era más o menos lo siguiente:
hablaba él del puente que se ha de cruzar entre el escritor y el lector. La
relación que se establece entre ambos requiere del puente que es la obra y de
esta metáfora se puede crear una alegoría rica en interpretaciones y
conclusiones.
Me pregunto ahora mismo si
se puede vivir sin ideología. Sin duda esta es diferente del conjunto de ideas
que sustentan una creencia. Creo que complejo vivir al menos sin cierta
ideología: la que sea, más o menos firme, más o menos acertada, razonable… No
he meditado mucho sobre esto. Leí hace muchos años un libro de Spaemann
titulado Crítica de las utopías políticas donde, si no recuerdo mal,
criticaba las ideologías por ser sistemas cerrados que llevaban al error por
alejar a las personas de la realidad.
Algo así, pienso, es lo que
defiende José Antonio Marina. La inteligencia debe ser versátil como la
realidad misma. No relativista, como muchos pretenden la realidad; el escepticismo
y mantenerse en la epojé no es una salida. No da lo mismo aplicar la
inteligencia o no hacerlo a la hora de comer setas: una puede ser venenosa y la
otra no; la primera puede dar al traste con nuestra vida y la segunda, sin
embargo, alimentarnos.
Es la ideología esa especie
de anteojeras que se le ponían a los mulos cuando uncidos al arado trabajaban
abriendo surcos en el campo. Este medio facilitaba al agricultor el manejo del
arado y hacer rectos los surcos. Toda persona con una ideología anteojera no
puede aplicar su inteligencia, la poca o mucha que tenga, a la multifacética
realidad que se le presente y le demanda.
Las ideologías resultan
empobrecedoras… He, sin embargo, de investigar con detalle la diferencia entre
ideologías y creencias. La ideología en tanto que sistema global, cerrado y holístico
obliga a empujar a toda realidad a acomodarse a ella: así ocurre con esa ideología
que es el marxismo -herejía cristiana- que todo lo somete a la estantería prefabricada
¡y si no cabe lo empuja hasta meterlo y acomodarlo de cualquier modo, aunque
sea a martillazos! La epistemología revisa y estudia, mira y se pregunta, medita
sobre el conocer, mas es lenta. Aquí, entiendo, entra la creencia como medio
intelectual, como argumentario operativo de convicciones que, sin ser
demostradas o demostrables, al menos no necesariamente del todo, conforman el
conjunto de herramientas que nos ayudan a avanzar en la vida… Recuerdo haber
leído la tesina de Joaquín Valdivia sobre las creencias en Ortega, pero no
recuerdo con detalle todo aquello. Quizá hiciera una entrada en el blog.
También recuerdo el libro de 1940 de Ortega, Ideas y creencias… y cómo Ortega
advertía del peligro de ir contra las creencias de las personas y los pueblos.
Me voy demasiado lejos…
Ahora no dispongo de tiempo para dedicarle a esta investigación. Queda
pendiente.
Estoy de acuerdo con José
Antonio Marina: desconfío de las ideologías y con alegría me cojo de la mano,
que no aprieta, de mis creencias y me ayuda a buscar una vida lograda. Feliz
día...
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