Me
pregunto cuándo podremos contemplar con confianza, con serenidad, sin odio, el
tramo histórico que va desde 1931 hasta hoy, por fijar una fecha, sin tener la
duda continua de que nos están dando ideología por historia, gato por liebre,
medias verdades por verdades. Imposible saber de todo, imposible acceder a
todas las fuentes, imposible comprobar todo. ¿De quién fiarnos? Aunque sea el
menos común de los sentidos no me queda más remedio que guiarme por el común de
los sentidos y en él me dejo caer, y en criterio de los amigos que saben de lo
que tanto necesito aprender.
Quienes
somos los nietos de la guerra supimos en nuestras casas las consecuencias de lo
vivido en ella por nuestras familias. Los avatares de las familias fueron
diversos: rojos y nacionales, fusilados o encarcelados, paseados o escondidos y
ocultados, abuelos ejecutados; tíos, primos lejanos exiliados, vencedores y vencidos, prisioneros en un bando u otro, militares y civiles
alzados… Casi cuarenta años de paz y silencio que cada quien los sopesó según
quiso, pudo o le permitieron. Siempre, insisto, siempre las ferias, como las
risas, van por barrios.
Por
diversos motivos que no vienen al caso, o sí, cojo el volumen 9, La dictadura de Franco, de la Historia de España que dirigen Josep
Fontana y Ramón Villares y que firma Borja de Riquer. En la línea de lo que
escribí en una entrada anterior (Ya
no termino de leer todo lo que empiezo) este va a ser el primer libro que dejo en la
cuneta sin terminar en esta nueva etapa lectora de mi vida, y conste que llevo
leídas sesenta y siete páginas. Nada nuevo bajo el sol, se me antoja, del
rencor y la mirada sesgada: no he leído absolutamente nada positivo de esos
años en esta obra de ninguno de los actores principales de la historia, ni de
ninguno de sus actos: si bueno por
fortuna si malo por malicia, torpeza,
egoísmo, vicio:
-
Franco era un mal militar, un general mediocre, inculto, visceral, amanerado,
cerril, egoísta, codicioso, vengativo…;
-
los distintos gobiernos que se suceden desde el final de guerra, y aun antes de
terminar esta, son romos, inútiles, guiados por mantenerse en el poder,
resentidos, acomplejados, compuestos por militares, falangistas, extremistas de
derechas, opusdeístas… todos ellos a cual más lerdo, negado y nulo;
-
los miembros de la Iglesia española son unos seres oscurantistas y retrógrados,
más acomplejados aún, que se alían con el nuevo régimen instaurado, ponen bajo
palio al caudillo que lo es por la gracia
de Dios, y sacan el incensario para halagar al régimen y sus consecuencias…
Suma
y sigue.
Me
pregunto desde el sentido común porque algo no me encaja:
¿Siendo
tan romos y torpes, teniendo una situación tan hostil, dentro y fuera de
España, sin medios económicos, con deudas, con una población depauperada… cómo sacaron
a España adelante quienes la dirigieron?
¿Siendo
todos ellos, no tantos y tan tontos y, supuestamente, tan listos los demás, cómo
siendo estos tantísimos, millones, tuvimos que esperar a que muriera Franco
para llegar al paraíso de la transición, a la tierra prometida de la democracia
donde todo tendría cumplida y justa solución entre arroyos de leche y miel?
¿Si
los militares sublevados eran tan torpes, tan lerdos… cómo fue que vencieron en una guerra donde sus
enemigos eran tan brillantes, inteligentes y excelentes estrategas…?
¿Cómo
es posible que siendo Franco tan codicioso, siendo el dueño de España, su familia, hoy, no sea riquísima como lo son
las familias de los dictadores al uso –o algunos demócratas de hoy- en tantos países que conocemos y conocimos donde
día tras día salen los millones de euros en paraísos fiscales?
¿Era
lo razonable que los miembros de la Iglesia española que habían sido
perseguidos, asesinados, martirizados, masacrados… se pusieran de parte de sus
asesinos, de sus verdugos, de sus ejecutores o de quienes les dieron cobijo,
seguridad y un regazo seguro donde, al menos, subsistir?
Lo
siento, señores, ni mucho menos es esto lo que esperaba de una obra de esta
supuesta calidad. No hallo ecuanimidad razonable. No tiene por qué haber
equidad, pero todo no pudo ser como aquí se pinta: repugna al más mínimo
sentido común y al más breve de los entendimientos. Es la segunda vez que me
topo entre los volúmenes de esta colección con platos intelectuales,
irracionales, helados, de difícil digestión para quien no siendo enteradísimo
en la materia no está tampoco dispuesto a dejarse catequizar con dudosas ruedas
históricas de molinos de viento… Un saludo. Y no volveré a probar fortuna en
esta sesgada Historia de España de
Fontana y Villares. Sin rencor que cada caminante siga su camino.
Mis hijos podrán. No todos los padres intentarán ser ecuánimes, pero llegará... No se puede seguir viviendo rojos contra azules. No tiene sentido.
ResponderEliminarHubo quien, como a ti, le di clase durante algunos años y luego resultó que no había comprendido esa explicación que tú das, tan sencilla, tan simple, tan propia: el perdón, la comprnsión, el amor... Mientras exista la cizaña que se beneficia del mal... habrá mala gente que apesta la tierra.
ResponderEliminarGracias por tus letras. Tiene que llegar ese día, pero de momento tenemos un AÚN NO... Un abrazo.
Todas las guerras se empiezan para PERDERLAS, me sopla un amigo.
ResponderEliminarPara contestar a esas preguntas hay que estudiar e investigar en la historia. Creo el historiador está para contestarlas; en otras palabras, tú opinión es sesgada.
ResponderEliminarMuchas gracias, señor García, por acercarse a mi blog y tomarse la molestia de opinar. El investigador, el estudioso, el historiador, por su condición de tal no quiere decir que no tergiverse, o mienta, en lo que escribe, como usted afirma que yo he sesgado..., por cierto, sin aportar prueba alguna. ¿Qué le hace pensar que yo no investigué o estudié o leí o…? Un saludo.
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