Supongo
que no. La realidad lo demuestra. Todo lo humano es susceptible de corrupción
por muy distintos medios: la fama, los bienes materiales, por miedo, por
soberbia, etc. El “Todo por la patria” que se leía en los cuarteles de antaño
(supongo que lo seguirá poniendo, pero ya no veo ni cuarteles), se
complementaba con lo que se recogía en la cartilla militar en esos mismos
cuarteles, donde se consignaba al calcular el valor del soldado que: “SE LE
SUPONE”. Al funcionario, como al soldado, el valor se le supone y hasta es
posible que dé todo por la patria.
El
funcionario tiene mala prensa y peor fama. Quien más interés tiene en que esto
sea así es el político. Estoy totalmente de acuerdo con mi tocayo Muñoz Molina:
la imagen del funcionario con visera, manguitos, poniendo trabas burocráticas,
aburguesado en su puesto de trabajo, atornillado de por vida a su silla, es enfrentado
al dinámico político que crea, va, viene… agarra, se marcha, ingenia, moviliza.
El político no es el Estado al que representa transitoriamente, pero siempre se
sirve de él y se supone que lo sirve como identificación con sus conciudadanos.
El funcionario, sin embargo, es el garante de un estado de cosas en el Estado,
capaz de poner sentido legal y pararle los pies al político más mendaz y sinvergüenza
que haya, siempre que no se deje corromper, ni lo puenteen con empresas y
fundaciones, auténticas administraciones paralelas donde colocar a los clientes
del partido, es decir: apesebrados, enchufados, militantes, recomendados, barandas,
protegidos, amantes, colegas, beneficiados, familiares… capaces de hacer
cuerdas de votantes a quienes llevar al pesebre de la urna para que la fiesta
no decaiga.
Siempre
me pregunté, ¿si el beneficiado del partido gana un sueldo, recibe una
subvención de valvulinas por el carné, le otorgan prebendas querenciosas, qué
no ganará el político facilitador? Estas preguntas se responden mucho mejor en
las distancias cortas de los pueblos, donde todos nos conocemos y somos
conocidos. Desde cerca se ve el pelillo de la dehesa, los coches, las
finquitas, las mejoras en las casas, las compras de locales, parcelas, pisos,
apartamentos, etc. Se cobra el paro y se echan jornales so capa de necesidad;
si somos cuatro en casa…, pues eso: terminamos encontrando un nido de
todoterrenos con un pisito para la nena… ¿Y alguien lo denunció, alguien lo
ignoraba, algún político fue a decir que…?
No
pondría las manos en el fuego ni por mí mismo, pero hago el siguiente
razonamiento. El funcionario, en general, y salvo funciones de relevancia -que
tampoco tendrían por qué ser tanto- es persona que, con su oposición, más o
menos compleja y brillante, busca la seguridad de un sueldo y de un puesto de
trabajo que le dé estable seguridad para su vida. Ningún funcionario aspira a
hacerse rico; ningún funcionario en el desempeño de su función se hace rico.
Ganará más o menos, pero no alcanzará a estar en el listín de los ricos de
Forbes. El funcionario, en general, es feliz por cumplir con honestidad y
decoro su trabajo, con sacar adelante su cometido con puntualidad, con afán de
servicio (más o menos, según personas, como en todo) y tener una jornada
continua que le permite, generalmente por las tardes, otros divertimentos dado
el caso. Ya está.
Entre
los cuerpos de funcionarios creo que hoy hay algunos que, con sus fracturas
-que las tienen-, con sus prevaricaciones -que existen-, con sus limitaciones
-muchas veces puestas desde el ámbito político y que ahí están-… me merecen una
especial confianza: la guardia civil y los jueces y fiscales… Me merecen una
especial confianza y se me antojan un verdadero y eficaz muro contra los
ataques a la sociedad en general.
Si
los funcionarios TODOS tuviéramos los cascabeles de ponerle algunos de ellos a
esos gatazos de la política -¡ojo en ella la norma es la honradez y la
honestidad!-, que nos están llevando al borde del vómito, la desilusión, el
desencanto, otro gato nos cantaría a todos.
Tucho
Castelo.
Antonio, aprovecho para felicitarte por tu santo, utilizando tu blog.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, desde Granada. Pido por ti y tu familia.