14 de abril de 2011

Unamuno cero cinco. Maestros y Discípulos, enseñar y aprender

    Pasan los años y don Miguel despotrica contra todo, contra esto y aquello, cuanto se refiere a la educación y la formación que se imparten en las aulas españolas. Pasan las décadas y los maestros no mejoran, los contenidos y los métodos siguen anquilosados. Se acuerda en ocasiones don Miguel de su amigo Joaquín Costa, aquel regeneracionista anterior al bilbaíno quien también tronara –polígrafo y guerrillero lo llamó, si no recuerdo mal, Pedro Salinas-, rugiera, escribo, contra las carencias de nuestra escuela y nuestra despensa. España con sus españoles está en caída libre. Llueve Costa sobre que lo que tronó otro don Miguel, el de Cervantes, en sus cartas dirigidas a su rey Felipe II. Todo lo que puede ir mal, va mal y sigue su curso natural hacia lo peor.
    Si la escuela pública no tiene asidero ni por el pescuezo, la enseñanza privada, religiosa casi por norma… es un terreno impracticable. Es miembro de tribunal y puede examinar a su sabor a quienes llegan. Se refiere a un grupo de alumnos que provienen de los jesuitas:

    Los señores Jesuitas les han envenenado la inteligencia inculcándoles unos relatos sin sentido, llenos de disparates, y que los chicos se traían aprendidos de memoria (…). Les meten en la cabeza una infinidad de logomaquias, juegos de palabras, calumnias, atrocidades, toda la morralla pseudo-científica y todos los [sic] detritus de la anémica ciencia ortodoxa.
   
    Don Miguel aprueba su oposición y llega a la Universidad, donde no se pliega a la pedagogía estatuida en ella. Rompe la costra. Muestra un nuevo estilo. Marañón se sienta a la cabecera de la cama para escuchar al enfermo, no le importa usar una silla. A Unamuno no le importa pensar en voz alta en clase, ante sus alumnos, la ventana abierta incluso en invierno, en la Salamanca heladora de ferruginosa piedra. Dialoga con sus discípulos. El programa no lo encorseta y se sale de él. Si surgen temas de formación al margen de la materia, es decir, de la verdadera materia que es el SABER, el bendito APRENDER y ENSEÑAR, si hay que instruir, don Miguel no recula, no se arredra y los acomete en el aula o fuera de ella: no le importa hablar con sus alumnos en paseos por el campo o por la ciudad o en su casa. Existe entonces con claridad la entidad del maestro que tiene discípulos a quienes orienta y forma, instruye e inquieta… Él es el rector, un catedrático, un profesor, pero sobre todo es un maestro a quien se le ha otorgado la potestas, es decir, tiene la capacidad legal para hacer cumplir sus decisiones, es una capacidad que, en su caso, el Estado otorga; además, don Miguel, por maestro, tiene la auctoritas, es decir, la legitimación social reconocida, necesaria, que procede de un saber y que se les otorga a ciudadanos sobresalientes. Hoy se hace tortuoso ser maestro y los enseñantes en general son ninguneados por la sociedad, por el Estado…, menospreciados por casi todos, cuando no despreciados.
    Como afirma mi querido y admirable amigo el profesor Munuera, en la nube está casi todo, en las nubes están no pocos y a la nube de Internet subo para comprobar que la Universidad de Salamanca tiene hoy unos 25.000 alumnos en números redondos y unos 2500 profesores. En los años del rector bilbaíno los números son distintos: 1.028 alumnos, lo que viene a suponer una pérdida notable de alumnos, por ejemplo, con respecto a 1566, año en el que había 7.800… Es cierto que se conocieron años peores: los 35 alumnos del año 1809.
    Me siento a meditar en mi patio, mientras brota el jazmín, qué pensaría este don Miguel de volver a su cátedra… y fray Luis y… Atardecer manriqueño.   


3 comentarios:

  1. Magnífica entrada llena de romanticismo y nostalgia hacia aquellos dos que dejaron de existir: el maestro y su discípulo. Cuando los que rebuznan en sus escaños decidieron degradar el nombre de maestro a "profe", comenzó el declive de ambos. El primero, despojado de autoridad, se acomodó a su nuevo papel de cumplidor de temarios, y el segundo se convirtió en la víctima de un plan que irremediablemente parece encaminado a convertirlo en un zote que mal cumple expediente.
    Si Don Miguel supiera de la misa la media de a lo que hemos llegado... Mejor que ni se entere.

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  2. Dicen que en Suecia ser maestro ó profesor es de las profesiones mas prestigiosas y exigentes que existen, gozan de gran admiración y autoridad y de las mejores remuneraciones profesionales. Eso dicen...

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  3. Los países nórdicos son modélicos en su enseñanza, cierto: especialmente Finlandia. Su civismo, como el japonés, tiene unos cauces distintos a los nuestros. En el caos, me temo, hemos perdido la adecuada axiología de los valores. Todo se ha ido haciendo socialmente confuso. La sociedad civil es débil... La partitocracia sustituye a la democracia que se buscó y se anhelaba. Hay daños irreparables. Pero tenemos un presente interesante para seguir intentando mejorarlo... Cada uno como pueda, desde donde pueda... Gracias.

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