Seguimos, me
temo, atascados en el comienzo de esta entrada. ¿Hay alguien que no sepa qué se
debe hacer con los niños, las lecturas, con la educación o la formación? ¡En
España todos lo sabemos! ¡Hasta algunos académicos! Posiblemente también todos
estemos de acuerdo en que el jamón de cerdo ibérico es excelente, que los
chuletones de Ávila también lo son, el aceite de Jaén un delirio, que los
gambas de Huelva y las quisquillas de Motril son una maravilla, que el vino de
Jerez, la manzanilla de Sanlúcar y sus langostinos, el rivera, el valdepeñas y
el rioja… y el cocido madrileño… y… ¡son extraordinarios!, pero a nadie, y
menos a ningún pediatra, se le ocurriría dar un potito de semejante mescolanza
a un bebé porque todos, versados o no, peritos o no, expertos o no, diríamos
que eso es un disparate sin acuse de recibo donde se pone en peligro la vida
del lactante y, sobre todo, escucharíamos a los expertos conocedores en
alimentación, a los pediatras… y todos concluiríamos en que siendo los citados
caldos y viandas maravillosos… son inadecuados para la alimentación de bebés.
[¿Acaso no alegó la Academia por mano de Ignacio Bosque, y lo comparto de la
cruz a la raya, ignorancia supina en la materia en quienes emplean la
imbecilidad de los dos géneros al escribir o hablar ignorando que el género no
marcado en español es el masculino, a qué viene este matricular el Quijote en la escuela?].
Poquito
a poco vamos llegando, creo, y todo cuanto aquí se escribe no es pura opinión…
Vamos al punto sexto. En resumen de
lo hasta aquí escrito.
1.
Todos en España sabemos qué conviene y cuándo a nuestros
escolares;
2.
El Quijote es una
novela de valor excepcional y singular en la literatura universal;
3.
en España no lee el
Quijote ni el tato por lo que:
a. la Academia ha hecho una
adaptación para que se lea en las escuelas;
b. en todas las escuelas
españolas se debe leer la genial obra de Cervantes, según Pérez Reverte;
4.
No parece haber habido consenso con respecto a esto desde
hace siglos y aún hoy no lo hay.
La Academia y
los académicos, que no son inmunes a lo que la sociedad percibe, demanda,
anhela, apetece…, desde hace también muchas décadas, desean facilitar el acceso
a la masa, que diría Ortega, de un
supuesto bien del que ni la masa quiere disfrutar ni tiene tragaderas para
asumir. El potito que habrán hecho, con toda su buena intención -¿a qué
negársela?- comporta la elaboración de un texto accesible, facilito, light, coca-cola sin coca ni cola, café sin cafeína, dulce sin
azúcar, ligero, ¿insustancial?, ¿superficial?... ¿Para tontos? ¿Para vagos? ¿Para
perezosos? ¿Para quienes aún no tienen la capacidad de asumir lo que se les
quiere obligar a leer? Y así don Arturo, que se transmuta en ocasiones en su
imaginario capitán Alatriste, se las echa de valentón y no tiene vergüenza -¿o
es que tiene una gran experiencia docente?- en afirmar que: “Es una
vergüenza que los gobiernos no hayan incluido el Quijote entre las materias
obligatorias. Que un alumno pueda pasar por el colegio o el instituto sin haber
leído nunca esta obra, es
una vergüenza para todos los ministros de Educación y Cultura que
ha habido en España", según dijo a Efe. Lo que no deja de ser una sinrazón
más desde muchos puntos de vista: ¿por qué tienen que ser los Ministros del ramo
los responsables, por qué tiene que ser la escuela el lugar adecuado para la
lectura de esa obra, por qué tienen que ser los maestros quienes obliguen a sus
alumnos a leer el Quijote? ¿Qué pasa
en las casas para que no se lea, para que los cultos papás, los cultos
académicos, los cultos lectores de esta gran nación… no pongan a sus vástagos a
leer el Quijote, o es que lo prohíbe
el undécimo: “No leer el Quijote en
casa”?
Me he reído cuando comparas El Quijote con el jamón ibérico. Iba a poner algo sobre la escuela y el libro del que tratamos. Mira, qué quieres que te diga: cuanto más lo pienso, más cosas se me ocurren (claro). Sigo, no obstante, parecido a Sergio, que se debe animar a los adolescentes a que lean El Quijote, pero no imponer. Quizá en la escuela se podrían poner y repartir unas lonchas de jamón, y leer algunos capítulos, o incluso una versión abreviada, pero me parece que es como dar un sucedáneo de jamón ibérico. Un abrazo, Antonio.
ResponderEliminarCómo me gustaría estar en medio de una conversación entre Pérez Reverte y Alcalá Vique, sobre el quijote, sobre la literatura... sobre los perros de caza...
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