17 de mayo de 2011

(Charlie-07). El pesado fardo de la verdad.

    Charlie, amigo, observo que la Verdad es una señora mal recibida en casi todas partes. Suele ser ella limpia y, por regla general, simple y sencilla. No es jactanciosa. La ensucian quienes no gustan de ella. En especial la odia el Padre de la Mentira. Suelen decir que ofende, mas no es así: ofende el modo de decirla, cuando se escupe. No obstante contemplo que quienes gustan de las zonas oscuras, grisáceas, cuando dejas caer el fardo que la Verdad porta, se asustan. Mucha luz, me temo, en el portalón de la disputa. El fardo de la Verdad se carga de evidencias y pesa: ¡pesa mucho! “La echas en cara”, dicen. “No, mire, es que pesa”. Y todo aquello que pesa apabulla y aturde al corto intelectual, confunde al pusilánime.

    Otros muchos avisados solipsistas dicen que no existe. Lo que debe ser mentira, pues toman tal por verdad: necios. Hay quienes dicen que existen muchas verdades: mi verdad, tu verdad… De aquí que ellos suelan bajar por las ventanas, y nosotros, eso te aplaudo, por las escaleras: no sea que fuere verdad que el bajar por las ventanas desde el sexto sea rápido e igualmente incómodo y perecedero. La prudencia precede a todas las virtudes, también a la sinceridad.
    El mentiroso de suyo no ignora que la mentira tiene las patas cortas. No, charlie, no entres al trapo de las medias verdades o verdades piadosas; te lo escribo no tanto por experiencia como por prudencia. Ya te dije que Kant escribió un tratado sobre éstas y ya te dije que Elizabeth Anscombe no estaba de acuerdo con él, que siempre había motivos que justificaban la mentira… Pienso que en nuestra crisis económica actual se esconde la avaricia, el afán de poder que da el dinero y este afán de poder -¿se llamaba voluntad de poder a ese prurito que Nietzsche achacaba al hombre?-. Mentiras piadosas es un disco de Joaquín Sabina: dice que por amor se debe mentir o algo así. Ahora hace tiempo que no la escucho: “me pone enferma tanta sinceridad”, decía ella.
    Me temo, charlie, que esta batalla está perdida. Miente el niño por miedo o por temor. Miente el adulto por vanidad, por interés, por soberbia… porque es una enfermedad socialmente aceptada. Copia el estudiante en sus exámenes. Mentimos para justificarnos. Miente el político, el comerciante, el foro adora al becerro impío de la mentira.
    Sí, la Verdad es una señora hermosa con muchas caras, con muchas posibilidades, cargada de proyectos de todo tipo, de todo tiempo… El otro día escribí en el Twitter a un señor que decía Cervantes que la verdad se defiende como aceite sobre el agua: siempre flota. Hablas de verdad, de decir la verdad en ese voluble mercadillo de titulares que buscan ser simpáticos, ingeniosos… que se me antoja el Twitter, en general, y corre el personal como gato escaldado… Antonio Machado, recuerdo, el poeta sentencioso de los últimos años, habló de tu verdad y mi verdad…, ¡ay, don Antonio!
    Algunos creen que la verdad es un tren que sale a hora fija, pero no es así. Espera, es paciente. Tranquila. Templando. Claridad para verla. Sencillez. Lo escribió Ortega.
    No sé, charlie, el empeño del personal en encender dos velas, en encomendarse a Pinocho antes que a aquel que dijo ser la Verdad… Sí, fíjate: la verdad os hará libres… Ya se ve que se vive mejor en la esclavitud. Ser libre comporta una fortaleza insoportable.

4 comentarios:

  1. ¡que bien te expresas, payo!
    ¿hay alguien mas libre que aquel que vive sus derechos y obligaciones con total sinceridad y resiste la tentacion de usar el comodin de pinocho?

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  2. Bravo, Antonio José, siempre ese punto de mesura y de sosiego, como de miel goteando, de tu escritura poderosa, la verdad.
    Saludos blogueros

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  3. en LIBRACOS os nombro, por si osais mirar...

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  4. Ya he mirado por lo menos cuatro o cinco veces en el tal LIBRACOS, mi querida Librocruz, pero no hallo allí nada de para mi camino... Será torpeza mía... Lo siento.

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