25 de diciembre de 2025

552. Berlin, Isaiah, KARL MARX: SU VIDA Y SU ENTORNO

 




Berlin nos cuenta en esta excelente obra, a mi juicio, la historia de una vida fracasada que corría tras una idea tan errada y errante como esa vida, pero que cruzó gran parte del siglo XX como una de las ideas esenciales junto al modernismo, el existencialismo y el psicoanálisis. Al final, el psicoanálisis se demostró como una gran mentira que su propio creador reconoció; el marxismo condujo a la ruina de países donde millones de personas perdieron la vida y se vieron aplastadas y masacradas por ideas falsas… Y entiendo que el arte del siglo XX no se puede comprender sin el aporte modernista, como la vida hoy no se puede mirar al margen del existencialismo, sin contar con él y con sus dolorosas consecuencias.

He leído, creo, bastante sobre el marxismo. No recordaba haber leído sobre Marx. En esta obra se vertebra la vida del economista alemán con sus ideas de un modo que se me antoja  acertado y excelente a mi juicio: me ha gustado el libro, incluidos esos párrafos inmensos donde de forma clara y nada farragosa el joven Isaiah Berlin explica la singular vida del pobre Karl Marx.

Enfadado y enfrentado con el mundo nos describe Berlin al creador del marxismo. Pobre, incomprendido, emigrante hasta terminar el Inglaterra, su segunda casa, enfadado con propios y extraños, incomprendido, alejado de todos y de todo… Si bien, los últimos años de su vida fueron más llevaderos y suaves, sin el apremio del hambre llamando a la puerta: dos de sus hijos murieron de hambre. Así, como he visto la vida de Marx la entiendo una vida fracasada para una teoría frustrada, fallida. Su supuesta inteligencia y genialidad contradicen estos datos: ¿es acaso inteligente quien no es capaz de solventar las necesidades inmediatas de sus más inmediatos, ¡su esposa y sus hijos!? La persona inteligente resuelve problemas -cotidianos, añadiría yo- y no se genera ni genera obstáculos y contratiempo a su propia vida, insisto, y en la de aquellos que lo rodean: no confío en los inteligentes que tiran adoquines para arriba para rematarlos de cabeza…

Por temperamento y quizá por carácter, sin duda por su personalidad, quizá por los tres, Marx se mostraba, por lo que Berlin escribe, como una persona no ya enérgica, sino violenta, con frecuentes explosiones de ira e intransigencia.

Reconozco el rechazo personal que tengo a la obra y a la persona creadora del marxismo. Hay que contar con el marxismo sin dudarlo en el siglo XX. Yo lo padecí entre mis profesores en las clases de la universidad. Los historiadores y sociólogos, los psicólogos y los estudiosos de la política, los escritores y sus críticos y los artistas creadores en general, hallan, en la medida en la cualidad cambiante de la vida de su sociedad un principio de lucha y en este se hallan las ideas ineludibles de Marx y de su obra que han sido trufadas con cualquier razonamiento y por cualquier motivo. Todo cuanto sucede emana, según Marx, de la relación con la estructura económica, esto es, a las relaciones del poder económico, de cuya estructura social ella es una expresión y las tesis marxistas han creado herramientas de crítica e investigación, cuyo empleo modificó la naturaleza y dirección de las ciencias sociales durante generaciones.



No fueron pocos quienes ya en vida de Marx lo representaban como el genio malo de la clase trabajadora, que conspiraba para minar y destruir la paz y la moral de la sociedad civilizada, que explotaba sistemáticamente las peores pasiones del proletariado, que creaba injusticias y motivos de queja allí donde no existían, que vertía vinagre en las heridas de los descontentos, exacerbando sus relaciones con los patronos a fin de crear un caos universal en el que todos y cada uno habían de perder, y así, finalmente, todos se hallarían al mismo nivel, los ricos y los pobres, los malos y los buenos, los industriosos y los ociosos, los justos y los injustos. Otros, sin embargo, veían en él al más infatigable y devoto estratega de las clases trabajadoras de todos los países del mundo, la autoridad infalible en todas las cuestiones teóricas, el fundador de un movimiento irresistible destinado a acabar con la injusticia y la desigualdad por medio de la persuasión o de la violencia. Se les aparecía como un iracundo e indomable Moisés moderno, el conductor y salvador de todos los humillados y oprimidos, con la figura más suave y más convencional de Engels a su lado, un Aarón dispuesto a exponer sus ideas a las extraviadas y poco esclarecidas masas del proletariado.

