6 de junio de 2018

308-CHARLIE-SALIDA- ¿Son los funcionarios incorruptibles?




Supongo que no. La realidad lo demuestra. Todo lo humano es susceptible de corrupción por muy distintos medios: la fama, los bienes materiales, por miedo, por soberbia, etc. El “Todo por la patria” que se leía en los cuarteles de antaño (supongo que lo seguirá poniendo, pero ya no veo ni cuarteles), se complementaba con lo que se recogía en la cartilla militar en esos mismos cuarteles, donde se consignaba al calcular el valor del soldado que: “SE LE SUPONE”. Al funcionario, como al soldado, el valor se le supone y hasta es posible que dé todo por la patria.

El funcionario tiene mala prensa y peor fama. Quien más interés tiene en que esto sea así es el político. Estoy totalmente de acuerdo con mi tocayo Muñoz Molina: la imagen del funcionario con visera, manguitos, poniendo trabas burocráticas, aburguesado en su puesto de trabajo, atornillado de por vida a su silla, es enfrentado al dinámico político que crea, va, viene… agarra, se marcha, ingenia, moviliza. El político no es el Estado al que representa transitoriamente, pero siempre se sirve de él y se supone que lo sirve como identificación con sus conciudadanos. El funcionario, sin embargo, es el garante de un estado de cosas en el Estado, capaz de poner sentido legal y pararle los pies al político más mendaz y sinvergüenza que haya, siempre que no se deje corromper, ni lo puenteen con empresas y fundaciones, auténticas administraciones paralelas donde colocar a los clientes del partido, es decir: apesebrados, enchufados, militantes, recomendados, barandas, protegidos, amantes, colegas, beneficiados, familiares… capaces de hacer cuerdas de votantes a quienes llevar al pesebre de la urna para que la fiesta no decaiga.

Siempre me pregunté, ¿si el beneficiado del partido gana un sueldo, recibe una subvención de valvulinas por el carné, le otorgan prebendas querenciosas, qué no ganará el político facilitador? Estas preguntas se responden mucho mejor en las distancias cortas de los pueblos, donde todos nos conocemos y somos conocidos. Desde cerca se ve el pelillo de la dehesa, los coches, las finquitas, las mejoras en las casas, las compras de locales, parcelas, pisos, apartamentos, etc. Se cobra el paro y se echan jornales so capa de necesidad; si somos cuatro en casa…, pues eso: terminamos encontrando un nido de todoterrenos con un pisito para la nena… ¿Y alguien lo denunció, alguien lo ignoraba, algún político fue a decir que…?

No pondría las manos en el fuego ni por mí mismo, pero hago el siguiente razonamiento. El funcionario, en general, y salvo funciones de relevancia -que tampoco tendrían por qué ser tanto- es persona que, con su oposición, más o menos compleja y brillante, busca la seguridad de un sueldo y de un puesto de trabajo que le dé estable seguridad para su vida. Ningún funcionario aspira a hacerse rico; ningún funcionario en el desempeño de su función se hace rico. Ganará más o menos, pero no alcanzará a estar en el listín de los ricos de Forbes. El funcionario, en general, es feliz por cumplir con honestidad y decoro su trabajo, con sacar adelante su cometido con puntualidad, con afán de servicio (más o menos, según personas, como en todo) y tener una jornada continua que le permite, generalmente por las tardes, otros divertimentos dado el caso. Ya está.

Entre los cuerpos de funcionarios creo que hoy hay algunos que, con sus fracturas -que las tienen-, con sus prevaricaciones -que existen-, con sus limitaciones -muchas veces puestas desde el ámbito político y que ahí están-… me merecen una especial confianza: la guardia civil y los jueces y fiscales… Me merecen una especial confianza y se me antojan un verdadero y eficaz muro contra los ataques a la sociedad en general.

Si los funcionarios TODOS tuviéramos los cascabeles de ponerle algunos de ellos a esos gatazos de la política -¡ojo en ella la norma es la honradez y la honestidad!-, que nos están llevando al borde del vómito, la desilusión, el desencanto, otro gato nos cantaría a todos.

              Tucho Castelo.

1 comentario:

  1. Antonio, aprovecho para felicitarte por tu santo, utilizando tu blog.
    Un abrazo fuerte, desde Granada. Pido por ti y tu familia.

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