Dentro de once años hará un siglo
del estreno de Historia de una escalera
de Bueno. ¿Desde entonces hasta ahora qué ha acontecido? Es cierto que ya no se
hace vida en ninguna escalera, como hace décadas ocurría: todos los vecinos de
la casa se conocían. Ahora solo nos vemos en el ascensor, cuando nos vemos, y
apenas se habla. Podría pensarse que ha caído polvo sobre las escaleras en general
y también en las de Buero, pero creo que no es cierto esto último. Alfonso
Sancho Sáez defendió siempre que el Buero de la dictadura sería un clásico.
Servidor, en sus cortas luces, lo comparte. Admirable el Buero de Historia de una escalera, En la ardiente oscuridad, La tejedora de sueños… ¡Inolvidables!: El concierto de San Ovidio, El tragaluz… En este curso se cambió la
lectura “recomendada” para los alumnos de 2º de Bachillerato: Luces de bohemia, para mí, una de las
mejores obras de teatro del siglo XX en España… de largo, y quizá allende las
fronteras, por Historia de una escalera…
extraordinaria obra no solo de Buero, sino del teatro español de postguerra. (No
quiero dejar de insistir en que mantener los cuentecillos de Los girasoles ciegos, en 2º de
bachillerato y como modelo de la narrativa de postguerra, es un contradiós no
ya de ciegos, sino de tuertos zurdos para la calidad literaria, cargaditos de
rencores y complejos; en el evangelio de san Mateo a estos se les da consuelo).
A estas alturas descubrir la
pólvora sin humo es tarea de memos, pero no me gustaría dejar pasar la ocasión
de hacer un comentario de las sensaciones y de lo que he ido pensando después
de muchos años transcurridos sin leer la obra de Buero, como he hecho en estos
días.
Lo primero que deseo remachar es
que los temas que trata son de una actualidad absoluta. Indiscutiblemente, la
clasificación de su autor y de esta obra como unos clásicos es evidencia que no
necesita demostración. Hace unos días, al hilo de otra realidad -el pago de
impuestos por sucesiones- afirmaba un profesor de no sé qué que, en la Florencia
actual, las familias más ricas hace seis siglos… ¡lo seguían siendo a día de
hoy!, y así, por ejemplo, los Medicis. Es decir, la escalera, ese símbolo en la
obra bueriana de los que creen subir y bajar, no es ni mucho menos un espacio con
acceso abierto a cualquiera. Quienes nacen con las cartas marcadas y en la
parte alta de sociedad, verbigracia, los ricos, desde el punto de vista
económico, son los que se comen los tallos más tiernos del jardín, los frutos
mejores y más maduros, los que progresan con el viento de popa, y viajan sobre cuatro
ruedas en coches lujosos… Van a colegios exclusivos, a universidades que el común
ignora, viajan y miran por el extranjero, hablan idiomas, conocen a personas de
su entorno y nivel y así se van casando e interesando vástagos y fortunas. Si
así es en el último tramo de escaleras que da al cielo, a la luz, al sol, a la
piscina de la azotea…, otro tanto ocurre en la parte baja; si se tiene la mala
fortuna de nacer desafortunado, es decir, sin un duro en el bolsillo ni en la
cuenta, lo normal es que se acuda a centros educativos del común donde no se
percibe el aliento familiar que empuja a lo mejor: está demostrado que quienes
sucumben, quienes abandonan los estudios, quienes nunca llegarán a la
Universidad pertenecen a familias
humildes, en términos eufemísticos, es decir: más pobres que una rata…
Ellos, con sus carencias, se unirán a personas de su entorno también con
escasos horizontes, de estudios, de dinero, de idiomas… y de nuevo comenzará a
funcionar ese extraño mecanismo donde el aparente movimiento, una vez tras
otra, nos deja en la parte baja de la escalera, en el sucio sótano, en el
suburbio, en la incultura, en la marginación, en los empleos de tres al cuarto…
Y la igualdad de oportunidades es un camelo que royeron los ratoncillos
colorados.
¿Me pregunta por la clase media?
La clase media son aquellos que viven y se mueven en los pisos donde a ratos
llega la luz del sol… Ellos se valen de la meritocracia para alcanzar un
peldaño más arriba o, en el peor de los casos, descender unos peldaños… No es
fácil ni ascender ni descender en exceso… ¡Poquísimos llegan a la azotea por
méritos propios! Si usted pertenece a eso que se llama clase media, eso que en la
España franquista nació en los años 50-60, usted está llamado a ser un rodrigón
social, un dominguillo económico, un tentetieso cultural… Usted sirve de enlace
entre la clase próspera y afortunada y los desdichados desafortunados… Usted
queda de columna vertebral para que no se caiga del chiringuito de los de
arriba… Usted quedó como los porteros que se la juegan en la salida y se quedan
a media salida… Es lo que hay. Piense, por favor, si usted vive mucho mejor que
sus progenitores… Normalmente la clase media se mueve en esa mediocridad nada
áurea y más bien de alpaca.
La clase baja y media solo puede
ascender un poquito por medio de los estudios, de algún negocio y de la
política. No me hablen de Amancio Ortega y de cuatro ricos como él que salieron
del agujero por su esfuerzo personal, pues junto a estos puedo ponerles
millones de pobres que lo intentaron con idéntico empeño, o más, y la suerte les
fue adversa…
Nada nuevo bajo el sol… Lean al Mio Cid y hallarán en él respuestas
semejantes a las de Buero; lean al anónimo autor del prólogo del Lazarillo y hallarán otro tanto; lean La hora de todos y la fortuna con seso
de Quevedo: por mucho que se reme, por mucho que se pretenda salir y subir, se
llame uno Urbano o Fernando, se sea un Pepe o una Rosa o una Trini… ¡las
escaleras son las mismas, las ventanas las mismas, los peldaños idénticos y el
casinillo para fumar el de toda la vida de nuestros abuelos, nuestros padres y donde
nos hallaremos nosotros!
Líbreme Dios del sociologismo
falaz o de llamar al conformismo, antes al contrario: llamo a la santa rebeldía
de quien no se conforma con lo que hay, sino que busca la felicidad en el
peldaño que vive, ascienda o descienda, aunque más vale subir que bajar. Ser
pobre no es malo, pero tiene muchos problemas y gabelas… Los ricos también los
tienen, pero los solucionan con más facilidad. ¡Genial Buero!
Aprovecho tu blog para felicitarte por tu santo. Un abrazo fuerte. Mañana en Misa pediré por vosotros. Sin novedad por aquí.
ResponderEliminarMuchas gracias... ¡Qué de tiempo sin saber de ti ni leerte! El otro día me preguntaba qué sería de tus clases, de tu blog del que ya no me llegan noticias que me muevan a mirarlo... entre el batiburrillo de lo cotidiano... Un abrazo fuerte... Insisto, para el 13 de junio quedamos...
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