Querido charlie:
“Entra el delantero entre dos
defensas, quiebra al número cinco, que se escora y escurre. El delantero
intenta armar la pierna para disparar casi solo ante el portero, cuando recibe
por detrás una entrada de juzgado de guardia. Cae el delantero ya con los dos
brazos levantados hasta el cielo que reclaman el evidente penalti, pero el
defensa, con su brazo derecho también levantado, y con el índice de su mano
derecha toca el mismo cielo del delantero, niega toda responsabilidad en la
caída del adversario… ¡la bota la tiene llena de sangre de la pierna del
delantero!”.
Amicus Plato, sed magis amica veritas, pues eso, charlie, que
soy amigo de Platón, pero soy más amigo de la verdad. Es cierto que quitando la
selección española que siento como MI EQUIPO y veo con pasión, y sin
objetividad, al resto de los peloteros que corren por la pradera lo que les
pido es que jueguen bien y lealmente a la pelota, como diría mi amigo José
Manuel Tapia. Un juego, el fútbol, serio como todo juego porque se constituye
con unas reglas que lo soportan y vivifican ¡y a jugar! Son muchos los testigos
de que he jugado mucho y bien al fútbol.
Es cierto que no veo muchos
partidos y si los veo, selección aparte, no insisto más, suelen ser partidos
notables, de especial relevancia, interés supuesto, etc. Ignoro cuántas cámaras
usan en las retransmisiones, pero ahora vemos las jugadas desde varios ángulos,
desde arriba, desde el lateral… ¡desde dentro! ¿¡Y va el imbécil del defensa a
negar que se ha llevado media tibia del delantero, cuando todos estamos viendo
lo que ha sucedido!? Es un mentiroso y un imbécil. Él mismo, por afán e interés
personal, particular, se está cargando el juego del que vive y del que, se
supone, disfruta: la mentira, la trampa, el engaño, la fullería… dan al traste
con el juego, y lo que no es juego, pero, además, en este caso, la mentira tiene
un grado de evidencia que hace repugnante a la persona que niega lo obvio.
Todos lo vemos. Todos comprendemos al jugador que miente…, ¿pero y por qué no
al cirujano, al arquitecto, al barrendero, al profesor, al funcionario…?
¡¡Todos podemos mentir!!, es más: hay quienes afirman que todos somos
mentirosos –y posiblemente sea verdad- porque todos alguna vez hemos mentido…
La crisis brutal que hemos
padecido durante estos años pasados, y que aún colea, era un juego que sumaba
cero y donde alguien saldría perdiendo, como resultó al final. Pequeñas
mentiras, supuestos errores de apreciación que, en realidad, eran medias
verdades… y así nos va.
Lo del fútbol, que todos lo
vemos, los chavales, los niños, los adolescentes… ¡¡qué lástima de suciedad, de
sociedad!!
Charlie, tú y yo, aunque nos
arranquen la lengua… no vamos a volver a mentir por nada del mundo…, ¿te parece?
¿Se suma usted a este juego? Todos salimos beneficiados.
Tucho Castelo.
echo en falta a Gascoine ,eraun tipo sincero, con un hígado de acero
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