Querido charlie:
No salgo de mi asombro, y esto es
bueno, al oír muy de paso las conversaciones que mantienen unos jueces y unos
policías durante una comida. Me da igual el tiempo que haga y no me afecta que
la comida sea particular, íntima o pública. Lo que me asombra, insisto, son los
temas que abordan: temas al límite de la ley y realidades inmorales con un
descaro y una frescura, un desenfado que también, añado, me produce escándalo. Una
persona de bien ni admite conversaciones así en su presencia, ni participa en
ellas y, de mantenerse la conversación, se marcha: es un mínimo ético.
Si una persona es y está normal,
con el amplio abanico semántico que este término comporta, mantiene una unidad
de vida, de criterio, cierta coherencia vital… Si esta persona no es o no está
normal su actitud, sus convicciones, su modo de actuar… varían de unas
situaciones a otras. La enfermedad, extremo de este caso, se denomina esquizofrenia:
que afecta a algunas funciones cerebrales como el pensamiento, la percepción,
las emociones y la conducta. En este caso, en la comida en que hago referencia,
donde estaban la actual ministra de Justicia, Dolores Delgado, mi paisano
Baltasar Garzón, el comisario Villarejo, etc. entiendo que no era una reunión
de autoayuda de enfermos esquizofrénicos, sino una reunión de sinvergüenzas
integrales y con todas las letras: una reunión crapulosa de malas personas. La
frivolidad de las conversaciones, los temas que se tratan y la desenvoltura de
todos me dan miedo. ¿Esta señora, que habla así, del abuso de menores, de
prostitución… podría ser quien juzgue y dirima, y que esté por encima de los
demás, para juzgarme por la muerte de una persona, siendo yo el acusado? ¿Con
esa integridad o admite sobornos? ¿Este comisario será quien trate a mi hija que
ha sido víctima de abusos? ¿Un tipejo que se dedica a poner prostitutas como
gancho y así tenerlos cogidos por los huevos a políticos, empresarios, etc.?
¿Este tío que sin ningún escrúpulo habla de una chica como si fuera un objeto
será quien…? ¿Y estos son los intachables de la judicatura? ¡Se me caen los
palos del sombrajo! ¿Esos son los mandarines de la ética, los infalibles de la
izquierda moral española, los detentadores del fiel y la balanza moral de la
nación? La mentira de la ministra, su chulería, su actitud… tras mentir no es
sino un síntoma de su deleznable catadura moral, solo un síntoma: estoy seguro
de ello, salvo que sea esquizofrénica.
Es evidente la gravedad de la
mentira de la ministra, pero más grave aún, muchísimo más, es conocer de su catadura
moral, que la inhabilita para la más mínima acción pública, para el servicio
público desde un juzgado o para dirimir una disputa entre vecinos en la
escalera de su casa. Según Garzón sigue siendo juez, inhabilitado por once
años, pero juez: mejor sería que se dedicara al cultivo del cerezo y el pistacho
en su pueblo; tras conocer esta conversación en que estaba presente…, para mí,
está de más. Villarejo que se quede en la cárcel. Y yo pongo en duda lo escrito
aquí sobre mi confianza plena en jueces y policía… ¡Dios nos coja confesados
ante esta escoria ética!
Tucho Castelo.
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