Me pregunto dónde pacerá el SINDICATO DE ESTUDIANTES. NO HAN MOVIDO NI UN MÚSCULO. CREERÁN ALGUNOS QUE PIENSAN, PERO NO ESTÁ DEMOSTRADO. |
SELECTIVIDAD
2019
NUEVA
PRUEBA DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA
(02)
1.
No entro, de momento, en detalles de la
prueba porque si no está usted en el ajo, mal puede componerse y hacerse una
idea… Vamos a las generalidades, digamos, de sentido común y daño general.
Quienes traen la noticia, un
profesor de instituto y otro de universidad, los coordinadores, afirman que “creen” que la prueba será más larga
y que posiblemente el tiempo sea aún más escaso que antes (que ya lo era). “¿Y
no se podía hacer una prueba homologable a la enjaretada y que diera tiempo a
los estudiantes para demostrar sus capacidades?”. Seguro que sí, señora, pero
ya le he dicho que este examen -bien demostrado está- es una cata a ciegas. “¿Entonces?”.
Es lo que se despacha, como en tantas realidades de nuestra España. No consta
que se haya testado, un tiro al aire…
En la citada reunión se van
desgranando comentarios al hilo de lo dispuesto legalmente (http://www.juntadeandalucia.es/economiayconocimiento/sguit/examanes_anios_anteriores/selectividad/sel_Orientaciones_lengua_castellana.pdf). Los profesores, aplicados llegan con la tarea
leída, la mayoría sumisos, callan y escuchan, pero hay quienes empiezan a
preguntar, dudar, cuestionar, a escamarse, a sospechar… sobre algunos de los
planteamientos de los enunciados de la prueba. Quienes coordinan dan orientaciones
a posibles respuestas a dichas preguntas que “creen” que pueden ser viables,
correctas, razonables… Algunas de ellas no responden al enunciado de la
pregunta, pero “se podría interpretar”, “creo que…”. Y usted se pregunta: “¿Y
por qué no se hizo una redacción mejor, más concreta y unívoca?”. Servidor,
señorita, lo ignora. Ya lo dijo allí una profesora clarito como el agua clara
de la fuente. “Ea”, que se dice en Jaén. Para muestra un botón. En la redacción
de la primera pregunta se interroga por dos asuntos, pero a la hora de calificar
se hace sobre tres…
Pregunta
1.
Enunciado: Identificar
las ideas del texto y exponer de modo esquemático su organización (hasta 1,5
puntos).
Criterios
específicos para la calificación de las preguntas:
Pregunta 1.
Se
otorgará un máximo de 1,5 puntos a la explicación adecuada de la organización
de las ideas del texto si:
-
se identifican las ideas del texto;
- se
expone de modo esquemático la organización de las ideas;
-
se determina y explica, en su caso, el tipo
de estructura textual existente.
Relea la pregunta y los
criterios, por favor. Como observará la pregunta se divide en dos partes y se
evalúan tres. Oiga, “¿Y por qué no se dice en el enunciado de la pregunta?”. Ya
ve, servidor no gasta, va de coordinado.
Y así… los coordinadores
apuntan la idea de que, cómo se iniciarán unos cursillos de corrección de la
prueba, será ahí donde se consensúe si aquello que parece un pato, nada como un
pato, y grazna como un pato ¡sea un pato! Probablemente sea un pato; el problema,
en este caso, es que, pareciendo un pato, nada como un perro, y maúlla como un
gato… porque el enunciado de la cuestión no queda claro si pregunta por conejos
o liebres.
Oído a la tercera pregunta.
Se enuncia así:
Pregunta 3: Dada una idea,
elaborar un discurso argumentativo, entre 150 y 200 palabras eligiendo el tipo
de estructura que se considere adecuado (hasta 2 puntos).
Como no podía ser menos,
surge el debate sobre una respuesta que debe tener 150 o 200 palabras… Nunca,
en más de tres décadas, medí las composiciones, ni los comentarios de mis
alumnos por metros ni al peso ni por palabras. “A eso -argumentan los
coordinadores- están los alumnos acostumbrados a hacerlo en inglés”. Es decir,
que se trata de aplicar la conmutativa, y adiestrarlos a ello en español. “¿Y
si el alumno se pasa de 200 palabras?”, preguntan varios, azorados. “No ocurre
nada… ¡si no se pasan mucho!”, contestan los coordinadores. “¿Y cuánto será
mucho?”, me pregunto en mi ignorancia. “Y entonces, ¿pueden hacer la
composición de 300 palabras?”. “Sí. No pasaría nada”, contesta… “¿¡Y eso es
posible!?”. Servidor no sabe cómo contarán las palabras los correctores cuando
le den más de cien exámenes, con tamaños de letras diversas, e ignora dónde
estará el límite: si en 300, diciendo la ley un máximo de 200, ¿o por qué no en
400? Ya le digo, caballero, servidor no es ni contable, ni agrimensor, ni
topógrafo… Servidor era profesor de Literatura y Lengua españolas.
Y mientras, nuestros hijos y alumnos, competirán contra los mejores. |
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