Es
cierto que existen individuos como Höß. Se pueden hallar: han sido, son, serán,
pero no lo es menos que son más los Kolbe, aquellos que quieren salir de la
ciénaga, aquellos que se elevan sobre sus miserias, sin histrionismo, sin
fingimiento, sino con la humildad de quienes saben la distancia entre el bien y
el mal, entre Dios y su criatura, entre la soberbia y la humildad, y saben,
además de las dos caras de la luna, del barro que se adhiere a las alas y de
las alturas que se contemplan desde la libertad que da la elección del bien, la
búsqueda de lo mejor.
¿Podría
ocurrir que estemos partiendo de una premisa falsa y estemos llegando por un
fiasco a una conclusión también falsa? ¿Nos podría ocurrir quizá como al varias
veces citado en la obra, Sigmund Freud? Se pueden sacar conclusiones erróneas por
partir de premisas falsas. La sociedad vienesa que visita al joven psiquiatra
no es la media de las personas de la Viena de su época, ni de la anterior ni de
la posterior. Por eso, Freud, quizá, se ve obligado a mentir como un bellaco
cuando habla de aquello que solo cura, si acaso, apenas como un placebo (tras
lo sabido, por ejemplo, por medio de MikkelBorch-Jacobsen,
citar al creador del psicoanálisis es correr por un alambre, poco tenso además
y sin forma de verga).
Ovejero
habla con decidido desparpajo del consumo de lo pornográfico y lo violento, que
no percibo primera y principalmente como un atentado a la moral, como pecado, como
inmoralidad, sino como un ataque frontal y denigratorio a la persona que lo
padece y también para quién lo contempla. Siento la vergüenza de quien pagaba
por ver a la mujer barbuda, a las hermanas colombinas o de quien pasea a su
hermano anormal en un carro, como cuenta Cormac McCarthy (excelentes libros La carretera y Todos los hermosos caballos). ¿Qué hace el mirón sino agraviarse
ante la contemplación del mal, de lo perverso, ante la crueldad que se ejerce
sobre un tercero? ¿Qué busca? ¿Cómo espera crecer, mejorar por ese medio? ¿O es
que estamos buscando la peregrina justificación del Arcipreste de Hita con su Libro y de la Rojas con el suyo?
Ciertamente
no me arroban y escasamente me interesan los pensamientos teológicos de las señoritas
catequistas, con todos mis respetos, pero menos aún la lectura de una obra
donde la crueldad gratuita, la inhumanidad bestial, son el medio para no sé qué
sentido y una triste y abyecta finalidad. Digamos que la experiencia de la
ruleta rusa me desagrada y hastía. No es necesario provocarme para moverme. Es
innecesario el hierro candente en mi rostro para levantarme, para elevarme,
para que me rebele contra lo injusto, lo inhumano o lo vil, contra lo indigno…
contra el mal, ¿o es que el mal no existen y por tanto Kolbe y Höß, sus vidas, son equiparables, igualmente
dignas y valiosas? Entiendo que la dignidad está a prueba de robo, mas se puede
derrochar, dilapidar.
Sí,
ciertamente, el hombre es un ser indigente, miserable, pecador, capaz de los
mayores horrores inimaginables, un ser mezquino, incomparable con cualquier
otro animal, pero no por ello su deseo de profundizar en el bien, por mejorar,
por buscar y luchar por una sociedad más justa… es un proceso propio de
hipócritas, de pequeñoburgueses, de aburguesados, de pacatos, de estreñidos
mentales…
En
la obra se nos habla de impulsoras sevicias, crueldades que nos impelen,
torturas que nos perturban. Maltrato, humillación, sometimiento,
sadomasoquismo, vulneración, violación, corrosión, subversión, el deseo de
dolor, coprofagia (si puede, vea el vídeo que hay bajo este enlace, confieso
que he vivido y vivido mucho, pero no fui capaz de soportarlo desde que intuí
su continuación en el inicio; le advierto que es degradante: (http://www.youtube.com/watch?v=Obih9L0U9fY).
¿De veras esto libera de algo, descubre algo que no supiéramos, nos eleva?
El
profesor Ovejero nos habla de una realidad tangible, verdadera, existente, pero
no es toda la realidad. Él cita el tremendismo de Cela, que ni este bautizó ni
creó, aunque practicó. Cela solía decir que con contar lo que sucedía se
cumplía, pero no olvidemos que yo puedo pasear la cámara por la vida de Kolbe o
la de Höß, tan real la una como la
otra, más distantes, tan absolutamente distintas. Puedo Mostar la vida tras la
tela metálica electrificada o fuera de esta (v. las fotos en la anterior
entrada). Posiblemente Luisgé Martín nos haga reflexionar sobre
verdades, pero no sobre la verdad ni por todas las verdades ni por la verdad
más evidente.
¿Es
la acción de Kolbe un acto hipócrita? ¿Es la buena educación una reacción
pequeño-burguesa? ¿Quién gusta de la pornografía es un rebelde o el quebranto
brutal, bestial, del ser humano que retrocede a una época inimaginable,
infrahumana? ¿Acaso espera el profesor Ovejero, cuando imparte clase, que los
alumnos de improviso le muestren sus culos, se tiren pedos y se meen en su
ordenador? A mí, si me lo hicieran mis alumnos, me parecerían actos violentos, depravados,
impertinentes, improcedentes, desacertados, inoportunos, inhumanos…
No,
disculpe: Bataille -con sus personajes- no busca la suprema libertad, sino la
sumisión indeleble al mal y a la maldad, a la corrosión y la deshumanización
por rechazo a todo lo que de bueno hay en lo humano.
No,
disculpe, quizá usted, quizá las personas que le rodean, desea ser como los personajes
de la novela de Bataille (v. p. 194), pero muchos, la mayoría, no necesitamos
que se nos llame aburguesados o gregarios… para mantener una actitud vigilante,
activa, previsora y de búsqueda del verdadero progreso. La fe, lo siento,
implica necesariamente a la razón y la presupone, no solo, insisto, no la
excluye, sino que la acredita.
No,
disculpe, no necesito erguirme, levantarme o enderezarme porque no me siento ni
tumbado ni arrellanado en la nada (v. p. 194). Quizá intentó escandalizar, mas
no lo logró. Tampoco me convenció su planteamiento.
No,
disculpe, Kolbe no es intercambiable con Höß sin que se resienta la historia,
sin que se anule la verdad de los hechos. El doctor Jekyll y Mr. Hyde son dos
caras de una moneda que tintinea a falsa.
Sin
ironía alguna. Muchas gracias por su obra porque puso a templar parte de mis
convicciones, algunas de mis creencias y
mis lecturas, algunas de mis ideas y de mis principios. Muchas gracias.
Ha sido divertido.
Qué cabrón el perro o el que le haya puesto el chupe y haya hecho la foto.
ResponderEliminarEsto sí que es un comentario cruel después del articulazo con el que te has desmarcado. Digno de un premio de ensayo. Muévelo.