3 de mayo de 2018

305-CHARLIE-SALIDA- ¿En qué nómina están los manifestantes en horas laborales?




Querido charlie:

Tú que has vivido tanto, tú que sabes de tanto con esa filosofía de la calle mamada en las barras de los bares, en el mármol de las tabernas y de las tascas… En tertulias de parque y pipas, en jugadas mil de dominó… Tú que sacaste siempre matrícula en la asignatura de Mundología y se te otorgó cátedra de la materia por petición popular…Tú que hablaste con tantas y tantas personas tan varias, que viste y meditaste a solas y con otros, que eres leído y escribido…, coño, déjame que te pregunte, tú.

Te cuento. No había cumplido los 21 años y ya empecé a estar dando clase. Me metieron en un aula con tres años, cumplo 57 y en ellas sigo. Doy mis clases, preparo mis clases, he dispuesto apuntes, metodologías, estrategias y biblias en verso sobre educación… ¡las que no están en los escritos! He dado más clases que años tiene el palo de la bandera del TEAR… y aún me sigo preguntando, y te pregunto: cuando veo las noticias y observo que cientos o miles de personas en horario laboral acuden a protestar a la puerta de cualquier organismo: juzgado, hospital, delegación del gobierno, calle arriba o calle abajo, con sus pancartas, con sus eslóganes ensayados, con sus bicis y una semana de marcha de protesta, con sus camisetas para el encuentro… Me pregunto, charlie, ¿todos estos payos dónde trabajan, a qué se dedican, de qué coño viven…? Yo desde antes de tener uso de razón no podría asistir a las 11:00 a la manifa -como dicen los postgilipollas ahora- para protestar de que estoy hasta los mismísimos hue…sos de tener el mismo sueldo durante años, más problemas en el empleo, más impuestos, más ruido y mierdas en las calles… Para decirles a los políticos, a muchos de ellos, que son un truño seco en mitad del carril… Que me molestan sus razonamientos irracionales para bebés de teta, sus distintas varas de medir, su indecencia, su falta de vergüenza y de dignidad… Que ya se pueden reír de su madre, viva o muerta, que de mí no lo hacen. ¿Se puede saber a qué hora salgo yo a la calle a decir todo eso… si estoy metido en un aula diciéndoles a mis alumnos que no se miente, que Manrique fue un excelso poeta, que don Camilo fue premio Nobel, que no es necesario dar voces para hablar con el otro ni dar un portazo para cerrar una puerta…?, y mientras, charlie, esos ingentes rebaños de gentes españolas… ahí están con sus pancartas, sus banderas, sus gritos, sus pinturas y su coña marinera. Y… ¿dónde laboran, de qué nóminas cobran, qué venden…? Yo estoy encerrado. Los miro y los hay de todas las edades y, por supuesto, no son jubilatas… Los jubilatas se levantan cuando quieren o les dejan los nietos o sus nueras, beben vino en la taberna que quieren, van a protestar o a dormirse la siesta del carnero a la hora que les brote…, pero ¿y esos seres jóvenes…? No te insisto, charlie… ¡de qué… coño… viven!

Espero tu respuesta, pero te adelanto, me temo, que muchos de ellos viven de tu declaración de la renta y la mía -¡¡míralos!!: los hay para todo, para un roto y un descosido-. Si yo pudiera, que no puedo, porque estoy en el currelo, me acercaría a hacer una encuesta para preguntarles. Fíjate que, sin embargo, me temo, me falta el cuajo de hacerlo… y cada vez más me voy apuntando en el club de fans de Ochoa, el tío ese de Dios no come caracoles…, que echó por la calle de en medio porque le debían de dolor los hue…sos como mí de mamar tanta porquería.

Espero, muy de veras, que me des cuenta y razón de este asombro mío…

Tucho Castelo.




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