Añado sobre Marx: luchó contra la mezquina y cínica sociedad de su tiempo, que, según le parecía, vulgarizaba y degradaba cualquier relación humana, con odio no menos profundo. Pero su espíritu estaba hecho de un tejido más fuerte y crudo; era insensible, estaba dotado de una poderosa voluntad y sólo tenía confianza en sí mismo. No estaba en su mano suprimir las causas de su propia infelicidad, que eran la pobreza, la enfermedad y el triunfo del enemigo. Su vida interior parece tranquila, falta de complicaciones y confiada. Veía el mundo en simples términos de blanco y negro; los que no estaban con él, estaban contra él. Sabía de qué lado estaba, empleó la vida en luchar por una causa y sabía que ésta había de vencer finalmente. Aquellas crisis de fe que se verifican en la vida de sus amigos de espíritu más sutil —el penoso autoexamen de hombres como Hess o Heine— no hallaban en él simpatía. Quizá las consideraba otros tantos indicios de degeneración burguesa, que tomaba la forma de una mórbida atención a estados emocionales privados o, lo que es aún peor, que explotaba el desasosiego social con fines personales o artísticos, frivolidad e irresponsable, reprensible complacencia en sí mismos de hombres ante cuyos ojos se libraba la más grande de las batallas de la historia humana. Esta intransigente severidad para con el sentimiento personal, así como la insistencia casi religiosa en una disciplina de autosacrificio, fueron heredadas por sus sucesores e imitadas por sus enemigos de todos los países. Distinguen a sus verdaderos descendientes entre los que lo siguen, y, a sus adversarios, del liberalismo tolerante en todas las esferas.

Merece mucho la pena leer esta obra de Berlin.

22 de diciembre de 2025

553- Rosini, Fabio, SOLO EL AMOR CREA

 



Me aconseja este libro un cura por un pasaje concreto por el que mi alma vericueteaba y caminaba. Lo empiezo con ilusión. Me resulta sumamente atractivo el título: cierto que solo el amor puede crear, sacar ex nihilo, por eso solo el amor de Dios puede propiamente crear. Los demás, no me atrevo a llamarme artista, componemos artefactos con lo que hallamos a mano en lo ya existente, creado: hacemos, cada uno, lo que podemos… ¡Atractivo título! Solo el amor crea.

Leí deprisa el nombre del autor del PREFACIO. Me sonó, pero no caí en la cuenta hasta leer un par de páginas… Marko Ivan Rupnik. Sé perfectamente quién es: exjesuita, sacerdote católico, reconocidísimo mundialmente artista decorador de espacios eclesiales: en el Vaticano, en Lourdes, en Fátima, en… Eslovaco… Investigado por el Vaticano por distintos abusos de los que se le acusa y de los que, por lo que sé, se han constatado y por los que la Compañía de Jesús lo expulsó de ella. Sé que por su causa se motivaron diversos debates. Que el papa Francisco pidió que se reabriera el caso… Mucho pollo para tan poco arroz. De entrada, la tarjeta de visita, no me gustó; con todos mis respetos no me agradó, por mucho que la editorial, Rialp, sea de mi confianza y la colección Patmos muy transitada por mí…



El autor hace un repaso a las obras de misericordia espirituales. El enfoque que da a sus pensamientos, las perspectivas de las que hace gala no me son familiares. Algunas no me sorprenden y no me son gratas; otras muchas sí: tomo muchas notas, medito muchos pasajes. No estoy familiarizado con ese modo de enfocar las realidades espirituales: tengo la impresión de que los aforismos, las ideas sueltas, se suceden unas a otros y falta trabazón. Digamos que, en términos cinegéticos, “no me gusta cómo caza la perrilla”. Voy desconcertado por sus páginas hasta que llego a la página 111. Se inicia capítulo: “Corregir al que no sabe”. Donde al entrar ahí y al hablar del pecado, pienso que el autor está siguiendo un recorrido por la Sagrada Escritura donde está parándose y citando aquello que le conviene al caso de forma, no escribiré que caprichosa, pero sí de forma desordenada e injustificada. Toda cita, entiendo, debe comprenderse en un contexto mucho más amplio. Obvio que Rosini no se va a remontar a Adán y Eva, pero citar de aquí y de allí a mocho es mucha rueda que engullir, para mí. Entiendo, espero que el lector lo comprenda, que el autor cita y escribe su libro como le da la real gana: ¡solo faltaría!, pero también y por la misma sobrenatural razón, porque me da la gana, cierro el libro y tomo nota para no aconsejarlo. Es lo que hay.

Había dado por conclusa esta entrada…, pero pienso: ¿Se deberá el estilo a que esto fue predicado y recogido de textos orales que no se han pulido sintácticamente para ser leídos?

