16 de mayo de 2018

Vázquez Montalbán, Manuel: LOS MARES DEL SUR


La primera obra que leo de Vázquez Montalbán es esta. Hallo en mi memoria el recuerdo de haber ganado un premio Planeta de los 70 (79), pero que no atendí ni le presté atención por dos motivos: para mí, primero, aunque fuera un muchacho, el Planeta era un premio prestigiado solo por el dinero que se otorgaba al ganador (amañado de antemano, y eso me repugna) y tampoco Vázquez Montalbán era santo de mi devoción, su condición de marxista me desagradaba; a ver, cada uno es libre de bajar las escaleras como quiera; y, segundo, por aquellos años solo tenía yo ojos para el Nadal, que me parecía un premio precario en su dotación económica, pero camino seguro para hallar novelistas que asentaron el género en la postguerra y donde puede hallar nombres de autores que leía sin tasa.

De esta novela me han llamado la atención varios detalles:
1.       El léxico, la estructura de las oraciones, las expresiones del narrador y de los personajes son no solo comunes sino vulgares, llegando en algunos casos a ser palabras y expresiones tópicas entre el léxico cheli (ahora comento algo más sobre esto);
2.       La exhibición de conocimientos culinarios, enológicos, etc. parece más propios de un chef o de un sumiller que de un novelista comunista… Hay páginas enteras dedicadas a la explicación de recetas y elaboración de platos…: muchas gracias;
3.       EL multiculturalismo de su poesía de la década anterior y su generación se hace presente por doquier en la novela con múltiples medios y excusas;
4.       Formalmente ya podemos hallar en esta novela, sobradamente, las innovaciones que se habían estrenado en la década anterior;
5.       La lógica no funciona, creo, cuando Pepe se larga al otro punto del barrio como si ese fuera el sur…, entiendo;
6.       Todo el roce y conocimiento con la aristocracia de la sangre y la alta burguesía no dejan de ser relaciones con la alta suciedad barcelonesa del momento, y como la cocina, los vinos y el barrio Chino no son sino esnobismo de escritor progre muy de la época: abalorios y cuentecillas son de vidrio sin apenas valor;
7.       Que salgan personas como los ministros López Bravo o López Rodó, futbolistas como Juanito y Carrasco… o… me hace gracia porque, de algún modo, al conocerlos yo y ser parte de mi vida también parece que estamos un poco todos cuantos vivimos por entonces;
8.       Los comentarios continuos sobre las clases sociales me hace una gracia de chiste de mi tata, la Luisi, puro royo: “¿Y a qué vino Jesús al mundo?”, preguntó el cura desde el presbiterio… “¡A por cinco kilos de papas!”: chistes viejos que no tuvieron gracia entonces y menos la tienen ahora: se han quedado acartonados, como Pablo Iglesias Turrión.

Sí que percibo en toda la obra cierto cansancio, cierta hartazón de lo que sucedía en aquellos años entre los políticos, la lentitud para llegar a la tierra prometida de la democracia: leche y miel por doquier, los problemas estructurales se mantenían; se oían sables y buena prueba fue el tejerazo del 81… Supongo que sería esa frustración la que, según dicen, llevó a Vázquez Montalbán  a preguntarse aquello de: «¿Con Franco estábamos mejor?». Lo vimos escrito por muchas paredes, no como pregunta sino como aseveración: “Con Franco vivíamos mejor”. Entre Rodríguez de Miñón y Pedro Sánchez…, me quedo con el primero; entre Fraga y Pablo Iglesias, apuesto por el profesor gordo; entre Licinio de la Fuente y Rajoy… me quedo con el bizco a quien Dios guarde en su seno… Lo que sí digo, como aquel, es que lo que hoy vivimos no es lo prometido: alguien metió gato en el arroz y la liebre no ha aparecido… En fin…

Permítame como cierre una chorrada de gourmet literario: cuando Vázquez Montalbán-Carvalho nos lleva a san Magín, después de adecuarse al vocabulario de todo quisque, me resulta increíble que allí, en el despeñadero de las Españas, la familia de la Ana Briongos no ponga artículo determinado a cada nombre… ¡eso no se lo traga nadie, Vázquez Montalbán!: allí, como en mi barrio y en mi pueblo, Ana será la Anita o la Ana, y al Manolo no le apean el artículo de el Manolo ni a tiros…

Por lo demás, en la red tienen ustedes donde averiguar sobre esta novela, la intemerata. Eché un vistazo y no di abasto, como siempre: expertos, especialistas, enterados, entendidos, péritos y peritos… ¡ya digo! La intemerata.

Y añado. Todo el rato que he estado leyendo la novela me parecía estar viendo una peli, que nunca vi de esta novela, pero es posible que haya visto de alguna otra de esta saga llevada al cine… y lo de quemar libros y todas esas chorradas… Como la masturbación de Carbalho en el piso de Predrell, y algunas escenitas más son para escandalizar…, a estas alturas, como en aquellas, a sus amigas, esas señoritas bien: las del barrio de Pedralbes, donde Urdangarín y eso… Por cierto, he leído la novela, en su primera edición...



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