27 de junio de 2011

Cormac McCarthy, "La carretera".

    Me quitó las ganas mi amigo Juan Manuel Espinosa Wilhelmi: no le gustó La carretera de Cormac McCarthy. Me había yo leído de sopetón Meridiano de sangre, El guardián del vergel, Ciudades de la llanura, Todos los hermosos caballos, En la frontera… Reconozco que iba lanzado, admirado. Recomendando al yanqui por doquier. Y me frené en seco ante La carretera. Semáforo rojo. Mi amigo Juan Manuel Espinosa es hombre de gustos literarios y con conocimientos que los sustentan. Quizá no tuve en cuenta que hay gustos muy dispares. ¿Cómo resistir a la tentación de leerla si en la librería la tenía a mano? Imposible. En estos días me he leído La carretera de McCarthy y he disfrutado lo indecible.

    Quizá todos nos hemos planteado, alguna vez, qué haríamos en caso de un cataclismo mundial que diera al traste con el mundo que conocemos. Esto es justo lo que nos narra McCarthy en su novela. Situada espacialmente en los USA, un padre y un hijo caminan hacia el sur. El camino tiene para mí un carácter iniciático: el padre y el hijo aprenden en el viaje, en la carretera. Al sur parece que hallarán una salvación indefinida, inconcreta. La presencia de la carretera, el polvo de ceniza de un mundo que está aún casi en llamas, la búsqueda de alimentos, el frío, la opacidad de la luz, la noche, más carretera, un carrito empujado por el padre, hambre, miedo… Subir a la carretera, bajar de la carretera, al sur… Hambre. Ellos son los buenos, le repite el padre. Ellos actúan, incluso en un mundo que agonizó, con una ética de otros tiempos: comparten algunas de sus provisiones con algunos otros buenos que encuentran en el camino. No podían faltar los malos que, empujados por el hambre, son capaces de comerse materialmente unos a otros… La necesidad es mucha y los malos están dispuestos a todo. Más carretera. El padre y el hijo dialogan en parlamentos breves. Los sueños del mundo que se marchó vuelven una y otra vez al padre. Su mujer no fue capaz de afrontar la adversidad. Lo que el padre transmite al hijo es una aporía: un saber aprendido ayer… ¿para qué y para cuándo? Somos los buenos, se dicen entre ellos. El padre viaja enfermo. MacCarthy emplea con armonía los saltos atrás en los sueños, en los recuerdos del padre. La carretera es obsesiva. El padre sigue tosiendo cada vez más. Tienen golpes de suerte y hallan comida donde otros no la encontraron. Frío, hambre, polvo, oscuridad absoluta. MacCarthy recorta su estilo: la frase breve, pero ajustada al tema, al párrafo: nada de estilo facilón; hay una clara voluntad de estilo y la forma se ajusta a lo que nos narra. Más carretera. Un sueño. Llueve durante horas. Avanzar hacia el sur. Empujar el carrito con la comida, con los cuatro chismes que consideran necesarios. Una pareja con el síndrome de Diógenes.
    ¿Serían intercambiables muchos de los párrafos separados por blancos que escribe McCarthy por otros? Es posible, pero habría que hacerlo con cuidado, pues aunque el progreso hacia el sur del padre y del hijo es lento, hay avance. También avanza con lentitud la novela…, pero avanza. La tos del padre se acentúa y es más frecuente; la delgadez de ambos es subrayada con más frecuencia; tras su caminar por la carretera les persigue la sombra de la muerte les sigue más y más de cerca.
    He visto también la película y me ha parecido buena también. En fin, Juan Manuel Espinosa: es la vida. Amigos, pero distintos; no obstante, sigamos viajando por La carretera. La bondad siempre encuentra al niño y el fuego, el verdadero fuego, hay que llevarlo, que transmitirlo.

3 comentarios:

  1. Terminé de beberme el libro hace un par de días y todavía no he conseguido quitarme esa piedra del estómago. No sé, al contrario de tu amigo Juan Manuel, he disfrutado muchísimo. Aunque reconozco que respiré aliviado cuando logré salir de ese mundo gris y sin sombras.
    Me he introducido en el universo MacCarthy a partir de este libro, a contracorriente. Gran descubrimiento!
    Abrazo!!!
    Ginés Cañabate

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  2. Ginés, no dejes de ver la peli. Me parece una excelente adaptación. Muchas gracias por tu comentario. "McCarthy se escribe sin a..." te iba a decir: miro en lo escrito por mí... El error está muy repartido. Un abrazo.

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  3. jajajjajaj gracias por el matiz. Me he acordado de repente de aquellas correcciones necesarias en boli verde. Volviendo a McCarthy, también recomendaría leer el libro con un diccionario al lado. A los juntaletras como yo les será muy útil.

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