17 de enero de 2012

Charlie-salida-29. Del amor: Objeciones y aclaraciones de charlie por otro charlie.



         Leo con calma, charlie, lo que me dices y comentas al hilo de lo que he escrito sobre el amor. Me parece claro lo que te he comentado. La claridad no es la verdad, quizá absoluta, pero sí todo lo que sé de ello. Te insisto: el amor no es un sentimiento. No seas torpón. El amor, cuando es verdadero, firme, es para siempre.
         Me olvidé del daño que hicieron vates, cantores, poetas, juglares, guionistas, cineastas, novelistas, dramaturgos, creadores, amadores, amados y amantes con creatividad… Y el bien. Cuando leí en mi juventud la trilogía de Pedro Salinas, La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento, quedé deslumbrado, rendido a la musicalidad, hechizado por ella, atrapado en sus imágines, ensimismado en su profundidad. Lo leí varias veces. Medité muchos de sus poemas. Cuando supe la verdadera historia del catedrático y la chica americana, Katherine Whitmore, se me cayeron los versos de las manos… Ahora, cuando los releo, en fin, ya sabes: es tan corto el amor y tan largo  el olvido.
         Me objetas por la actitud de sumisión mutua de los amantes que percibes en lo que escribo sobre el amor. Es cierto, siempre consideré que la persona amada es eminente para quien ama, no por serlo en sí, sino porque lo es para el amante. El amor es ciego, lo escribió hasta Santo Tomás, pero no debiera ser tonto… como dice mi amiga Eva. La entrega de todo amor es absoluta, incondicional. Quien pone puertas y levanta tapias alrededor del amor lo cerca, lo mata por asfixia.
         Sí, no me ando con ambages: tú lo has dicho. Sé de qué hablo. No toco de oído. Cuando el amor desaparece quien fue amado se aleja en el espacio de los intereses, en el tiempo de la realidad, brota el enfado porque todavía algo representa, significa, el rencor, el odio hasta llegar a la indiferencia. La indiferencia ante el otro es el mayor grado de desprecio, de degradación posible de sí y del otro: nada peor se puede hacer a una persona. Gracias a Dios no desprecio a nadie. Cuando se compadece a alguien yo sufro cuanto tú sufres, cuando te condueles con el otro… yo sufro de lo que tú sufres… Cuando se ama… yo sufro tu sufrimiento. El holocausto judío es la máxima experiencia humana del desamor y la indiferencia en grado puro, sólo posible entre humanos. El hombre no es un lobo para el hombre…, lo siento Tito Maccio Plauto, sino peor: rara vez el lobo mata al hermano. Entre humanos el hermano no sólo mata al hermano, sino que lo ignora, insisto, lo desprecia. 
         Sin duda los sentimientos nos debilitan, nos hacen vulnerables, pero nos humanizan. El amor nos aleja de los animales irracionales.
         Creo que me queda una entrada más del amor, charlie. Me sirve esta respuesta a tus objeciones para cruzar de nuevo el puente. A ver si fuera posible hacerlo pronto.
Largo lamento.
         Gracias por tus escritos, charlie.

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