Querido charlie:
A los siete años u ocho dejé de
creer en las casualidades provocadas por los humanos y empecé a pensar que todo
efecto tenía una causa y una intención detrás, mejor o peor. Cuando una mano
daba una galleta en la cara, provocaba un movimiento de izquierda a derecha de
mi cabeza: eso solía ocurrir en el cole de entonces y así hemos salido tan
pagadores de impuestos, tan estudiosos y tan responsables y tan… la generación
X, o como la llamen, quienes nacimos en los 60… Y ahí vamos sin complejos por
mucho que Delibes hablara de ello en El
príncipe destronado, literatura aparte. (Ojo: hemos pagado y pagamos muchas
pensiones y prebendas, pero como nos dejéis sin ellas, vamos a tener más que
palabras).
Desde hace mucho tiempo, que no
sabría cuantificar, en el diario EL
MUNDO suelen salir con frecuencia noticias relacionadas con los que antes
se llamaban maricones y tortilleras, y que aún se llaman en el diccionario,
aunque ahora se les digan gays, lesbianas y no sé qué más, que ya me agota todo
este tirón de eufemismos que pretende domeñar mi rebeldía desde lo
políticamente correcto y que me paso, con toda ceremonia y corrección, por el
forro de la puerta de cuchilleros a la voz de “¡Maricón el último!”. Lo que el
diccionario denomina adjetivo, despectivo y malsonante, por castizo y
ordinario, nunca me afectó y bien que me daban con cayena picante en la boca,
siendo yo la mínima expresión de españolillo, cuando decía palabrotas que
aprendía con esmero y acicate en la calle: cabrón, maricón, puta, joputa, culo,
polla…, y otras cuyo significado quizá ignorase, pero no dudé nunca de su
eufonía y rotundidad fónica. Y si quieres, charlie, me llamas ordinario y
grosero, pero a ver. El pan frito siempre fue picatoste, y a Quevedo me remito
en cuanto afirmo.
Digo que en EL MUNDO se escriben interesantísimos artículos que llevan por
títulos: “La cinco lesbianas más poderosas de España”, “Los diez gays más
influyentes del Mediterráneo oeste”, “Las 15 películas de amor entre mujeres
que debes ver”, “Los presentadores LGTB que más triunfan en la tele”, “Famosas,
lesbianas y muy orgullosas de serlo”, “Las lesbianas más influyentes de España
(y de fuera)”, “El top de los 20 del 'gay power' internacional”… Y no me
olvides, charlie, que estos de la prensa son poder. Unos más que otros, digo,
es normal. Pero poder… poder. Un titular nos tiene a media España colgada de
sus comentarios. ¿Quién está detrás de la publicación de estos interesantísimos
artículos sobre homosexuales? Que se me pegue la lengua al paladar si esto es
casualidad. El mal no da puntada sin hilo. ¿Por qué no se publican artículos
con los siguientes titulares: “Los cinco bizcos más poderosos de Tomelloso”,
“Los diez ‘esmangarrillaos’ más simpáticos de España”, “Los mil gordos más
felices de Andlucía y Euskadi”…? Digo, charlie, que en el tropel somos variedad
y siempre salen los mismos… ¿crees tú que es casualidad? Yo sé que tú sabes que
no… que ese hueso de la casualidad era de
santo y se lo comieron un 1 de noviembre hace… la leche de años…
Bueno, que te lo digo por si no
caíste en el detalle… Alguien hay en el Consejo de Administración, en la
dirección, en la… que es jefe entre los canoístas y la suya pierde agua por el
agujero… ¿Él o ella? Yo me inclino por ella y tengo el 50% de acertar… Si tú lo
sabes dímelo…
Abrazo sin aparato y sin masajito
en el lomo, al estilo it, que me jode que me soben…
Tucho Castelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario