El texto que a continuación sigue, no es de servidor, que lo cazó de la generosidad de un amigo que vive allá, al otro lado del charco, y es sabio en esto de las letras y los libros y los autores. Con mi agradecimiento a Ángel Esteban.
* * *
Mallarmé por Renoir. |
Para
Mallarmé, obsesionado con la música, el ideal artístico descansa en la esencia
pura de un sonido en silencio, allí donde no hay más que sombra, como dice en
su poema “Igitur”. En su percepción del arte, la obra poética necesita imitar
el momento en que la orquesta calla, porque ese silencio no es fin de cadencia,
sino punto de unión entre el lapso en el que se construye la obra de arte y lo
intemporal de la duración infinita. En muchas ocasiones, lo que no se dice es
lo que engrandece a un artista. Rulfo calló en 1955 después de publicar dos
libros tan cortos como imprescindibles. Vivió 30 años más y se dedicó, entre
otras cosas, a la fotografía. El otro gran mexicano del siglo XX, Carlos
Fuentes, habría sido mejor escritor si se hubiera callado a mitad de los
setenta, con raras excepciones como Gringo
Viejo, de 1985.
El
poder de la ironía descansa, precisamente, en lo que no se anota. El irónico
dice lo contrario de lo que desea expresar, y el que recibe la ironía sufre
mucho más que si le dieran la puñalada directamente, y no de costado. Hace poco
he visto uno de los mejores cortos de la década, “10 minutos”, de Alberto Ruiz
Rojo, que está en youtube y dura, por cierto, 15 minutos. En él, un hombre
redime su vida emocional, al borde del abismo, gracias a los silencios. En
ellos está todo lo que ese deshecho humano necesita para volver a ser persona.
Lo recomiendo más que vivamente.
Lo que
no recomiendo es el último disco de Silvio Rodríguez, Segunda cita. Silvio, sin duda el mejor cantautor latinoamericano
de todos los tiempos, debió callar hacia el final del siglo pasado, a partir de
Descartes, de 1998. De hecho, ese
disco era un conjunto de canciones “descartadas” de discos anteriores, de las
que solo 3 o 4 se salvaban realmente. A partir de ahí, de los cinco discos del
tercer milenio apenas hay canciones buenas para uno. Qué pocos artistas son
rulfianos, y cuántos fuentianos. Y en el caso del castrista, el ridículo es
todavía más espantoso, por el tono triunfal de los años sesenta en un contexto
en el que la única ideología posible es el “sálvese quien pueda”, comenzando
por los obsoletos dirigentes. El vocero de la dictadura cubana dice en su
“Tonada del albedrío”, citando al Che, que ningún intelectual “debe ser
asalariado del pensamiento oficial”. Probablemente, la mañana en que escribió
eso no se había mirado al espejo. Y remata la genialidad afirmando que “al buen
revolucionario solo le mueve el amor”. ¿Amor a qué? Desde luego, no a la
libertad, al respeto a la conciencia ajena, al universo burgués de los derechos
humanos.
Ángel
Esteban.
"el silencio es una forma de opinion" LA ESPIRAL DEL SILENCIO (esclarecimiento de las relaciones entre el hombre moderno y los medios de comunicación) Paidos Comunicación
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