10 de marzo de 2013

¿Vargas Llosa estorba?



               Querido R:

              

               Recibo en un correo tuyo, un artículo de Vargas Llosa, Mario para sus amigos, en el que se nos revela, por lo menos, para mí, como un gran vaticanista, un gran estudioso de la historia de la Iglesia y un excelente consejero que la Iglesia se pierde por su condición de ateo convencido, porque cada uno es lo que puede, lo que quiere, lo que le dejan o, sencillamente, aquello que más le interesa. (El artículo lo pueden ustedes hallar publicado, ¡cómo no!, en El País).

               Entiendo que tú me lo envías apresurado y creyendo que estas letras del peruano son causa laudatoria para el recién dimitido Benedicto XVI, hoy Papa emérito; sin embargo, como no podía ser menos, el artículo no tiene nada de encomiástico y es, sin más, un ataque a la Iglesia católica y sus creyentes todos, con independencia del lugar que ocupen en la esposa de Cristo.

               Para el incrédulo o el indiferente, para el ignorante y el escéptico, la Iglesia puede asemejarse a la ONU, al FMI, a la OTAN, al Real Madrid o el Barça, a Amnistía Internacional o a los Boys Scouts, mas para quienes somos católicos y creyentes, con algo de formación, la Iglesia es la Madre de todos y la Esposa de Cristo, es decir: una realidad con la que no se bromea, un amor que, fruto de una fe y una creencia regaladas por Dios, inundan y comprometen la vida de la persona toda… ¡y con eso no se juega, mi querido amigo, porque es algo más que las cosas de comer! Ortega lo explicó. Es por ello, que cuando a uno le mientan de mal modo a su madre, se la pone entredicho, se la insulta…, pues eso: se le inflama la sangre y se hincha la vena del celo que da el amor –que no de la ira- y uno, a duras penas se sujeta y calma, pues esos primeros movimientos no están siempre a manos de los hombres, que decía el clásico, y como ejemplo que le pregunten a Malco, que perdió la oreja en la detención de Cristo en el Huerto de los Olivos.

               El artículo del peruano se desliza entre los renglones con la suavidad que le procura un artista de la palabra, entre la grandilocuencia hiperbólica de algunas de sus afirmaciones, sus maldades sembradas con desaliañado mimo, los lugares comunes y supuestas alabanzas a la Iglesia y al Papa emérito: melcocha que envuelve veneno.

               Comentaba Zubiri, no sin razón, que es curioso cómo los ateos consideran que debemos ser los creyentes quienes debiéramos demostrar la existencia de Dios; eso mismo pensamos los creyentes que deben hacer ellos, los ateos; y a los agnósticos…, esos perezosos (me lo enseñó, con otras palabras, un excelente profesor de Literatura) tanto parece darles que sea blanco o más bien tirando a chocolate. Lo que es curioso, sin duda, pero tiene su explicación, es la ocupación y preocupación animosa que muestran tantos ateos por comentar lo que sucede en casa ajena y muy particularmente en al Iglesia católica, cosa de la que con tanto ahínco se ocupa don Mario. En 1511 palabras que contiene el artículo, dos folios y medio largos, hablando del Papa y de la Iglesia… ni una sola vez se cita a Dios… ¡Ni una vez! Esto ya nos da idea de la visión que Vargas puede darnos de Dios y de su Iglesia.

               Sentado esto, ya con calma, leído y meditado el artículo perpetrado por Vargas Llosa, te diré que no me extraña en absoluto lo que el peruano escribe. Su condición de ateo lo atiza, pero lo que promueve estos escritos, las críticas acerbas contra quienes supuestamente ni les van ni les vienen es el rencor contra la excelencia, mi querido amigo. Sí, así lo llamaba Julián Marías, de él lo aprendí, y me parece ajustadísimo al caso. La inteligencia es astuta y el soberbia levantisca y así se dice el sujeto: “Como no puedo alcanzar la grandeza del otro, sus cualidades, sus virtudes, su excelencia… y callar no puedo (me pagan por hablar y escribir, por opinar) arremeto contra ello movido por la envidia, que da pie al rencor. Alabar al otro supondría menoscabo de mi persona (¡YO QUE SOY TAN IMPORTANTE! Todos somos importantísimos para nosotros mismos) y así Vargas Llosa nos lanza un fervorín penoso, una pesada alicantina, una homilía amarga, pues en ella nada hay de amor, mas sí da de comer a quienes como él promueven estos aquelarres. Para quienes tenemos dos dedos de frente, nos produce pena y lástima que una persona de su supuesta calidad se rebaje al lodazal que ha escrito, donde hozan felices quienes como él opinan: los rencorosos, los envidiosos, los  resentidos, los desgraciados sembradores del odio que no dan, sino coces contra el aguijón.

4 comentarios:

  1. Muy bueno Monsieur Alcalá!!!!. De todos modos Vargas Llosa dice que se ha leído la spe salvi y la vida de Jesús de Joseph; yo creo que no se lo ha leído , el anacrónico es él...

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  2. Conociéndolo seguro que tiene mucho más que decirle... Si dice usted que lo ha leído y meditado... Me gustaría saber el resto...

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  3. Conocido común tenéis. Sería interesante que le hiciese llegar tu opinión como la suya a ti te a llegado por otro.

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  4. Disculpen que no haya contestado a los comentarios y que esté el blog un poco manga por hombro. Es la vida en rama empuja.
    Al anónimo del día 10 le doy la razón con una continuación de la entrada anterior... ¡que aún tiene más hilos y más comentarios! Un texto de un premio Nobel no merece menos y su calidad y categoría los merecen. Si desea más... ¡Pídalos!
    Al anónimo del 17, cuyo autor sí sé quién es, le pido perdón porque no sé si lo había firmado o como anónimo en esta página, pero al desear publicarlo se esfumó. Lo siento. Dani A. de. S. dice que solo contestan quienes tienen mucha clase y mucha altura moral que arranca de su conocimiento personal, del mundo, de su actividad y de su humildad... Ignoro si lo tienen de quienes usted me escribe. Con afecto a todos.

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