19 de diciembre de 2011

Ha muerto Vaclav Havel… (R.I.P.)


Vaclav Havel

         La última vez que hablé de él y sobre él fue hace unas semanas en Madrid con una señora traductora del checo.
         Havel para mí es el comienzo de un libro deslumbrante, que aún considero vigente y recomendable: El poder de los sin poder. Magnífico libro de una persona inquieta, un intelectual que ha vivido bajo la bota del un progresista y liberador sistema socialista en su Checoslovaquia de nacimiento. Parece que nada puede hacer el hombre inerme de la calle. Aún recuerdo el comienzo del libro…, ¿mas qué sucede si el frutero, se pregunta Havel –y escribo de memoria- se niega a poner en su escaparate un cartel donde dice “Obreros del mundo uníos”, si el frutero rompe la consigna, la cadena…?
         Julián Marías solía decir que en España somos muy dados a preguntarnos “¿¡Qué va a pasar!?” y muy rara vez nos preguntamos “¿¡Qué vamos a hacer!?”. En realidad la vida a los animales les sucede, mientras que los hombres labran su destino, los más valientes incluso se aventuran a buscarlo. La circunstancia se modifica, se mejora, mas el pobre animal que vive en su nicho ecológico se pliega a ella y, aunque le caigan chuzos de punta, aguanta el tirón… El hombre no tiene  por qué.
         Quienes no tenemos poder, tenemos el poder de poder resistir y de poder perfeccionarnos y perfeccionar nuestro entorno, y nuestra circunstancia es superable en términos orteguianos.
         El resistente, cierto, se convierte a veces en un ser incómodo. Su búsqueda de la verdad, el ir contracorriente lo puede convertir en un molesto Diógenes de lámpara en mano que de día entra al circo o al teatro cuando los demás salen… Sí, hay que pedirle a las estatuas para acostumbrarnos a que la realidad y los hombres nos nieguen el pan, la sal, los libros, la verdad y nos quieran hacer lo blanco negro y lo negro a su manera.
         Ha muerto Havel. Tras este libro leí, creo, La responsabilidad como destino… Interesante propuesta la suya para implementar con sentido superador la democracia tal y como la conocemos en occidente. Havel era un autor teatral metido a resistente político y social, a presidente de su república… Ignoro realmente qué fue de sus ideas en su práctica: la realidad es tozuda, las personas y  sus limitaciones, a veces, inamovibles. Su revolución de Terciopelo nada tiene que ver con la inane indignación de algunos.
         Cartas a Olga lo leí en unos días de verano junto a la piscina. Meditaciones estivales, sin embargo, no recuerdo cuándo lo leí… Buscaba Havel  una tercera vía de la que habló Juan Pablo II en alguna de sus encíclicas –no soy capaz, ni tengo tiempo de comprobarlo, ¿en Veritatis splendor?-. El socialismo férreo y morrocotudo se deshizo como un azucarrillo al contacto con la verdad que hizo de disolvente -¡cómo en tantos casos!- y el capitalismo sacó pecho… ¡craso error denunciaba el Papa!: el primer mundo, este nuestro mundo insensible y egoísta, está generando un cuarto mundo en sus propias entrañas… Hay que buscar una tercera vía. De ello también habló Havel…
         Lo último que leí en su momento, hará menos de diez años, fue una biografía sobre él, la autora era Eda Kriseova y que publicó Espasa.
         Tenía una imagen agridulce de esta persona que hoy, me entero, ha muerto. Me resultó atractivo su pensamiento. No leí su creación dramática. Algunos detalles de su biografía me resultaban poco amables, y ni juzgo ni soy nadie para ello…
         Descansa en paz Vaclav Havel.

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