1 de abril de 2012

Pereira deja de sostener...

Sostiene Pereira.
         Muere la gente desconocida y lo ignoramos. Mueren los conocidos, los amigos, los familiares…, seres queridos y no nos da tiempo a despedirnos de ellos-. “Que tenemos que hablar de muchas cosas” y se queda todo cortocircuitado, y la vida amputada, y la realidad toda truncada, como a medias, con la palabra en la boca.
         Ha muerto Antonio Tabucchi, ha empezado su despedida Aurora Conde… No sabía demasiado de él. Lo conocí por medio de las críticas a sus libros que salieron en el ABC, ya no recuerdo, si literario o cultural… En la biblioteca de mi casa están encuadernados, amarillentos: no es hora de bajar a mirarlos (siempre que  bajo a mirar uno de esos muchos tomos que encuaderné en rojo, me pierdo: son tantas las críticas y los críticos a quienes leí, de quienes aprendí qué hacer o no hacer y cómo…, que me quedo prendido en otras páginas y a veces no recuerdo, siquiera, qué buscaba).
         Leí los libros portugueses de este profesor italiano enamorado de Lisboa y de Pessoa, de Portugal. Leí sus novelas, algunos de sus cuentos, algunos de sus artículos. A lo peor me equivoco, pero me pareció una persona entrañable, amable.
          Siento vivamente su pérdida. No quería escribir nada sobre ello. Me despido cada vez más de más personas que me son próximas y esto deja un poso de otoño oscuro y lluvioso, denso de nubes y prieto de viento… ¡Qué desolada queda el alma ante la muerte!
         He leído este comentario de Aurora Conde, a quien no conozco, ni recuerdo haber leído nada. Me parece una buena despedida y a ella, en mi asombro, me sumo con afecto y le agradezco que sea ella quien despida al conocido, al amigo… No duden en visitar esta columna… Me parece excelente. Gracias, doña Aurora. 
Antonio Tabucchi.

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