Querido
charlie:
Siempre
defendiste el inequívoco aserto que afirma que quien lechón nace, marrano muere; viéndote morir, y sus
consecuencias, no pudo dejar más claro el refrán. La incapacidad cívica española
de reconocimiento y respeto al otro es morrocotuda, férrea, inasible al
desaliento... A la delicadeza cívica aquí se
la llama mariconada, cursilería, afectación…
Sacar
la basura al contenedor por las mañanas es animante, pues ayuda al
viandante a que el paso avive.
Arrastrar
las sillas es composición musical que ilustra y tiene fuerza evocadora para el vecino de abajo: todo un
detalle musical. Napoleón lo dijo.
Lavarse,
cambiarse de ropa con cierta frecuencia, usar desodorante es presunción y
vanidad que no pulcritud y deferencia con el otro: una pura arbitrariedad condenable por amanerada... El hombre y el oso, cuanto más huelen, más hermosos.
El
conversar, hablar, razonar… a voz en cuello es didáctica por percusión.
Interrumpir
la conversación de otros, por un interés y con afanes propios, es
espontaneidad extrovertida: pura naturalidad.
Cerrar
las puertas con portazos estentóreos y con vivo temblor de marcos y tabiques son
otros modos de decir adiós, cargados de personalidad.
Tirar
papeles, colillas, envoltorios, envases al suelo… es la prudencia de quien no
desea perderse y volver a casa por los altos andamios de la mierda y la basura.
Ceder
el paso, al andar o en vehículo, dar las gracias y pedir por favor, sonreír…
son chocheces de viejas, ya se sabe: disecan al perro cuando se les muere.
Hablar
donde se estuviere recio e inflexible es muestra comprobada de ignorancia,
que denota pura estulticia y arrogancia.
Evitar
dar el intermitente del coche, pone un punto de amable misterio en la
conducción a quien va detrás de nosotros: y es siempre de agradecer ese detalle.
Suma
y sigue, charlie. Ya lo decías tú: ser educado comporta ser inteligente y la
inteligencia no está al alcance de cualquier fortuna.
Diagnosticado
el lechón… No debe intentarse ninguna solución por vía educativa: vano intento.
Quien lava al lechón pierde el tiempo y el jabón. Paciencia y a barajar porque
a todo cerdo le llega su san Martín.
Tucho Castelo.
ya sabes, lo que dice la biblia, come bien y c......!!! Oye como expertoque eres de picaresca dedícale algo al pequeño Nicolás, español, que es todo un poema de la situación
ResponderEliminarhttp://caraacara.blogspot.com.es/2014/10/el-pequeno-nicolas-el-espanol.html
me ha gustado lo del jabón lavando al lechón...
ResponderEliminarTe contaré por menudo la genuina "historia del lechón", ya iniciada, que a casi todos, según el evangelio de san Juan y lo escrito por Erasmo en ELOGIO DE LA ESTULTICIA, nos afecta en distintos grados. Si mucho mucho... ojo... Lo justo.
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