28 de febrero de 2013

Isabel Burdiel, ISABEL II O EL LABERINTO DEL PODER (I)




         
         Hace ya más de una semana que terminé de leer un libro excelente y extenso. Las dos realidades no siempre se aúnan. Cuando es lo segundo sin lo primero, la lectura se hace impracticable, árida; con esto, con perdón, nada aporto (pero quien la lleva la entiende). Agradezco el esfuerzo de la autora por lo que cuenta y cómo lo hace. La obra de Burdiel no es precisamente novedad del mes en las librerías, se editó en 2010. Sigo el consejo del maestro: “lee lo que se quede de pie”- y, además, la crítica corroboró su calidad premiándolo en el año en que se publicó. No conocía a la autora de nada, y sí que había leído ya alguna biografía sobre Isabel II (por cierto: hace unos días, Germán Rueda, profesor de Contemporánea y especialista en el XIX, ha publicado Isabel II. En el trono (1830-1868) y en el exilio (1868-1904), libro que ya, sinceramente, me viene a trasmano).

         La obra de la profesora Burdiel es una biografía que no abunda en detalles nimios y parasitarios, morbosísimos en este caso, podrían ser, sobre la catadura personal, moral, etc. de doña Isabel II. Es obra que contextualiza perfectamente todo su tiempo, que busca explicación a sus decisiones –difícil tarea dada la veleidad de la señora- y lo hace siempre desde la documentación fehaciente. No es Burdiel, los hay, abusona y arbitraria con los adjetivos que dan colorido a sus afirmaciones o a sus opiniones, sino que se contiene y sujeta a la sobriedad de los hechos. Cuando no puede documentar suficientemente algo, lo confiesa explicita y, en estos casos, hace hipótesis, baraja posibilidades, analiza contextos…, pero no da por sentado; se le agradece.

         La obra de Burdiel fue elegida mejor biografía del año 2011. Dos después, hace unos días, como escribí arriba, sale a la luz la del profesor Rueda… Creo recordar -según le oí- que éste ha dedicado a su biografía, un ratico con otro, un buen puñado de años de investigación; otro tanto, estoy seguro, hizo la profesora Burdiel, pero me pregunto ¿por qué este afán en el reinado de Isabel II? Sin duda se debe a que su caprichoso reinado llena gran parte del siglo XIX y, entiendo, se halla en una encrucijada política que ya se había resuelto en otras naciones con más soltura, garbo y majestad y con menos sangre que entre nosotros. No así entre españoles, Dios nos libre, querido amigo: ¡faltaría más que solucionáramos nosotros los problemas hablando!

         Isabel II, aventuro, lineará con su vida -¿mala vida?-, con sus obras -¿sus omisiones?- las bases de lo que van a ser los reinados de su hijo Alfonso XII y de su nieto Alfonso XIII. Isabel II trazó un surco sesgado y equívoco, forjó su ventura y por ella discurrieron sus sucesores y las desgracias de los españoles.    Me sigo preguntando: ¿De dónde parte el fiasco de la vida de esta mujer, de su reinado, de su familia? Creo que arranca –quitaría el creo y pondría aseguro- de su falta de educación o lo que es lo mismo: de su mala educación, su carencia de esta y añado: y la poca que tuvo, pésima. El capricho, por lo que deduzco, marcará su vida en todos los ámbitos. Su pueril, casi enfermizo, capricho, que no inocente, le devastó la vida. El capricho llevará la ruina a su vida, a su casa y a los españoles. El capricho lo domina y mina todo: su reinado y sus afanes de gobierno, sus amantes incontables, su modo de tratar a las personas, a los políticos que trata, a quienes la rodean, su lujuria exacerbada… pura veleidad caprichosa.

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