11- DECLARADAS- El endocrino
Francisco Rosero alerta a España: "Es una locura comer más de dos piezas
de fruta al día"
Hay
un tiempo, del que uno, en principio, no se acuerda en el que llevaba pañales.
Luego, después, viene otro tiempo que uno quisiera obviar y olvidar en que
vuelve a llevarlos, pero no puede prescindir de ellos. Hubo un tiempo en que
muchos fuimos delgados, no teníamos bigote que afeitar, no se nos iba el
delantero contrario con facilidad… Y tras el anterior, es decir, un tiempo
posterior, llegó otro tiempo en que nos recriminaban la tripita que equipábamos…,
y tras esta vino la tripa y aquello, quizá, no fue a más porque visitamos a los
gordólogos a pares: nutricionistas, endocrinos, internistas, curanderos… y “Ahí
hemos estado”, que decía Induráin en casi todas las entrevistas que le hacían
al navarro.
Leí
muchos artículos de “expertos”, “especialistas”, “sabios en gordología”,
algunos libros de volumen considerable. Escuché y vi. Luego solo leí titulares
y al final, me pregunto, ¿qué sé de los kilos de más que conforman mi
impedimenta personal? Poco. Muy al final, me dicen los estudios
endocrinológicos que hay problemas que evitan la administración de tal y de
cual, que la herencia, que la genética, que los tiestos salen a la botija…
Cierto
que la fruta es muy recomendada, especialmente la manzana. Comer al menos una
manzana diaria, como defiende Miguel Ángel Martínez-González, el nutricionista defensor de
la dieta mediterránea; en la dieta cetogénica no conviene probar la fruta:
manzanas cero; en la dieta… En la operación de reducción de estómago, pídele a
Dios que salga bien. Si te meten el
balón gástrico, espero que no tengas un Messi en la panza. Si comes fruta,
malo; si no la comes, peor; si verduras… ¡de lo que come el grillo, poquillo!
Este
endocrino, el caballero Rosero nos alerta, además, a toda España de que comer
dos piezas de fruta al día… ¿entrarán en el cómputo las uvas, las cerezas, los
arándanos, la frambuesa…? ¿O te comes un par de fresas y te da el jamacuco?
Porque no me dirá ni él ni usted que es lo mismo zamparse dos uvas que dos
melones.
Yo,
por si acaso, solo como y bebo aire de loewe y a correr… ¡Me estoy quedando
hecho un junco!
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