Querido
charlie:
Por
mucho que corro, tengo la sensación de que voy tarde, con mucho retraso. Cuando
llego: el entierro ha tenido lugar, las velas se apagaron, callaron las campanas,
los recién casados ya se marcharon, la mesa carece de mantel, los amigos se
dispersaron… y están barriendo la estancia. Huele a tabaco recién fumado y todo
resuena a risas en eco. Una vez más, lo siento, he llegado tarde por mucho que
corrí. Insisto. Lo siento, de veras. Es por ello que anda descuidado el blog,
este año no hubo felicitación explícita a los lectores y amigos que me visitan,
quedan pendientes varios comentarios de libros, alguna carta a charlie…
*
* *
Desde
hace muchos años he pensado que las muertes que acontecen a nuestro alredor son
avisos y anuncios de la que con seguridad plena nos sucederá a nosotros. La
muerte nos ocurre, nos sucede: nos sale al encuentro. Son muchos los hombres
sabios que han dicho que conviene imaginarse tal día, el momento en que dejemos
de existir, al menos, como conocemos la existencia mientras respiramos. Lo que
vendrá después es otra cuestión.
Lamento
comunicaros a los amigos que Muñeca ha muerto. La perra llegó a casa en
noviembre de 2006. Fue un regalo de Rufo Lorente, a quien no dejaré de
agradecer suficientemente nunca el detalle. Ya
comprenderás por qué le puse Muñeca de nombre. No volverás a tener una perra
como esta, me vino a decir. Muñeca es nombre largo para un perro. Más aún
para un perro de caza, pero era el nombre que le iba a tal perra… El día 27 de diciembre de 2014
se quedó en su caja, como acostumbraba, dormida para siempre.
Lo
escribí muchas veces. La muerte no mejora al difunto. Tampoco en este caso a la
malograda Muñeca. Era una perra aún joven. Es una perra que no necesita
mentiras para decir bien de ella. Hace un par de veranos empezó a padecer del hígado,
por motivos que ignoro, y ya no podía cumplir con las jornadas completas de
caza. Esta temporada no pasaba de las dos horas de campo, ¡al ritmo en que un
bretón de esta sangre lo hace! La última vez que salió al campo fue al puesto
de los zorzales, y le costó, y la anterior en Ciudad Real, donde disfrutó de
dos magníficas horas de perdices en mañana memorable. Nada más lejos de mi
imaginación que a la perra le quedaran unas semanas de vida. Al dejar de hacer
su función el hígado que no se regeneró… se hizo presente la cirrosis y con
ella el desenlace fatal.
Nos
deja en casa a Ussi… Los perros, decía Julián Marías, en las casas, con el
trato continuo, se personalizan mucho, decía el filósofo. Nunca se dejó de
tratar en casa a los perros… como perros, con toda la dignidad que esto
comporta. Muñeca era cauta con los desconocidos: no se dejaba acariciar por
cualquiera que no conociese y se arrimaba apenas a quienes no eran de su círculo.
Le gustaba, sin embargo, hasta el exceso que le rascasen bajo la barbilla…, y
hacer títeres para estar en el brasero sin quemarse.
Muñeca
está enterrado en campos donde cazó mucho en los últimos años. El alma sensitiva
de Aristóteles, propia de los animales, son otras logomaquias filosóficas y esto,
de veras, ya, a estas alturas… No va más, charlie.
Tal como dices, qué perra! menuda muñeca!
ResponderEliminarrecuerdo cómo esquivaba que la acariciasen, precisamente, los niños.
un abrazo y ya lo siento