10 de diciembre de 2013

Valle-Inclán: MARTES DE CARNAVAL: LAS GALAS DEL DIFUNTO. LOS CUERNOS DE DON FRIOLERA. LA HIJA DEL CAPITÁN. (II)



           Leer a Valle es disponerse a aprender con él en las fuentes vivas del vocabulario variopinto de lo vulgar y lo culto, lo hispánico y el español del otro lado del charco. Asistimos al alumbramiento del vocabulario de la germanía, el verbo barriobajero y marginal, lo tabernario y lo vulgar, junto a términos de jergas, neologismos, palabras que cobran nuevos rebrillos al deformarse o conformarse en contextos dialógicos solo imaginables por el genio y es allí donde la palabra nace y se rehace, cobrando, por su pronunciación deformada, o por su sentido, un significado asombroso, casi mágico.
         Apunto algunas expresiones: “una hembra tan barbi”, que interpreto como un neologismo por acortamiento léxico, derivando barbi, entiendo, de barbiana, es decir: desenvuelta, airosa, gallarda, achulada, arriscada… (En el Diccionario de argot español, de León se puede hallar este término; pero no en el de Delfín Carbonell). “Un kilo de billetaje”, “Estirar el remo”, “aflojar los busilis”. Me hace gracia el oído de Valle que juega con esa expresión que a veces aún hoy, entre quienes menos se espera, se oye: “¡Me es inverosímil!”, dice el ignaro pedante por “Me es indiferente”. Naturaca por naturalmente; aciclonada neologismo derivado del sustantivo ciclón que daría el verbo aciclonar y de este el citado participio: ¡menuda tarasca! “Combina de mucho pote” por combinación, asunto, ocupación de mucha importancia (pote, seguro derivado de postín, palabra derivada del caló o gitano como afirma Corominas y recoge Tineo Rebolledo en su Diccionario Gitano-Español). Cabildear, pendonada, zarandazo, chamelista, mamasita… Maricuela por marica, de por sí, diminutivo de María y por tanto, maricuela… más aún, pues dudo de su origen del español chileno, maricueca. Guinda que es otro acortamiento léxico de guindilla, ‘guardia’, en sentido despectivo. “Una hembra tan de buten”, es decir, ‘Una mujer hermosa’…
         Cruzan por este teatrillo de la España astrosa y ridícula, la España trágica sin tragedia, porque eso es el estafermo que nos retrata Valle de la España de los veinte: la tragedia española no es una tragedia, escribe. Espadones de más o menos estrellas o galones se cruzan por sus páginas, recordemos al capitán Pitito, capitán de los équites municipales; don Friolera, ese teniente tonante y tronado; bohemios, pelmas, toreros, chulos de navaja y con coima, o sin puta ni navaja, organilleros, churreros, taberneros, libreros, camareros, camelistas, trileros, putas distinguidas sin distinción alguna… Es la vida que bulle entre las páginas de Valle.
         Permítame el lector que me alargue por un regalo que deseo hacerle, la reproducción de un par de acotaciones del genio gallego. De suyo estas acotaciones, escritas, leídas, son un espectáculo y un regalo de este modelo estético.
ESCENA CUARTA

         Una rinconada en el café Universal: Espejos, mesas de mármol, rojos divanes. Mampara clandestina. Parejas amarteladas. En torno de un velador, rancho y bullanga, sombrerotes y zamarras: Tiazos del ruedo manchego, meleros, cereros, tratantes en granos. Una señora pensionista y un capellán castrense se saludan de mesa a mesa. Un señorito y un pirante maricuela se recriminan bajo la mirada comprensiva del mozo, prócer, calvo, gran nariz, noble empaque eclesiástico. La SINIBALDA, con mantón de flecos y rasgados andares, penetra en el humo, entre alegres y salaces requiebros de la parroquia. Se acoge al rincón más oscuro y llama al mozo con palmas.

         Entran el andoba del organillo y un vejete muy pulcro, vestido de negro: Afeminados ademanes pedagógicos, una afectada condescendencia de dómine escolástico. El peluquín, los anteojos, el pañuelo que lleva a la garganta y le oculta el blanco de la camisa como un alzacuello, le infligen un carácter santurrón y sospechoso de mandadero de monjas. Le dicen el Sastre Penela. En voz baja conversa, con la Sini. El golfante le muestra una fotografía entre cínico y amurriado.

         ¿Está Valle vivo en el mundo de los lectores?, me pregunto. ¿Qué sería de Valle si Luces de bohemia no fuera lectura aconsejada-obligatoria en tantos distritos universitarios para la selectividad? ¿Si no fuera por Luces qué alumbraría hoy Valle?

         De momento, servidor, ante faenas como estas obras cree que solo resta achantar la mui y hacer mutis por el foro y para más señas, Ruiz Fernández, Ciriaco, El léxico del teatro de Valle Inclán (Ensayo interpretativo), EDICIONES UNIVERSIDAD DE SALAMANCA, Salamanca, 1981.

No hay comentarios:

Publicar un comentario