13 de marzo de 2012

Cuando un amigo se marcha...

Harold Bloom
El autor y un amigo.
         Como no esperaba menos, los amigos arriman el ascua a mi sardina. La sardina de este caso es la amistad y lo que comporta. Me envían artículos que pongan luces en lo que andamos dilucidando, investigando, aprendiendo…
         Me llama poderosísimamente la atención que nihil novum sub sole…, es decir, que estamos en la vereda. Lo cierto es que dialogar con los clásicos es garantía de no perderse. Los beneficios que estos señalaban al hablar de la amistad, un grupo de investigadores del Centre of Ageing Studies de la Universidad de Flinders, que Dios conserve y que no sé dónde está, afirma que, según sus pesquisas, prolonga la esperanza de vida, alivia dolores crónicos y retrasa el Alzheimer. Es decir: la amistad es saludable. No se olvide que nuestros clásicos en general eran mediterráneos y por tanto, dieta mediterránea: el vino, las aceitunas, el pan, el aceite, la amistad, otro vino… dan esquinazo a la muerte, porque queda claro que guárdate y Dios te guardará. Pues eso: lo dicho por Aristóteles: no se puede vivir sin la amistad y ahí lo tienen, sin investigación ni nada por el estilo.
         Enredarnos con las palabras puede ser peligroso. No estoy de acuerdo con lo que me dice un amigo: la amistad es sentimiento. Lo escribí y lo dejé bien clarito al hablar del amor. Cierto que el sentimiento, el que sea, participa de todo quehacer humano, pero la amistad no es un sentimiento como lo puede ser el odio. Creo haberlo escrito: el sentimiento nos hace vulnerables, pero nos humaniza (no olvide que un sentimiento es una emoción racionalizada). La afectividad es un sentimiento del que participa todo amor y la amistad lo es… La amistad, escribí y no deseé irme por ese vericueto, la llama Santo Tomás caridad. Y la caridad no es un sentimiento, es una virtud.
         Me llega otro mensaje más breve, más corto, más contundente, porque él siempre fue así: expeditivo, romántico, individualista… ¡Se agradece su colaboración, cómo no! A mi pregunta sobre si se recuperan los amigos, me escribe vía twitter en dos envíos: “Con perdón, creo que es un error buscar respuesta en argumentos de autoridad y no basarse, simplemente, en la experiencia particular. De manera que, a mi juicio, la repuesta es SÍ y NO. Un abrazo muy fuerte!”. El diálogo que sucede es verídico:
         Oiga, perdone: Usted que es de la zona –mira a su alrededor, al cielo-. ¿Cree que lloverá mañana?
         El interpelado mira a un lado y otro. La pregunta del forastero lo sitúa en un punto de atención que quizá nadie antes le concedió. Medita. Mira hacia el oeste. Se lo piensa…
         Pues… Pue-e que llueva, pue-e que no llueva –concluye”.
         Responder gato y gata, y no… es tirar a acertar siempre. Acudir a los clásicos no es un vicio. No obedece a un prurito pedante que dijera de mis lecturas y saberes. Acudir a los clásicos es asegurarte en la experiencia contrastada de una tradición firme que te evita errores. La humildad me conduce al viejo, al sabio, al firme, al clásico: justo eso es este. Las experiencias personales como los calzoncillos y el DNI son eso, personales, intransferibles y a veces equivocadas, inseguras, lábiles… Con mi Prontuario para viajeros busco precisamente esto: ahorrar viajes es balde. ¿Que se darán? Por supuesto que se dan viajes inútiles, dolorosos, terribles y serán útiles, pretendo evitar los innecesarios a quienes me lean, aunque entresaco de los Tratados morales de Séneca, una vieja cita que medité muchas veces a lo largo del camino: “Demetrio hay esta, que es en mí fresca, porque resuena aún en mis oídos. «Para mí, decía, ninguno me parece más infeliz que aquel a quien jamás sucedió cosa adversa»”. Me gustó más, me fue de más ayuda no obstante, frente al estoico, el cristiano: Sentido cristiano del sufrimiento humano, de Juan Pablo II, persona, para mí, de felicísima memoria.
         Salvo aporte excelente sobre la recuperación de los amigos… Quizá podríamos ir zanjando este camino de la amistad. Me dice otro amigo que la estoy echando larga con el asunto… ¡cierto!: mas me resulta tan importante la amistad… Lo dejo de momento aquí. No se cierra puerta alguna. Seguimos camino adelante.

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