27 de marzo de 2013

García Márquez: CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA




        Ignoro si es hiperbólico afirmar que volver a García Márquez es regresar a un mismo tiempo y un mismo espacio. El lugar, el Caribe, y un tiempo que desconozco cómo denominar: ucrónico, anacrónico ¿o es sencillamente un tiempo atemporal, intemporal, un tempo sin tiempo?

         Por diversas razones leí tarde a García Márquez en mi precoz carrera lectora. Me sigue llamando la atención este escritor más por la limpidez neurótica y eficaz de su prosa que por lo que cuenta, que tiene mucho, si se me permite la irreverencia metaliteraria, de simpática sandez. Cierto que no me desagrada el equilibrio entre cómo cuenta y lo que cuenta. Releo ahora Crónica de una muerte anunciada porque la pusieron como lectura obligatoria, o sugerida, para 2º de bachillerato y me parece elección acertada, si bien se me antoje discutible por qué estudiar a este autor de nuestra lengua, castellana la llama él, en nuestra Historia de la Literatura patria y etcétera.

         Los personajes de G. M. tienen todos, como los hijos de mi vecino, largas historias sin Historia alguna. Sin fechas seguras. Hechos situados en lugares inciertos. Sus vidas transcurren en situaciones equívocas e inexplicables en el fondo, si no es de la somnolencia producida, parece, por soporíferos y confusos sueños. Los personajes deambulan en soledad, que no solitarios, entre sus familiares, sus amigos o sus enemigos, entre los fantasmas vívidos o equívocos de sus antepasados. Van y vienen, pero siempre bajo un halo de cierto automatismo, como si fueran hijos, nietos y biznietos de autómatas, de dominguines que se mueven inercialmente tras el empujón inicial del autor que narra lo que le dictan otros que vieron o creyeron ver o que él mismo no está seguro de haber visto u oído o quizá todo en uno y a la vez. Extrañas a la propia realidad, sus figuras de incierta y oscura presencia, permanecen de continuo, pero desvaídas en un sí es no siendo y estando.

         Todos los espacios descritos los hallamos nimbados por una capa ambigua de tristeza singular y continua. Entre un gris y un amarillo caribe caluroso y triste se mueve todo. Los hechos se suceden fatídicos. Los personajes no eligen, sino que, como a los animales más elementales, la vida literalmente les sucede, les cae irremediable e irremisiblemente encima, sin que ellos hagan apenas nada por evitar o llevar a término el acontecer impuesto. La realidad en que viven los pobladores (figuras, personajes) de la novelas de G. M. les es indiferente y estos se muestran indiferentes entremecidos –traídos y llevados- en ella, pero a sabiendas de que están subyugados, sometidos, obligados y condicionados por ella. El mundo de G. M. –quizá en esto me recuerda al de Faulkner- se mueve en unas constantes inamovibles de temperatura, humedad y presión, continuas (en alguna de sus casas tiene una habitación para escribir donde se da esa realidad con las constantes de allá, del Caribe, creo que es su mansión mejicana de algún sitio, con perfume guayaba caribe). Da igual de dónde nos escriba y nos describa, pues todo en su esquematismo, es parte que pertenece a un mismo lugar, a un mismo y constante espacio. Los árboles, las calles, las casas son las mismas. El decorado no varía. ¡Serán las cosas del Caribe!

         Oigo hablar a G. M. en una antigua y larga entrevista. Habla como escribe. Es lógico. Escribe como habla. La lógica que la sintaxis encierra no puede traicionarse. Paladea lo que afirma, dándole una trascendencia que me admira. Su simplicidad me desarma. Parte de la anécdota, del suceso, del chascarrillo casi, haciendo categoría de la anécdota pues no es ensayista, como alguien escribió, sino novelista y novelista caribeño.

         Su concepción irracional de la creación literaria está acorde con su concepción absurda del mundo. Dijeron, creo que sin razón, que la obra de Cervantes, su don Quijote, estaba por encima de su creador. No siendo manca la comparación, afirmo que en este caso la obra de G. M. está a más altura que las reflexiones ramplonas y elementales de su creador. ¿Cómo puede ser eso? Me pregunto. ¿No será acaso que su discurso personal fue siempre por derroteros que no son sino parte de su creación global? Eso siempre da pábulo al misterio sobre la mística de su creación literaria mil veces repetidas de las horas, de sus liturgias, de sus rosas amarillas, su máquina de escribir…

         ¿De la Crónica de una muerte anunciada? ¡Un comentario mil veces repetido por anunciado, esperable, tópico, vulgar, común… desgastado! Léala y, si puede, disfrute.

7 comentarios:

  1. ¿Por qué tiene García Márquez un ojo morado?

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  2. Mi querido anónimo... colgar esa foto de Gabo es una indirecta y una broma. Creo que en el libro que te cito abajo podrás enterarte mejor de por qué tiene el colombiano un ojo color tormenta caribe. Lee el libro de Esteban, Ángel y Gallego, Ana, DE GABO A MARIO, ed. Espasa-Calpe, Madrid, 2009. Seguro que te agrada. Un saludo

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  3. Creo que ya te lo dije. La leí, este verano pasado. Al igual que tú no había atacado a G.M. hasta ahora. Me echaba un poco atrás ese uso del español latinoamericano que me recuerda a las telenovelas, pero me gustó. Es un libro breve, que se lee con facilidad, y que te mantiene enganchado. Un acierto.

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  4. Bueno. García Márquez es un magnífico escritor, domina perfectamente el lenguaje, en sus libros y relatos se mascan la miseria y el calor húmedo del Caribe, que se funden con las vidas de sus personajes. Me parece muy razonable que a usted le aburra profundamente. Respecto a la foto del ojo morado y la referencia a sus casas, son ataques "ad hominem" que poco tienen que ver con la crítica literaria y mucho con la abultada antipatía que debe usted sentir hacia él. Un saludo.

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    1. Muchas gracias por su comentario. Me gustaría estar de acuerdo con usted, pero no dispongo de tiempo para mantener antipatía contra nadie, ni siquiera mínima -¡aún menos abultada!- y en ningún caso a un escritor. Es un problema de inversión de tiempo e inteligencia. Como recomendación general, puede leer a Alasdair MacIntyre, en particular pienso en ANIMALES, RACIONALES Y DEPENDIENTES... esto quizá le oriente por el sentido de PERSONA y COHERENCIA DE VITAL... Otro saludo para usted.

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    2. Muy agradecido. Pero el análisis de la virtud y el comportamiento personal de un determinado individuo no tienen nada que ver con su obra artística, y menos todavía con la crítica literaria: si uno critica la música de Wagner, no puede hacrlo desde la consideración de que era un sinvergüenza y un antisemita, si uno critica la obra de Cela no puede hacerse teniendo en cuenta que era un zafio y un delator, etc. etc. Eso, insisto, sería caer en el argumento "ad hominem", una gran falacia mal que nos pese.

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  5. Leo ahora su comentario y le pido disculpas por no haberle contestado antes. Mi propio blog, a veces, me coge a trasmano. Si le parece haré algo: como me interesa lo que me comenta, leeré las crítica que hice a Gabo (he olvidado los términos exactos de lo que escribí) y puedo hacer una entrada con una reflexión más amplia sobre todo ello. Vamos a ver si es posible pronto. Gracias por su atención y sus comentarios.

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