25 de julio de 2011

La casa por el tejado: “Prontuario para viajeros”.

        Supongo que lo razonable es empezar las casas por los cimientos y de ahí a la estructura… y que la decoración venga al final. Tengo la casa llena de albañiles, fontaneros… de ahí el símil. Todo es incomparable. Rompo por aquí porque empecé hablando en este blog de la felicidad: ésta me parece un proyecto hermoso, una realidad necesaria y anhelada por todos, una meta inexcusable. Ignoro el alcance de la felicidad como cimiento de lo que pretendo escribir y llamar Prontuario para viajeros. Sí estoy seguro de que la felicidad es la meta que se desea alcanzar. Esa felicidad absoluta, sin tasa, para muchos es Alá, Dios, el Ser, Yahveh. Dios bien puede ser el sentido, como la muerte es necesariamente el fin, el cese de esta vida.
    Esto no es un jardín. Quiero decir que no es que me  haya metido en un jardín o en un sembrado, como comparación de complejidad, lío, bollo, laberinto… No. ¡Esto es una dehesa…! La vida, dicen muchos, y repetimos más, es compleja, difícil, ardua, etcétera. Pues eso. De ella y desde ella escribo.    
     Lejos de mí escribir un libro o librito o librazo de autoayuda. No, gracias. Éstos son muy útiles, pero mi idea era y es más simple. Tiene mucho que ver con la tertulia, con la conversación amistosa que cobra sentido al pie de la vida. Prontuario para viajeros se pensó hace años para ser escrito a cuatro manos y en ello estoy.
    Antes de seguir, dar las gracias. De bien nacidos… Pues eso: muchas gracias. Sois muchos quienes me habéis objetado –menos de lo que yo desearía-, los que me habéis animado, me habéis escrito, me habéis dicho… al hilo de lo escrito sobre la felicidad. Pues nada: adelante con el Prontuario… Me detengo aquí porque quiero explicar un poquito la estructura que tiene y cuál es su sentido, su contenido; quizá el prólogo que no escribí –estaba escrito- para que sirviera a modo de cimentación inicial.
    El título del libro, Prontuario para viajeros, cobra sentido en los dos sustantivos. El prontuario es manual sencillo donde lo que se busca se halla con facilidad. Este prontuario es para viajeros siguiendo el viejo símil de la vida como camino y viaje. Copio del Diccionario de Juan Eduardo Cirlot: “Desde el punto de vista espiritual, el viaje no es nunca la mera traslación en el espacio, sino la tensión de la búsqueda y de cambio que determina el movimiento y la experiencia que se deriva del mismo. En consecuencia estudiar, investigar, buscar, vivir intensamente lo nuevo y profundo son modalidades de viajar o, si se quiere, equivalentes espirituales y simbólicos del viaje. Los héroes son siempre viajeros, es decir, inquietos”. Todo ser viviente está de viaje; marcha bajo la condición del llamado status viatoris.
    Así pues lo que deseaba y deseo es escribir sobre temas que son necesarios en el viaje, que se presentan, que son complejos, pero que el viajero, sentado a la vera del camino, a la sombra de un árbol, bajo un parral, con agua o con vino, comiendo a mirando, habla con otros viajeros como él. El viajero no desea ser dogmático. El viajero desea charlar, pensar. Desea conversar. El camino debe cundir, pero toda prisa es mala, con ella hace el tiempo el ramal donde nos ahorca, dice la Celestina. Se puede hablar. Hay tiempo. Los temas son profundos. Los manuales saben mucho. Mucho quienes los escribieron, pero quien va de camino no tiene una biblioteca en la mochila e Internet se muestra insuficiente, informe… Internet no sabe, Internet no conoce. Así pues, explicado el título, ya irá el prólogo o sepa Dios qué. Paciencia y a barajar.

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