24 de abril de 2013

Bergoglio Jorge, Rubin S. y Ambroguetti F.: EL JESUITA (y III)






            Nadie ama lo que ignora o escrito de otro modo: solo puede amarse aquello que se conoce. Reconozco que mi entrada al conocimiento del actual Papa por este libro ha sido un medio excelente para empezar a conocer y a amar al nuevo Pontífice, hoy con rostro e historia.
         En algún momento cuando habla sobre la educación (cap. 5) parece que estuviera haciéndolo yo con algún colega en la sala de profesores. Con su enfoque más o menos personal, con su experiencia, profesor de Literatura y Psicología, Bergoglio comenta cómo en el fondo todo educador debe ser una persona que ama a su educandos. Educar es un acto de amor. El resto es pura necedad: literalmente perder el tiempo. Como profesor de Literatura son muchas las citas que hace de escritores y obras de allá y de acá a lo largo de las entrevistas: Borges con quien tuvo cierto trato; Ricardo Güiraldes (por Don Segundo Sombra), Santa Teresa, Hölderlin (por quien siente especial inclinación), Machado, Cervantes, Goethe (por su Fausto), José Hernández (por su Martín Fierro), Dostoievski y ¡hasta Corín Tellado!, de quien bromea.
         Enlazo al profesor con el cura. Me llama la atención su estar muy pegado al terreno, saber qué tierra pisa. De la anécdota de la vida cotidiana enlaza con el Evangelio o el pasaje literario. De todo se aprende, de ese mismo todo meditado se puede enseñar al otro y así enseña cómo se debe “relativizar un poco la mística de la eficacia”, “la paciencia cristiana no es quietista o pasiva”, la clericalización de los laicos por parte de los curas, lo que no pasa dice de ser “una complicidad pecadora”. Me recordaba, entre muchos, a Gilles Lipovetsky cuando habla de la religión a la carta…
         Los temas que aborda, el modo de hacerlo y contarlo me empujan a decir que la Iglesia católica tiene hoy Papa que cayó al Vaticano directamente de la calle. Recuerdo que se decía de Juan Pablo II que era el Papa que vino del frío, pues bien, Francisco I es el Papa que se acaba de bajar del autobús ante la plaza de san Pedro. Habla de las justificaciones que todos nos buscamos, de las coartadas para seguir respirando, pero que, en fondo, son mentiras, componendas, composiciones y así quien aborta ¿acaso cree que lleva en su vientre “un cepillo de dientes”? Cierto que nadie puede llegar, sino por la mano larga de Dios, a todo y a todos y, además, a fondo. Las necesidades son muchas, urgentes, importantes, la humanidad reclama y gime de dolor y el hombre anda enredado en su egoísmo, en sus prejuicios, incapaz de salir al encuentro del otro, a escuchar al distinto, al diverso, a quienes actúan y piensan de otro modo… Hay que ir a la periferia ha dicho siendo Papa, y ya lo dijo y lo hizo en Buenos Aires. Todo ello lo cuenta Bergoglio con gracia, entre letras de tangos (de los que gusta), entre expresiones muy de allá que dan un especial gracejo a su castellano, digamos hoy. 
         Para el lector ajeno a la Argentina, la última parte de la obra, una larga reflexión a partir del Martín Fierro de José Hernández, quizá sobre. Supongo que esto irá en gustos.
         Ahora, supongo, habrá que esperar sus próximos escritos, sus homilías y mientras bien puede, quien tenga gusto en ello, ir leyendo lo que hay publicado de él, una docena de libros… ¿alguien que oriente y comente entre esos títulos?
         Bienvenido a mis afectos desde tan lejos…

1 comentario:

  1. "El verdadero poder es el servicio"
    "Sobre el cielo y la tierra-Conversaciones Bergoglio-Skora"

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