4 de febrero de 2019

333-CHARLIE-SALIDA-ANDALUCÍA SELECTIVIDAD 2019 NUEVA PRUEBA DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA (02)



Me pregunto dónde pacerá el SINDICATO DE ESTUDIANTES.
NO HAN MOVIDO NI UN MÚSCULO.
CREERÁN ALGUNOS QUE PIENSAN, PERO NO ESTÁ DEMOSTRADO.

SELECTIVIDAD 2019

NUEVA PRUEBA DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA
(02)

1.   No entro, de momento, en detalles de la prueba porque si no está usted en el ajo, mal puede componerse y hacerse una idea… Vamos a las generalidades, digamos, de sentido común y daño general.
Quienes traen la noticia, un profesor de instituto y otro de universidad, los coordinadores, afirman que “creen” que la prueba será más larga y que posiblemente el tiempo sea aún más escaso que antes (que ya lo era). “¿Y no se podía hacer una prueba homologable a la enjaretada y que diera tiempo a los estudiantes para demostrar sus capacidades?”. Seguro que sí, señora, pero ya le he dicho que este examen -bien demostrado está- es una cata a ciegas. “¿Entonces?”. Es lo que se despacha, como en tantas realidades de nuestra España. No consta que se haya testado, un tiro al aire…

En la citada reunión se van desgranando comentarios al hilo de lo dispuesto legalmente (http://www.juntadeandalucia.es/economiayconocimiento/sguit/examanes_anios_anteriores/selectividad/sel_Orientaciones_lengua_castellana.pdf). Los profesores, aplicados llegan con la tarea leída, la mayoría sumisos, callan y escuchan, pero hay quienes empiezan a preguntar, dudar, cuestionar, a escamarse, a sospechar… sobre algunos de los planteamientos de los enunciados de la prueba. Quienes coordinan dan orientaciones a posibles respuestas a dichas preguntas que “creen” que pueden ser viables, correctas, razonables… Algunas de ellas no responden al enunciado de la pregunta, pero “se podría interpretar”, “creo que…”. Y usted se pregunta: “¿Y por qué no se hizo una redacción mejor, más concreta y unívoca?”. Servidor, señorita, lo ignora. Ya lo dijo allí una profesora clarito como el agua clara de la fuente. “Ea”, que se dice en Jaén. Para muestra un botón. En la redacción de la primera pregunta se interroga por dos asuntos, pero a la hora de calificar se hace sobre tres…

Pregunta 1. Enunciado: Identificar las ideas del texto y exponer de modo esquemático su organización (hasta 1,5 puntos).

Criterios específicos para la calificación de las preguntas:

Pregunta 1. 
Se otorgará un máximo de 1,5 puntos a la explicación adecuada de la organización de las ideas del texto si:
-  se identifican las ideas del texto;
-  se expone de modo esquemático la organización de las ideas;
-  se determina y explica, en su caso, el tipo de estructura textual existente.

Relea la pregunta y los criterios, por favor. Como observará la pregunta se divide en dos partes y se evalúan tres. Oiga, “¿Y por qué no se dice en el enunciado de la pregunta?”. Ya ve, servidor no gasta, va de coordinado.
Y así… los coordinadores apuntan la idea de que, cómo se iniciarán unos cursillos de corrección de la prueba, será ahí donde se consensúe si aquello que parece un pato, nada como un pato, y grazna como un pato ¡sea un pato! Probablemente sea un pato; el problema, en este caso, es que, pareciendo un pato, nada como un perro, y maúlla como un gato… porque el enunciado de la cuestión no queda claro si pregunta por conejos o liebres.

Oído a la tercera pregunta. Se enuncia así:

Pregunta 3: Dada una idea, elaborar un discurso argumentativo, entre 150 y 200 palabras eligiendo el tipo de estructura que se considere adecuado (hasta 2 puntos).

Como no podía ser menos, surge el debate sobre una respuesta que debe tener 150 o 200 palabras… Nunca, en más de tres décadas, medí las composiciones, ni los comentarios de mis alumnos por metros ni al peso ni por palabras. “A eso -argumentan los coordinadores- están los alumnos acostumbrados a hacerlo en inglés”. Es decir, que se trata de aplicar la conmutativa, y adiestrarlos a ello en español. “¿Y si el alumno se pasa de 200 palabras?”, preguntan varios, azorados. “No ocurre nada… ¡si no se pasan mucho!”, contestan los coordinadores. “¿Y cuánto será mucho?”, me pregunto en mi ignorancia. “Y entonces, ¿pueden hacer la composición de 300 palabras?”. “Sí. No pasaría nada”, contesta… “¿¡Y eso es posible!?”. Servidor no sabe cómo contarán las palabras los correctores cuando le den más de cien exámenes, con tamaños de letras diversas, e ignora dónde estará el límite: si en 300, diciendo la ley un máximo de 200, ¿o por qué no en 400? Ya le digo, caballero, servidor no es ni contable, ni agrimensor, ni topógrafo… Servidor era profesor de Literatura y Lengua españolas.


Y mientras, nuestros hijos y alumnos, competirán contra los mejores. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario