20 de junio de 2024

MENOS DE 300: Febrero y marzo de 1936

 


Tras manifestaciones, revueltas, heridos y muertos por toda España en los últimos días de febrero y primeros de marzo del 36, Azaña conocía perfectamente todo, se lo ocultaba a AlcaláZamora y esperaba que los autores y sus compañeros de viaje del Frente Popular cejaran. En el fondo sabía que nadie renunciaría “a lo suyo”: había que borrar todo lo hecho en el llamado por la izquierda el “bienio negro”.

Las exigencias ¡¡exigimos!!, ¿les suena? se exigió que se repusieran e indemnizaran a todos los trabajadores despedidos por las huelgas políticas o por sus ideales en el año I934 (en la Gaceta se habló solo de indemnizar octubre, pero se exigió ¡todo el año!); se exigió la aplicación inmediata de la amnistía a todos los delitos de carácter social, incluidos ¡los delitos comunes!; se exigió que se llevaran a juicio a quienes, ¡según ellos!, cometieron arbitrariedades durante el período revolucionario de 1934, incluyendo a quienes fueron Gobierno: Lerroux y al presidente de la república, AlcaláZamora; se exigió la expulsión de los funcionarios que no fueran suficientemente republicanos, es decir: los otros, los malos, aquellos que no piensan y opinan como nosotros (división y polarización de la sociedad); y por último, se exigió, mucha inversión en obras públicas: ¡gasto público parar paliar el paro!

Los firmantes de esas exigencias eran los representantes del partido socialista, Felipe Petrel, y del comunista, Luis Cabo, y también José Rico y Leandro Pérez Urría, por los dos partidos republicanos que estaban en el Gobierno. La izquierda republicana se hizo cargo del Ejecutivo en solitario y los socialistas prestaban su apoyo desde fuera: vigilaban que se cumpliera el pacto electoral, con la esperanza que todo fuera a peor (cuanto peor mejor) y que llegará su momento.

 

 


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