9 de mayo de 2016

Cacho Viu, Vicente, LA INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA

               

Hacía muchos años que tenía noticia de la obra que comento. Nunca tuve oportunidad de leerla porque nunca llegué a tenerla en propiedad ni la pude consultar con tiempo suficiente en ningún sitio. Adquirida ahora de segunda mano, la disfruto con verdadera admiración. Lo que la obra en sí supuso en su momento de publicación se me antoja que marcó un antes y un después para el autor y para la Institución Libre de Enseñanza.
                Es curioso que son muchos los que nos dedicamos a la docencia y hemos hablado u oído hablar de la ILE, pero en realidad hemos aprendido cuatro generalidades sueltas. Cuando he querido abundar en esta Institución siempre tenía la sensación de no ahondar en ella, de no enterarme del todo de las relaciones que establecían entre los primeros krausistas y el colegio que llegó a ser. No me quedaba claro por qué se elige a Kraus como guía de una institución española a finales del XIX. Ahora me queda todo meridiano: excelente investigación la de Cacho Viu. El modo de exposición, la hilazón entre textos suyos y textos citados, los pies de página… me han parecido -en mis cortas luces- modélicos para aquellos que deseasen hacer una tesis doctoral, pues este texto se publica en el 62 como libro, pero su origen se halla en una tesis que Cacho realizó con un tema que va más allá de la propia ILE, pero que toma a esta como centro vertebrador de su estudio. El título de la tesis leída en 1960 fue: La Universidad española en la época de la Restauración. Orígenes y etapa universitaria de la Institución Libre de Enseñanza (1860-1885).
                En esta obra el lector puede seguir con todo detalle, al céntimo se me ocurre decir, pues hasta tal punto llega la investigación de Cacho a la hora de dar cuenta del dinero que se invirtió en la creación de los edificios, etc. de la Institución, pero, sin duda, no esto lo más notable, sino la detallada explicación del origen de los estudios de Julián Sanz del Río en Alemania del pensamiento krausista y lo que esto supuso, tras su proselitismo y expansión de estas ideas en España. Explica Cacho los problemas académicos que ocasionaron estas ideas en la Universidad y las controversias a que dieron lugar. Es posible, no lo sé, pero estoy por asegurar que no antes de ahora había oído el nombre de don Fernando de Castro y lo que este hombre también supuso en la cimentación de lo que posteriormente daría lugar a la expansión de sus ideas sobre la religión y la ciencia y las largas y profundas consecuencias que tuvieron en el pensamiento español posterior… Se me había hablado, y yo creía, que la Institución Libre de Enseñanza había sido poco menos que un oasis de aguas más o menos puras, según el narrador, en medio de una España alejada de estas ocupaciones, sin embargo, la investigación de Cacho no deja revista ni foro sin estudiar. El Ateneo se muestra como un foco de debate importantísimo (tampoco me había hecho yo idea cabal de ello) donde las dos Españas se baten en reñido duelo intelectual y donde sí reconozco nombres de personajes que luego se dedicarán, en un bando y otro a la política (incluso nombres ilustres próximos a mi tierra y a mi sangre, como Orti y Lara, mal citado, por cierto, como Ortí y Lara).
                No pensaba yo que hubiera por parte de la ILE una animadversión tan enconada contra la religión católica. Me había hecho una idea más tolerante y, sin embargo, en absoluto fue así, como se desprenden de textos de sus representantes más notables e ideas expuestas por Cacho que se explican solas por las plumas de sus autores.
                A este primer volumen se supone que le seguiría un segundo volumen que no solo cerraría el siglo XIX con respecto al tema de la Universidad y las corrientes habidas en ella, sino que además pondría el broche a lo que fue el proceso de la ILE, no ya como intento de creación de una Universidad, sino como un centro de primera y segunda enseñanza y ya en las manos de Francisco Giner de los Ríos, Manuel B. Cossío…, su influencia en la enseñanza en general, las innovaciones traídas del extranjero y puestas en práctica en España, la hondura que alcanzaron las ideas entre tantos y tantos ilustres alumnos que pasaron por allí…, pero este segundo volumen nunca llegó a escribirlo Vicente Cacho Viu.
                Son innumerables las notas que he ido tomando de la obra, si bien muchas las dejé atrás atrapado por el apasionamiento de la lectura y la mendaz creencia, me temo, de que luego hallaría con facilidad, en caso de necesitar algún dato, en obra tan bien estructurada y detallada. Ya veremos cuando se dé el caso. Me tienta el reproducir muchos de sus pasajes, pero… me resulta difícil escoger algunos. Invito vivamente al lector interesado en la historia y particularmente en la historia de las ideas en hacerse con esta valiosísima obra y disfrutarla, como he hecho yo.

He leído la obra en una primera edición del año 62 donde las notas de pie de página y los textos citados en el propio texto de Cacho tienen una letra mínima. El lector interesado puede hallar una edición posterior, que no he tenido en las manos, presentada en el año 2010 y editada por la Fundación Albéniz, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, Madrid.

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