Pensamos
con palabras. Nombramos la realidad con ellas. La carencia de vocabulario nos
impide expresar lo que deseamos. Ese “Lo sé, pero no sé cómo decirlo” es igual
a “¡En realidad no lo sé!”. Te falta el léxico necesario para articular la
realidad que crees conocer y se hace incomunicable porque, sencillamente, no
está, no ha llegado a conformarse. El psiquiatra tiene más problemas con el
enfermo que debe expresar su padecer que el traumatólogo a quien el enfermo le
puede señalar un tobillo hinchado, por ejemplo, con perdón de la comparación
gruesa.
Hace
muchos años, conté entre un grupo de profesores una anécdota que es real.
Andaba yo por allá, donde se hablan otras lenguas poco evolucionadas (lenguas
hechas con la frescura del campo, del mar y al calor del ganado). Unos niños la
usaban. No entendía yo qué se decían. Mi reflexión ante la brevedad de esa
lengua fue sentir pena. Si esos niños solo hablaran esa lengua, posiblemente
muchas realidades quedarán fuera de su pensamiento y esto podría impedir partes
amables de realidad felicitaria perdida para siempre. Hubo profesores que
vivían de esa lengua que se enfadaron. A ver, la realidad es muy testaruda.
La
lengua en que hablamos nos condiciona. Su vocabulario, su léxico, sus
significados, su conocimiento o su ignorancia ponen trabas o nos conducen… Si
usted o yo habláramos en alemán o copto seríamos personas distintas, pues
percibiríamos la realidad como es, pero al nombrarla de distinto modo esos
matices nos condicionarían. La lengua es medio de comunicación con los demás y
con nosotros mismos.
¡A
donde voy! ¿Cómo se enseña el vocabulario en español en nuestras escuelas?
Cenicienta de la enseñanza de la asignatura de Lengua es la llamada expresión
oral: no se enseña a hablar, salvo las correcciones incidentales de los
alumnos, ni se sabe cómo. El vocabulario que afecta al área toda, y al resto de
las asignaturas, tampoco se enseña salvo las pocas palabras de los manuales y
las que hay de otras asignaturas. Había, y supongo que habrá, sesudos estudios
de las palabras que usan los niños en determinadas edades, qué palabras
convendría que aprendieran, etc. ¿saben los maestros, y profesores en general,
de qué estudios hablo? Me voy a Internet que de casi todo in-forma y ahí envío a quienes tengan interés (busquen en el
Instituto Cervantes, la tesis del Dr. Moreno Ramos…).
Es
cierto que el vocabulario latente, o pasivo, siempre es mucho… Es cierto que el
uso del diccionario no siempre es el modo de incorporar de modo automático,
para quienes los ignoran, los significados y la existencia de palabros que, en
ocasiones, se refieren a ámbitos alejados de la vida cotidiana, nuestros
ámbitos propios de actuación, etc., pero me van a permitir que rompa una lanza
en favor de esos diccionarios, pobres diccionarios, compilados con un trabajo
extremo por personas de tenacidad e intereses altruistas que resultan
admirables: Julio Casares, María Moliner, Corominas y Pascual, tantos y tantos
lexicógrafos que han trabajado y trabajan para la RAE… Vocabularios de áreas de
España recopilados a base de esfuerzos ímprobos y sudores muy particulares: el Vocabulario andaluz de Alcalá Venceslada
-y barro para casa-, el vocabulario de panocho (que me robaron unos conocidos a
quienes espero que les sirva para mucho y que no puedo citar a su autor por lo
ya dicho -¿Pedro Lemus y Rubio, amigo de mi abuelo?-).
Perdonen
que, una vez más, me arrime a las causas perdidas y los trabajillos que me
llevan a la quiebra, no más. La mano invisible de Hegel no será la que enseñe
nuestro léxico a nuestros escolares y nuestros chicos. Si alguien espera que
esto tenga remedio no sé sabe cómo ni cuándo…, que se dé ya por vencido. Hay
que poner medios. Conviene enseñar a los niños que, en esos medios tan
maravillosos, como son el teléfono que todo el santo día tienen en sus manos y
las tablets y los ordenadores tiene
acceso a maravillosos diccionario… Y ellos bien puede desecar sus ignorancias,
como yo lo hago con las mías a diario, en esos diccionarios.
Maravilloso!!!
ResponderEliminarSeamos serios: "maravilloso" es lo que sale de sus fogones, maestro... el resto es para entretener antes y después, pero en medio... ¡lo que usted sirva...! Gracias.
EliminarMe gusto.
EliminarNo tengo palabras (broma)
Me pareció interesante lo que has escrito.
Y es una sorpresa descubrir este blog. Aunque ya había visto tu perfil.
Daré visitas a tus escritos.
"El profesor de lengua lo tiene que saber todo" o "seguro que no sabe lo significa" - vitorean mis alumnos cuando les digo: - busquen, sabereen, descarguen una app que sea útil.
ResponderEliminarDemasiada información para un mundo cada vez más desinformado.
Totalmente de acuerdo con usted, don Antonio. Por cierto, acabo de terminar su libro "Dios no come caracoles". Muy buena trama y perfil de los personajes.
¡Espero comentarlo en alguna barbacoa en casa de Mari Luz!
Un abrazo.
Ese comentario de una persona como usted tiene un fundamento serio que me interesa mucho. Usted, me consta, sabe de qué habla... Espero que haya terminado el curso con bríos y, si no, ya habrá retomado fuerzas en lo que llevamos. Muchos recuerdos a "su compañero de piso" (me dicen que no es correcto políticamente decir: marido, esposo, compañero, pareja, novio, novieta... ¡y he pensado en esta fórmula... "compañeros de piso"). Con cariño,
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