15 de abril de 2019

345-CHARLIE-SALIDA-QUÉ VALOR TIENE UNA PERSONA ENFERMA


Cuando veo a los niños, o a los adultos, de los países de África o de donde sea, depauperados por el hambre, raquíticos, moribundos, sufrientes… no me dan ganas de rematarlos para hacerles el favor de acabar con sus sufrimientos y sus padecimientos “para darles una muerte digna”: su presencia me impele a preguntarme qué puedo hacer, cómo puedo ayudar. Porque el fin no justifica los medios.

Entiendo que, cuando el médico de urgencias ve entrar a su consulta, al quirófano, un motorista con la cabeza abierta, con las piernas cortadas, no pide un hacha para rematar al enfermo, sino que se activan todos los protocolos necesarios para salvar la vida del accidentado. Nadie solicita que sea rematado porque su vida será muy compleja, posiblemente terrible, tras perder las piernas, tras las secuelas cerebrables que puedan derivarse de su accidente. Porque el fin no justifica los medios.

No he atendido a ninguna persona en estado terminal o con enfermedades de muchos años de padecimientos tremendos, de sufrimientos terribles, como los casos que hemos conocido en los cuales, por acortar el desconsuelo de la persona amada, por acortar la amargura del paciente, por salir de la tensión que todo cuidado de esta índole comporta…, se le “concede”, se le “auto-otorga”… una “muerte digna”, “un suicidio asistido”…, porque lo pide, lo ruega, lo suplica. La afirmación “él o ella lo querían o lo quieren o lo piden” no comporta en absoluto que se tenga derecho a hacer uso de ello o que se les conceda. ¿Cuántas personas en estados no tan límites piden morir? Presos con largas condenas, enfermos psíquicos, personas impedidas o con discapacidad, madres con hijos deficientes o con limitaciones… Esas personas, cargadas de buenas intenciones, tan altruistas, tan ilustradas, tan valientes, tan caritativas, tan generosas, tan compasivas hacen el mundo más irrespirable: el mal no se borra con el mal…  Porque el fin no justifica los medios.

Estas almas caritativas, confundidas, de discernimiento difuso y turbio piden el amparo de una ley humana que les muestre el camino, una ley que les conceda lo que desean, lo que anhelan, lo que ellos entienden como bien y acto libre (y si no se les otorga lo arrebatan). No quieren comprender, ni comprenden que un acto libre verdaderamente no es poder hacer lo que quiero, lo que me apetece, me conviene o en gana me viene, sino que supone la asunción de la ley moral, que no la ley civil. Que la ley civil me faculte para abortar no quiere decir que ese acto sea moral y éticamente bueno… ¡¡Ya, ya sé que estamos en los antípodas!! Ya sé que vivimos en el relativismo desnortado, ya sé que la verdad no existe (entonces esta afirmación, como decía B. Russell será obviamente mentira). Aunque usted y yo no sepamos explicarlo… mañana saldrá el sol; aunque no sepamos cómo mañana la Tierra seguirá moviéndose en el espacio… Mañana, aunque no lo comparta: el fin no justifica los medios.

No acudiré a hechos terribles de la humanidad que me parecen extremos… ¡y tan repetibles!, tan de hace unas décadas… Todo permitido, todo legal, todo consensuado, todo…  nauseabundo. La libertad no es divisible, el mal no es divisible… mientras haya quienes carecen de libertad usted y yo seremos menos libres. Mientras sigan haciendo el mal, quienes sean, donde sea… ustedes y yo viviremos en un mundo peor.

Me parece desgarrador escuchar a quienes piden la muerte, a quienes sufren hasta tal punto. Es curioso que en los medios de comunicación no se muestra la contrapartida: la de aquellos enfermos que, estando en las mismas situaciones, mantienen la defensa de sus vidas y anhelan vivir hasta que el destino, Dios o lo que sea los convoque, llame o… a la muerte. Están seguros de no ser dueños de sus vidas, de la que no se dotaron, están seguros de que el fin no justifica nunca los medios.


2 comentarios:

  1. Magnífica reflexión sobre el relativismo moral de esta sociedad del egoísmo que nos quieren imponer.

    Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
  2. Gracias. Habrá que hacer "un poder" para vernos y decirnos. Te escribo. Gracias de nuevo y un abrazo fuerte para ti y S. y los niños.

    ResponderEliminar