Katherine Whitmore |
Llevaba
años tras este libro agotado (me dicen que ofrecen por él ¡más de 1000€!). El
problema me lo soluciona mi secretaria trayéndolo de la biblioteca pública, por
donde sí hará mil… años que no pasé. Muchas gracias.
Inteligencia dame el nombre… La relación
entre Pedro Salinas, hombre casado, padre de dos hijos, con su alumna Katherine
Reading (más conocida con su apellido de casada Withmore) me deja estupefacto. Lo
reconozco.
Esta
relación me avecina a la correlación necesaria, considero, entre belleza y
bien. La relación entre Salinas y Reading es una relación adúltera que se va
tapando y tejiendo bajo un manto de seda, que deja a la mona… la mar de mona,
porque ellos son plenamente conscientes de ello y de sus razonadas sinrazones.
Desde los primeros meses de su relación saben que están haciendo un daño
terrible a terceros.
Desde
la primera carta que él escribe (recuerdo al lector que no se conocen hoy las
escritas por ella a él) se desprende la idea del remordimiento. Son personas a
quienes entiendo con cierta formación moral, ética o religiosa (como Salinas
confiesa, recibió, mejor o peor, en casa de sus abuelos cierta formación
religiosa; estaba bautizado en la Iglesia católica, pero él no actuó como
católico en su vida adulta). Tienen claramente la idea del mal que se realiza
(de pecado) y de la doble vida de la que Salinas de continuo habla en sus
cartas… ¿Cómo sería la mirada de él a su esposa Margarita? ¿De qué hablaban
durante el almuerzo? ¿Cómo trataba a sus hijos? ¿De qué hablaba con todos ellos?
¿Cómo eran las relaciones íntimas entre los esposos? Margarita Bonmatí,
descubierto el adulterio, intentó suicidarse tirándose al río en Aranjuez: ¿cómo
se excusó Salinas?
Pensé
yo, ¡hace ya tantos años!, que el amor de Salinas por su alumna fue un amor
platónico (como así imaginé el de Machado con Pilar Valderrama). Me temo que
era –y lo sigo siendo- un iluso. Salinas no habla de un amor platónico, sino de
un amor encarnado, carnal, corpóreo, y él así lo manifiesta en sus cartas.
Me
cuesta comprender la excusa, la mentira, del marido que dice haberse enamorado
de otra -generalmente más joven y guapa que su esposa- para abandonar a su
mujer, pero ese marido por lo menos ha tenido el valor de renunciar, de dejar,
de romper, de no seguir destrozando a esa persona…, pero ¿y ese mantener una
relación -¡tal y como la concebimos en occidente no ha tanto!-, mantenida
durante años, con dos mujeres a la vez, una esposa y una amante, una querida,
una…? ¿No es acaso una deformación personal enfermiza ese querer obturar la
vida de las amadas, ambas, suponiendo que las amase a ambas por igual cosa poco
probable? Se me antoja terrible. De esquizofrenia de manual. ¿Dónde está el
Pedro Salinas sensible al arte, la naturaleza, la belleza…?
Mientras
leo estas cartas se me van cayendo los palos del sombrajo y me quedo inerme y a
la intemperie. ¿Qué ha sido de la luminosidad aparente de los poemas, sobre
todo, de La voz a ti debida? Una
superchería. Brillo de baratija. No creo en la sinceridad de lo escrito. Ensayo
y no pesan: todo es ganga.
No
había tanta distancia de edad, como yo creí entre Reading y Salinas. Cuando
Salinas conoce a Katherine ella tiene ya 33 años, no es una chiquita, ni una
adolescente…, sino una mujer hecha y derecha: ¿por qué si quería casarse no lo
hizo ya, pues edad tenía para ello y más aún en ese momento, por muy yanqui que
fuera, el casorio era asunto de los veintipocos? Él cree saberlo (varios
fracasos amorosos, me consta, más lo que él añade) y así se lo dice en la carta
53 de 5 de enero de
1933: ella quiere sentirse libre (?): “te has resistido a entregar
tu libertad, tu independencia en el amor, a la fórmula matrimonial” (p. 127),
le dice él de modo incomprensible para mí: la libertad se despliega en el
compromiso y la responsabilidad. La libertad bien puede optar por no elegir,
pero se debe entender una libertad más amplia la que elige realidades más elevadas
del ser, como tantas veces él afirma. No: ella no elige por egoísmo, por temor,
por… y mantiene una relación abocada al fracaso, como así fue.
¿Cómo
ella se va dejando enredar en sus telarañas de quien era su profesor y apenas
unas semanas después… ya siente, parece, un tremendo remordimiento, pero es
incapaz de cortar? Ante el inmenso fajo de billetes del bancario el cliente no se
limita a robarlos y alega que no pudo contenerse; tampoco corre el cliente con
la joya que el joyero le muestra al ver la puerta abierta… ¿Por qué, sin
embargo, tendemos a justificar esa tendencia menos racional del hombre con un
“se ha enamorado” que quiere, insisto, justificar lo injustificable y además
mantiene, dado el caso, una doble relación? Son las nueve cabezas del animal que arremeten
contra la racionalidad de la décima cabeza.
Pedro Salinas y su esposa Margarita Bonmatí |
Lo que más me ha gustado es eso de que generalmente los hombres se enamoran de otra más joven y guapa. Es usted un genio Don Antonio José
ResponderEliminarUn artículo más bien reaccionario, incapaz de entender las locuras que lleva implícitas todo enamoramiento profundo y sincero, máxime si el enamorado tiene una sensibilidad a flor de piel y su amor va, a la vez, acompañado de otro amor (diferente, pero también amor) a los más desvalidos del planeta Tierra. ¡Salud y buen domingo!
ResponderEliminarBuenos días, Julandrón: Sería hipérbole afirmar, caballero, que todo lo entiendo, pero creo que sí soy capaz de poner nombre a las realidades del mundo. La traición a la esposa por un “enamoramiento profundo y sincero”, etc. se llama imprudencia, injusticia, deslealtad… Cuando se produce ese enamoramiento insondable y abisal (póngasele toda la seda que se desee a la mona)… la traición ya fue. Sí, claro que conozco la debilidad humana por ser testigo continuo de la mía, pero no la justifico: no me engaño, no me miento… ¡Que tenacidad la de la realidad, Julandrón! Un saludo.
ResponderEliminarPor cierto, le contaré, quizá lo sepa: Felipe II nunca contestaba las cartas anónimas que le eran entregadas en la calle. So JULANDRÓN se esconde ANÓNIMO que se me antoja cobardía. Por educación le publico el comentario y le contesto.
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