La primera obra que leo de
Vázquez Montalbán es esta. Hallo en mi memoria el recuerdo de haber ganado un
premio Planeta de los 70 (79), pero que no atendí ni le presté atención por dos
motivos: para mí, primero, aunque fuera un muchacho, el Planeta era un premio
prestigiado solo por el dinero que se otorgaba al ganador (amañado de antemano,
y eso me repugna) y tampoco Vázquez Montalbán era santo de mi devoción, su
condición de marxista me desagradaba; a ver, cada uno es libre de bajar las
escaleras como quiera; y, segundo, por aquellos años solo tenía yo ojos para el
Nadal, que me parecía un premio precario en su dotación económica, pero camino
seguro para hallar novelistas que asentaron el género en la postguerra y donde
puede hallar nombres de autores que leía sin tasa.
De esta novela me han llamado la
atención varios detalles:
1.
El léxico, la estructura de las oraciones, las
expresiones del narrador y de los personajes son no solo comunes sino vulgares,
llegando en algunos casos a ser palabras y expresiones tópicas entre el léxico
cheli (ahora comento algo más sobre esto);
2.
La exhibición de conocimientos culinarios,
enológicos, etc. parece más propios de un chef o de un sumiller que de un
novelista comunista… Hay páginas enteras dedicadas a la explicación de recetas
y elaboración de platos…: muchas gracias;
3.
EL multiculturalismo de su poesía de la década
anterior y su generación se hace presente por doquier en la novela con
múltiples medios y excusas;
4.
Formalmente ya podemos hallar en esta novela,
sobradamente, las innovaciones que se habían estrenado en la década anterior;
5.
La lógica no funciona, creo, cuando Pepe se
larga al otro punto del barrio como si ese fuera el sur…, entiendo;
6.
Todo el roce y conocimiento con la aristocracia
de la sangre y la alta burguesía no dejan de ser relaciones con la alta
suciedad barcelonesa del momento, y como la cocina, los vinos y el barrio Chino
no son sino esnobismo de escritor progre muy de la época: abalorios y cuentecillas
son de vidrio sin apenas valor;
7.
Que salgan personas como los ministros López
Bravo o López Rodó, futbolistas como Juanito y Carrasco… o… me hace gracia
porque, de algún modo, al conocerlos yo y ser parte de mi vida también parece
que estamos un poco todos cuantos vivimos por entonces;
8.
Los comentarios continuos sobre las clases
sociales me hace una gracia de chiste de mi tata, la Luisi, puro royo: “¿Y a qué vino Jesús al mundo?”, preguntó el
cura desde el presbiterio… “¡A por cinco kilos de papas!”: chistes viejos que
no tuvieron gracia entonces y menos la tienen ahora: se han quedado
acartonados, como Pablo Iglesias Turrión.
Sí que percibo en toda la obra
cierto cansancio, cierta hartazón de lo que sucedía en aquellos años entre los
políticos, la lentitud para llegar a la tierra prometida de la democracia:
leche y miel por doquier, los problemas estructurales se mantenían; se oían
sables y buena prueba fue el tejerazo del 81… Supongo que sería esa frustración
la que, según dicen, llevó a Vázquez
Montalbán a preguntarse aquello de:
«¿Con Franco estábamos mejor?». Lo vimos escrito por muchas paredes, no como
pregunta sino como aseveración: “Con Franco vivíamos mejor”. Entre Rodríguez de
Miñón y Pedro Sánchez…, me quedo con el primero; entre Fraga y Pablo Iglesias,
apuesto por el profesor gordo; entre Licinio de la Fuente y Rajoy… me quedo con
el bizco a quien Dios guarde en su seno… Lo que sí digo, como aquel, es que lo
que hoy vivimos no es lo prometido: alguien metió gato en el arroz y la liebre
no ha aparecido… En fin…
Permítame
como cierre una chorrada de gourmet literario: cuando Vázquez
Montalbán-Carvalho nos lleva a san Magín, después de adecuarse al vocabulario
de todo quisque, me resulta increíble que allí, en el despeñadero de las
Españas, la familia de la Ana Briongos
no ponga artículo determinado a cada nombre… ¡eso no se lo traga nadie, Vázquez
Montalbán!: allí, como en mi barrio y en mi pueblo, Ana será la Anita o la Ana, y al Manolo no le apean el artículo de el Manolo ni a tiros…
Por lo
demás, en la red tienen ustedes donde averiguar sobre esta novela, la
intemerata. Eché un vistazo y no di abasto, como siempre: expertos,
especialistas, enterados, entendidos, péritos y peritos… ¡ya digo! La
intemerata.
Y
añado. Todo el rato que he estado leyendo la novela me parecía estar viendo una
peli, que nunca vi de esta novela, pero es posible que haya visto de alguna
otra de esta saga llevada al cine… y lo de quemar libros y todas esas
chorradas… Como la masturbación de Carbalho en el piso de Predrell, y algunas
escenitas más son para escandalizar…, a estas alturas, como en aquellas, a sus
amigas, esas señoritas bien: las del barrio de Pedralbes, donde Urdangarín y
eso… Por cierto, he leído la novela, en su primera edición...
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