23 de marzo de 2015

¡¡MÁS 100.000 ENTRADAS A ESTE BLOG!!




H


ace unos días este blog llegó a las 100.000 visitas. ¡Asombroso! Cien mil personas han entrado a ver qué es lo que había publicado, han leído o sencillamente ojeado lo que había escrito… ¡más de 100.000 personas ya!

          Leo muy de vez en cuando alguna entrada de blog donde se explica “qué hacer para tener éxito en un blog”. En general los consejos y reglas, como las recetas de cocina sobre un mismo plato, son muy parecidas: un poquito más o menos de sal, de aceite o sencillamente no ser enojoso en la redacción, poner medios de resalte.
          Me asombra que alguien pueda vivir de lo que escribe en un blog, como no dejan de asombrarme cómo se mantiene un avión en el aire o cómo un zorzal, pájaro de pequeña envergadura, es capaz de volar durante días y días durante miles de kilómetros, “¡Jo qué tropa!”, me digo como Romanones, conde de… “Ya hay que ser listo para comer de un blog –bueno, y merendar, y cenar, y comprarle un bolso a la Mari…-. Tanto como para no perderse en la inmensidad desde Rusia hasta aquí volando: sin comer, ni merendar, ni cenar, ¡y sin bolso…!”.
         


           Es obvio, me digo, que mi blog es un espacio que no aspira a éxito alguno: por su contenido, aspecto, extensión… se ve a tiro de ballesta. En realidad: Todo éxito es prematuro, me lo explicó un viejo amigo. Y no lo decía solo él, sino que ya lo decían otros más viejos y tan sabios como él, pero en latín: nemo ante mortem beatus est. Es decir, que nadie antes de la muerte es feliz, que es lo que significa ‘beato’, porque meapilas es otro ser, un tanto deformado y distinto, casi siempre infeliz por bobo (casi tan tonto como quien lo critica). Así pues mi blog, que no es un blog creado para el éxito, porque ni lo busco, ni lo quiero, ni parece que él me quiera a mí, ¡de momento!, pero a todos llega el tiempo de balancear y sopesar lo hecho… ¡esa mortem tiene que llegar! Pues eso: que 100.000 personas, entre ellas usted, o personas como usted, se han llegado a mi blog a echar un ojo…

         Estoy por dar las gracias, cosa que hago con frecuencia, con sentido concreto de lo que comporta, aunque más sean los demás quienes debieran dármelas a mí, pues, servidor, como el poeta, que tampoco murió, pobrecillo, en la abundancia, como profetizó, afirmo:



  Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito./

  A mi trabajo acudo, con mi dinero pago/

  el traje que me cubre y la mansión que habito,/

  el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.



         Que no es ordinariez de índole ninguna decir lo que se piensa, pues a la verdad y al buen comer llaman Sancho, aunque quizá sea al buen callar, pero ya puestos, ¿verdad?

         No. No es blog de éxito el mío. No da para comer, ni para merendar, ni para nada de casi nada… Eso sí: da la satisfacción de quienes van y vienen por él, dejan algún comentario, o lo hacen en un aparte un tanto teatral de la vida misma: “Me gustó mucho tu última entrada”, me dicen. Y yo, todo cortés: con un “Gracias”, agradezco que se haya invertido un ratico de vida, un trozo de eso tan sustancial hecho en el tiempo… en leer los pobres renglones de un blog que NUNCA FUE CONCEBIDO PARA TENER ÉXITO, sino para algo mucho más prosaico, más extraordinario hoy, más suculento, más amable… cual es SERVIR A LOS DEMÁS… por el hecho en sí de servir, con la convicción de que muchas veces se produce el mágico milagro quijotesco: El empeño de dar de beber al hambriento y de comer al sediento, porque son muchos quienes, en realidad, no quieren ser servidos, sino que se les deje en la paz del limbo que concita la ignorancia, la pereza, la acedia…

         Hay, sin embargo, ¡caramba!: más de 100.000 personas que alguna vez se llegaron por aquí a verme y a ver qué leí, qué se me ocurrió, qué escribí.

         Gracias por dejarse servir, gracias por leerme… y no lo olvide: todo éxito, piénselo, es prematuro. Si necesita algo de su s.s.s. no dude el solicitarlo, ya sabe: lo difícil lo hacemos de inmediato, lo imposible… tardamos un poco más.




          Con afecto.
  

      

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