8 de marzo de 2012

Los amigos perdidos

A/A Asociaciones de alumnos

         Voy andando y pensando… que realmente perder un amigo es difícil, y dolorosísimo. Es semejante a esas personas que dicen perder la fe. La fe no se pierde como quien pierde un bolígrafo, cien euros o la virginidad: la fe, una amistad, un matrimonio… no se pierden en una esquina. Se requiere de un tiempo en que se va cediendo, se van dejando los medios que alientan esas realidades, se siente el frío de la intemperie, la soledad, el hastío, el agotamiento espiritual, la extenuación psíquica, la impotencia física, la enfermedad, a veces..., por acción, omisión o reacción.
        Me dejé el otro día, en la anterior entrada, una posibilidad que no quería dejar desatada sobre cómo perder una verdadera amistad:
        Esa verdadera amistad fenece porque, no siendo tal, se creyó verdadera. Hay un error de percepción. Creemos ser verdaderos amigos. Creo que X es mi amigo. Lo quiero como tal. Quiero lo mejor para él o para ella, pero en realidad no soy correspondido: hay un grave error de percepción. Esa amistad se alimenta de mis ilusiones, en mis quimeras, de mis llamadas, de mis impulsos, de mis escritos, de mis… ¿¡Y los suyos!? ¿¡¡Dónde están sus llamadas, dónde están sus afanes, en cuáles de sus planes estoy incluido!!? Cuento siempre con el otro, pero el otro no cuenta conmigo… y da la impresión de que no lo percibo, no quiero, no puedo… (Creo que lo comenté ya al hablar del amor: se puede dar ese desequilibrio en una pareja durante un noviazgo: sería terrible llegar al matrimonio con ese lastre; el amor ciega a una de las partes que es quien entrega, quien da, quien ofrece, quien trae, quien lleva… y la otra parte se deja llevar, regalar, ofrecer, traer y no quiere contristar, no sabe romper, no sabe ser sincera ni con la otra parte ni con ella misma y todo se va enredando, el tiempo transcurre, y se produce una quiebra dolorosa siempre, repentina, catastrófica… ¡un solo poste no sostiene el larguero de la portería! ¿Fue de pronto? No, fue poco a poco, pero aconteció en un momento, en un día y a una hora).
        He perdido amigos sin saber cómo ni por qué. Se dio de por medio uno de los casos expuestos en la entrada anterior. Se produjeron por ambas partes, baches, desequilibrios, enfriamientos, distanciamientos y se produjo la pérdida. Una vez llegados aquí, y hasta aquí, también deseaba llegar a este punto: ¿es recuperable una amistad?
        Quede pues claro que una amistad, la dejo sin adjetivos, es difícil quebrarla, no es fácil, ¡pero se da! Esas otras amistades con ganga de las que ya escribí… se rompen y desaparecen: a veces dejan agradables regustos, pero a la larga no se echan de menos. Se recuerdan como realidades amables: no se perdió el tiempo, sino que se invirtió en ellas como se pudo haber hecho en otras.
        Perdone… ¿Se puede recuperar la amistad perdida? De veras que me afana que ustedes me ayuden. Me gustaría que me escribieran aquí lo que deseen que me ayuden con sus críticas… Se trata, al final de pensar entre todos, de ayudarnos a recorrer el camino lo mejor posible. ¡Que trabajito que me está costando este Prontuario para viajeros…!

1 comentario:

  1. humilde opinión: la amistad no se encuentra, por lo que no se puede perder. La amistad se forma, se construye, se alimenta; si esta bien formada y bien construida aunque se alimente poco, siempre estará ahi. Si se deforma o se derriba se puede volver a construir, pero ya no sera la misma amistad, será otra en el tiempo y en la vida.

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