En la masa de la sangre
llevo no dejar un libro sin terminar. Hace mucho tiempo, tanto que no recuerdo
ni cuándo ni cómo se llamaba o titulaba el comentario que aquí mismo hice, ni
tengo tiempo ni ánimo para buscarlo, di razones sobradas para dejar un libro a
medias cuando la circunstancia así lo exigía y los motivos eran suficientes.
Uno de las medidas era la edad del lector y yo rebasaba ya con creces esa
disposición: la edad no permite hacer filigranas en los filos de la vida…
porque cortan.
Adquirí el libro con la
ilusión de poderlo recomendar a algún alumno que diera pie a darle un empujón
por ese género. El libro tiene un diseño interno no tanto atractivo como
juvenil por informal. Tiene letras distintas, llamadas a un lado y otro,
comentarios resaltados, etc. y todo ello lo hace en apariencia fácil de leer a
quienes tengan costumbre de acogerse a obras así, que no es el caso… No me echa
eso para atrás, sino el índice. He dejado de leer en la página 59… Y me han
dado unas clases generales en pequeñas dosis sobre la historia de la poesía que
no pasan de ser un refrito –yo habría hecho igual- de cualquier obra que a la
historia de la poesía se haya dedicado… Esa historia estaba de más para la
intención con que adquirí el libro. Sigo con la segunda sección del libro y
vamos por los mismos caminos de historiar el verso, caminos de poética y de la
teoría literaria que siguen siendo poco arroz para un pollo que no necesitaba
yo tan grande. Quería algo más atractivo y, sin duda, aunque la autora lo haya
intentado con el diseño interno del texto y la redacción del mismo… no ha
logrado del todo o, al menos, conmigo.
Avanzo, echo un vistazo, y
leo con calma lo escrito sobre Lorca…, que no comparto. “Sobre todo” la poesía
española no se llama Federico, ni García Lorca… El Lorca poeta se ha ido
devaluando en favor del Lorca dramaturgo, si bien aquel impregna sus creaciones
teatrales. Lamento decirle que, siendo Lorca, un poeta excelente… la compaña
que le ha puesto: Juan Ramón y Machado, son palabras universales (y no se me
arguya que Lorca y Ortega son los escritores españoles más conocidos en el
mundo). Lorca, como decía un maestro mío, tuvo la suerte de que lo mataran y eso
da un marbete de excelencia (además lo mataron los fascistas), cosa que, por
ejemplo, Alberti, escritor que no lo es de mi devoción, tuvo sin embargo la
desgracia de llegar a viejo y hacer más tonterías de las que había hecho…
¡menudo galafate!
Durante años me enseñaron y
enseñé que el femenino de ‘poeta’ es ‘poetisa’ y de ‘gallo’, gallina que no ‘galla’*,
aunque admitiría, en cierto contexto relacionado con los huevos, el de ‘polla’.
La autora del libro, sin embargo, llama ‘poeta’ indistintamente a uno y otra. Yo
comprendo como decía Max a Mateo, el preso catalán, a quien nombró ‘Saulo’, que
“Soy poeta y tengo el derecho al alfabeto”, pero ha de recordar la autora que
ni ella es Max ni ganó un Nobel, ¡que aún está tiempo!, como Juan Ramón… En
fin, chocheras de la moda, me temo… ¡y las temo mucho!
En la página 59 se despide
el duelo y cada mochuelo a su olivo.
Yo recuerdo con agrado lo que nos enseñaron sobre poesía en el BUP, por don José Luis, en Badajoz. El profesor comentaba un texto, y después los alumnos aportábamos otros comentarios. Un abrazo, Antonio José, y felicidades por tu segundo nombre y por el martes 19.
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