Hoy
me cuenta un alumno que han cambiado los libros recomendados para el llamado
Comentario de texto, lengua y literatura: Selectividad universitaria andaluza.
Hace unos días lo miré y aún no estaba eso ahí colgado y cambiado.
Sorpresa:
hemos dejado a San Manuel… y nos
hemos ido con El árbol… de don Pío
Baroja. Es un detalle celebrar los aniversarios de los autores con la inclusión
de sus textos y su lectura en planes y festejos más o menos oficiales u oficiosos y así conviene
celebrar, por ejempolo, el centenario de Romualdo del Pínfano, conocido en su
caro hogar a la hora del almuerzo. Siendo, sin embargo, el 150 aniversario del nacimiento
de Unamuno, me pregunto: ¿quién será ese tal don Miguel para que lo tengamos en
cuenta con ningún tipo de homenaje en las lecturas recomendadas, si era
vasco y murió en el 36? Por otra parte ¿qué tiene San Manuel que no tenga El
árbol de la ciencia (del que tangencialmente hablé aquí no ha mucho)? Bien
traído el buen don Pío. Tanto da uno como otro: cuestión de gustos, de
opiniones, relativismo puro… Lo del aniversario pura chochera que no debe
tenerse en cuenta.
Ignoro
quiénes serán los que eligen las lecturas de Selectividad para el distrito
universitario andaluz, o como se llame, que poco importa para el caso, pero seguro
que tienen sus motivos para su elección: no me cabe duda. Como los tendrán, y entiendo que
muchos, para mantener Los girasoles
ciegos de ese gran novelista llamado… llamado… llamado… Alberto Méndez, autor
de una extensa obra compuesta por una sola novela, que no es tal, sino un
conjunto de cuatro cuentos. Me pregunto, sin malicia, ¿cómo comparar la obra de
este señor, q.e.p.d., con Ramón J. Sender, con la de Cela, ese premio Nobel, Miguel
Delibes, Torrente… Ballester, don Gonzalo –no confundir con el protagonista de Torrente, ahí gente pa to-, Martín Gaite, Ana María Matute, incluso Carmen Laforet, los
Goytisolo, Aldecoa, Sánchez Ferlosio, Fernández Santos, García Hortelano, Martín
Santos…, Eduardo Mendoza, Muñoz Molina, Marías, Pérez Reverte…? Desde mi modesto punto
de vista hay dos causas capitales que hacen mejor a Los girasoles que eligieron esos ciegos: la extensión de la obra
–presupone la incapacidad lectora real de los alumnos- y el odio, que tanto
alimenta como la sangre, y que destilan sus páginas muy al hilo de un supuesto
ajuste de cuentas, ignoro con quién, por el camino de cierta memoria histórica…
Dicho sea con perdón. Nada más lejos de mi intención que meterle a nadie un
dedo en el… ojo.
ALBERTO MÉNDEZ |
La entrada esta a tu blog resulta interesante, Antonio.
ResponderEliminarenel 75 hice COU, y estaba San manuel Bueno .....es un libro que si tienes formación te puede echar para atrás la fe, escrito a las mil maravillas, prefiero que lo hayan cambiado, nada es ingenuo en esta vida ...te llamé,
ResponderEliminarPor favor, Daniel: ignoro qué saben tus alumnos universitarios sobre la Biblia (pero me lo puedo imaginar). A mis bachilleres les debo explicar quién es Job (ellos pronuncian Yob*), ignoran la historia de Caín y quién es Lázaro el amigo de Jesús… ¿Perder la fe en qué o en quién? No hay ninguna fe que echar en ningún sentido ni que perder porque esta es, si acaso, una débil luz que apaga la actitud pagana de quienes la tienen por bautizados, pero esa fe, además, está envuelta en las tinieblas asfixiantes de un ambiente denso de ignorancia. Lo siento, pero la mayoría del alumnado –se dice así ahora- es pagano: ni agnóstico ni ateo. Pagano, sin más. Da igual para ellos Unamuno, Baroja o el bombero torero…, ¡con todos mis respetos para el toro!
ResponderEliminarTambién te llamé yo. Un saludo.
sí tienes razón.....en el 75 yo tenía algo de formación...mi pregunta es los que escogen religión católica que estudian, qué se les explica??? saludos
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