1 de octubre de 2011

(Charlie-salida-18). De la virtud.

El camerino Farnesio: Hércules entre el Vicio y la Virtud.
    A veces uno se fía de la autoridad de quienes saben. Luego, por errores que la vida conlleva, se descubren que no son las cosas exactamente así, como se escribieron o se dijeron: error de la autoridad. Errores de los caminantes, charlie. Escribía Julián Marías, sepa Dios dónde, que uno de los grandes descubrimientos del cristianismo era el examen de conciencia. Cierto que la ascesis cristiana lo tiene como instrumento prudente de medida para la mejora y el avance en la vida. Son innumerables las referencias cristianas a dicho examen. Sin embargo, sea por influencia estoica o por lo que sea, lo cierto y verdad es que ya las escuelas griegas lo aconsejaban. En más de una oportunidad Pierre Hadot hace referencia a textos en los que se habla de ello en las escuelas griegas y romanas: el ejercicio espiritual busca la mejora del hombre -así lo expresan Platón y Aristóteles- que va camino de la sabiduría, que desea ser sabio y esto lo explica Hadot en su libro Ejercicios espirituales y filosofía antigua.
         Vigilar el avance en las virtudes comporta estar pendiente del progreso o del retroceso. Quien no avanza, retrocede, afirma San Agustín. Las virtudes, los modos de alcanzarlas, los procesos deben ser controlados al igual que el atleta o el deportista controlan sus ejercicios, sus tiempos, el número de flexiones, de kilómetros…
         Una virtud no es una escultura o una pintura, ni un ser corpóreo, aunque se las haya representado en occidente y oriente, en el budismo y el cristianismo. Repito: una virtud es un hábito operativo bueno. Esto comporta en cuanto hábito que es estable, es normal que el sincero diga siempre la verdad; que el ordenado ponga cada realidad en su sitio establecido; que el leal no traicione… Carece de virtud quien una vez fue prudente. Para alcanzar ese hábito, esa normalidad en la posesión de la virtud se necesita operar en y desde ella –no entro ahora, quizá más adelante, en distinguir entre obrar y hacer-. Para que el niño, por ejemplo, adquiera la virtud de la sobriedad necesita tener algo: quien carece no es sobrio, sencillamente porque si no tiene no puede… Toda madre con un bebé sabe de la importancia de que éste coma, duerma, etc. a su hora. Él no es capaz de organizarse, de ordenarse, pero debe ser ordenado… El tercer rasgo de toda virtud es que ese hábito operativo es bueno. Me cambio de párrafo.
      Hábito operativo bueno. Tengo recogido de algún sitio, quizá de alguna obra de Alejandro Llano: "La ética, la mejor ética -al menos, la mejor ética de corte clásico-, persigue definir bienes para convencernos de que los pongamos en práctica. Nos da razones, buenas razones, para precisar esos bienes y se propone conmovernos, hacia ellos, incluso aunque nuestro entorno, nuestro flaco razonamiento o nuestra débil voluntad nos desanimen y nos desmoralicen. La ética nos forma y nos conforma, intentando suscitar en nosotros disposiciones que hagan pertinentes esas razones o, incluso, que nos las hagan inteligibles". Hay que convencerse de que no es bueno bajar a la calle desde la ventana del sexto; es un inconveniente –quien lo haya padecido lo sabe- echar gasoil en el coche que consume gasolina; las ruedas de los coches mejor como son que cuadradas… Mejor decir la verdad, mejor la lealtad, mejor la justicia, mejor la prudencia, mejor… la virtud que el vicio.
      Antes de perderme. Sobre las virtudes, para cuando se llegue a lugar donde descansar, donde poder leer, donde el caminante tenga tiempo, charlie, hay tres libros sobre las virtudes que me encandilaron: Las virtudes fundamentales, de Josef Pieper; Tras la virtud, de Alasdair MacIntyre; y Ética a Nicómaco, de Aristóteles… Leer a Hadot es interesante y a Giuseppe Abba… y… Más adelante seguimos.

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