7 de noviembre de 2013

Buenas tardes de nuevo...



         Ya no recuerdo si lo conté alguna vez en este blog lo que a continuación escribo, pero sí es cierto que lo he relatado en alguna ocasión. Olvidé dónde. Los viejos tendemos a repetir las mismas historias.

         Cuando el frenesí lector de mis adolescencia y juventud se desmandó en una lectura continuada, incontenible, desordenada… me di cuenta de que confundía títulos de autores (esto me pasaba especialmente con escritores adscritos a la generación del 98) y volvía a sacar novelas de unos y otros que ya había leído… Me ocurría especialmente con Baroja y Valle. Pensé que lo prudente era anotar los libros de los autores que iba leyendo en unas fichas que me hice con papel sucio y ahí estaban autor y obra.

         Pasados los años, animado por algunos amigos más avezados que yo en el trabajo intelectual, empecé a escribir comentarios de las obras en fichas. Y así lo hice. Escribí a mano fichas en octavillas de papel usado. No recuerdo bien qué escribía en ellas, pero lo podemos comprobar porque esas octavillas sí las conservo. Estoy, sin embargo, casi seguro que mi primer archivo desapareció sin remedio: también es seguro que no se perdió gran cosa, unos nombres, unos títulos.

         Pasados los años, con los primeros ordenadores que tuve ya empecé a escribir esos mismos resúmenes en las máquinas. Ahí me extendía más. Escribía parte de lo que anotaba en los folios que siempre acompañan mis lecturas. Hice muchas fichas. Escaneaba incluso algunos textos… que luego corregía, pues los escáneres no eran muy fiables.

         Toda esta labor me sirvió siempre para ejercitar mi memoria, para mejor recordar detalles de obras, ideas… y comportó un ejercicio singular de síntesis y análisis que ha dado con una razonable, entiendo, capacidad para hacer crítica de obras, al menos, un determinado tipo de crítica. Me ayudó a crecer.



* * *

         Es hora quizá de reflotar este blog que hace meses que no visito ni yo. Lo haré, sin embargo, con un sentido distinto al que tuvo desde su creación. En él deseaba servir a los demás con mis lecturas, orientar en la medida en que podía hacerlo, dar noticia de mí y de lo que iba leyendo… Algo se ha logrado; sin embargo, lo voy a usar como archivo de las lecturas que voy haciendo sin más. No tendré en cuenta a quienes puedan o no leerlo, sino que lo usaré para mi propio servicio como mero archivo. Lo dejo abierto para quienes mirar en él, servirse de él, quieran comunicarme algo y como ventana abierta a quienes me buscan en Internet y deseen algo de mí.

         Creo que en realidad la finalidad del blog seguirá siendo la misma, aunque con el orden invertido. No es exactamente que sea primero, mi menda y aluengo el deluvio, que decía aquel, pero bien podría aproximarse un tanto.



* * *



         Publicaré ahora en pocas semanas libros que he leído en estos meses de verano y lo que llevamos de otoño-invierno. Si alguno de ustedes, curioso, se pregunta en qué anduve, le diré que enjaretando una novela que ya tiene su color, pero que aún tiene mucho por pulir y que con ella no ando en estas fechas porque ahora, en estos meses, otros menesteres se imponen con la fuerza de lo imprescindible. Todo se andará.

         Por tanto, bienvenidos de nuevo. Y un saludo a todos los que pasen por este blog. Para servir a Dios y a usted, que me enseñaron.

1 comentario:

  1. Los que te queremos no necesitamos muchas explicaciones, aún así, que bien te explicas...

    Un abrazo.

    ResponderEliminar