19 de febrero de 2012

HORRORIZADO, oiga, ¿para usted tampoco me explico?

          El hecho es real y a ella pongo por testigo.
         He leído, profesor, su blog… -me dice una alumna de 1º de bachillerato.
         — ¿Ah, sí? –me sorprendo-. ¿Y qué tal?
         — No lo entiendo –es buena alumna, es inteligente.
         — ¿Cómo que no lo entiendes?... ¿Qué no entiendes?
         — Lo que escribe… No lo entiendo.
         Me quedo catatónico, ecolálico, autista, pétreo, silente, aliquebrado, suspenso… ¿Se puede saber para quién escribo? Mi cuñado, ingeniero, me dice que no me comprende: “escribes para intelectuales” o algo así me dijo. Esta alumna 17 años… ¡tampoco me entiende! ¿Con quién me comunico yo? ¿Se puede saber qué es lo que escribo para que no me comprendan…?
         Con ser ello grave, ¡¡más grave aún!!: Si no me comprende mi alumna cuando escribo en el blog…, ¿me comprenderá cuando explico en el aula el sentido de una comparación y un paralelismo en un poema de quien sea?
         Llevo años, en serio, en los que, en serio, les pregunto e insisto a mis alumnos, muchas veces, en serio: ¿Me explico? ¿Vosotros me entendéis? Añado. Si esto no fuera muy grave… ¡¡¡Más grave aún!!!: Si esto ocurre con los chicos de 1º de bachillerato… ¿qué no podrá ocurrir con los pequeñajos que soportan, aguantan, padecen, mis clases? ¡¡Qué horror!!

* * *

         Y en medio de todo esto se presenta la verdadera muerte en casa del amigo verdadero, en la persona de su madre. Tras ella viene la enfermedad implacable del padre del amigo, hospitalizado, grave.
         Las realidades últimas, las grandes preguntas se sobreponen a los pequeños contratiempos, a los jugueteos quebradizos de la existencia, al ditirambo agudo, a lo contingente.
         La muerte, la enfermedad amenazantes… El para siempre real, incomprensible…

5 comentarios:

  1. Un día día mi madre se asomó a mi blog. No recuerdo lo que leyó, pero tampoco lo entendió. Así que me senté con ella y charlamos sobre lo escrito. No creo que el problema esté en la comprensión en sí, sino el el camino que se tome una vez que se ha dado uno de bruces con una situación como esa. ¿Nos reunimos pacientes e iniciamos una conversación amena o pasamos de largo? ¿Qué haría la verdadera amistad?

    Un abrazo.

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  2. Yo sí le entiendo. Y aunque no comente cada entrada, son, cada una, una enseñanza para la vida. Escriba, y siga escribiendo, no pare. Gracias.

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  3. Yo sí le entiendo. Y aunque no comente cada entrada, son, cada una, una enseñanza para la vida. Escriba, y siga escribiendo, no pare. Gracias.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias Pablo.
      Muchas gracias Rafa.
      Muchas gracias M. porque decirme que visitaste el blog y no me entiendes. Muchas gracias. No me ofendo. Llevan, ¡menos mal!, toda mi vida corrigiéndome para que sea una persona digna, con una vida digna... Quien me corrige me demuestra su aprecio, su amor. Me gustaría que disfrutaras del blog, pero... no sé expresarme mejor ni más llano... ¡aunque lo intento!

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    2. Todos somos Antonio

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