 

15 de diciembre de 2025

551- Traven, B., PUENTE EN LA SELVA



Es un hermoso debate, considero, charlar sobre la influencia de la vida propia, de la experiencia personal, el temperamento, el carácter, la personalidad… de un artista en su obra artística, sea esta de la índole que sea. Más sencillo aún: todos estos factores, reales, tangibles casi, ¿condicionan la vida de cualquier persona por vulgar que parezca? ¿Se percibe en el quehacer cotidiano la personalidad celosa, mezquina, alegre, altruista… o no?  ¿Es perceptible todo ello en la obra escrita, en concreto, de un autor, en sus novelas, en sus poemas…? ¿Y qué decir del entorno de su vida, eso que Ortega llamó la circunstancia? ¿Afecta en la obra una vida muelle o una vida esforzada y tensa?

Me pregunto esto a estas alturas, ¡precisamente a estas alturas!, porque siempre di por hecho que así era, ¡y lo sigo dando! En mi adolescencia devoradora de libros, procuraba no leer obras de autores cuya vida, personalidad, trayectoria artística, generación, corriente… ignorara. Hacer algo así era como contemplar dos pisadas en la arena de una playa que no tenían ni procedencia ni destino, solo dos pisadas aisladas. Resulta difícil la interpretación de algo así.



Leo a Traven, de quien todo prácticamente se ignora, ¡hasta su propio nombre se duda! Lo leo por varios motivos: uno, porque estoy cansado y necesito leer novelas que den holgura y elasticidad a mi tiempo y a mis neuronas, a mis músculos y mi vivir cotidiano; dos, ¡precisamente porque nada se sabe de él y la mía es una lectura sin referencias, alocada, en barbecho, diría!; tres, me hablaron de sus novelas como obras que podían cumplir los requisitos uno y dos (Gabriel Albiac, Cartas de amor.


No estoy de acuerdo, sin embargo, con lo afirmado por Albiac en su columna: “La vida de un escritor es idéntica a la de cualquier otro animal de su especie. Lo diferencia su obra”. Esta afirmación carece de la sutileza debida y se me antoja un error grosero. Cierto que el hombre es animal, pero también racional y, además, dependiente. La vida a los animales les sucede: se topan con ella; el hombre, sin embargo, la elige en gran medida, opta, ejerce libremente y sus instintos muy alejados de los que poseen los animales están mucho más mermados que en estos… Lo siento, don Gabriel, esta vez no la lleva.

Inevitable en mi caso la intertextualidad, la interpretación comparativa, asociativa, vinculativa de lo que leo en Traven con las experiencias de lecturas muy lejanas en mi tiempo. Sin pretenderlo, esta obra, hasta por el olor del papel, me trae a la memoria El poder y la gloria de G. Green, María de Jorge Isaac, las obras de Rómulo Gallegos, a Azuela, al Pedro Páramo de Rulfo… Es curioso, pero no me recuerdan a Vargas Llosa, García Márquez, ni a los argentinos… ¡curioso!

Me manda un amigo una sinfonía creada por él. No entiendo de música. La escucho y me resulta amable. Su tesis, ya me la explicó hace años: la música se escucha más allá del anhelo comprensivo, destripador del escuchador. Me da la impresión de que esta tesis sitúa al sujeto como juez ignorante de aquello que supuestamente atiende, juzga, considera… (¿nos situamos ante la ruptura del canon y la propedéutica del individualismo, el subjetivismo y las naderías de muchos ismos del primer tercio del siglo XX…?). ¿Qué puede importar al otro lo que yo pueda ¡opinar! sobre una realidad de la poco menos que nada sé? Entiendo que estamos en el momento de la ebullición extrema opinadora, mas… ¿y qué, para qué…? “Porque YO… YO… y YO…”. Se ve que “para mí” y "mi verdad".

Me temo que la traducción del libro es mala, sobre todo en la fidelidad a los tiempos verbales. El traductor, ¡pienso que es él!, pasa del presente al pasado, del pasado al presente… sin más motivos que unos renglones o un párrafo más adelante donde se sigue narrando una misma escena.

El tema de la obra es de una sencillez horripilante. La muerte por accidente, ahogado en un río, de un chaval en un día de fiesta en una paupérrima aldea de la selva… Su búsqueda, su velatorio, su entierro. Todo sucede en menos de 24 horas…

Los olores, los colores, las impresiones, los gestos de las personas, todo cuanto rodea al mundillo creado por el autor, se tinta de una indolencia característica en la que el tiempo y todo se sucede a un ritmo de libre desidia, sin nada que la fuerce y pretenda obligar: así van las cosas de la vida porque así son las realidades de la vida, no más, “¿Para qué oponerse o intentar desviar su curso?”, parece que se dicen los personajes.

Diría que lo sensual manda, pero esto no quita que nos topemos con los análisis psicológicos a través de las descripciones físicas, sus actos y el mundo en el viven los personajes. Todo esto pone de manifiesto de forma tácita un mundo ajeno, lejano, ancestral, donde también tiene cabida, diría yo, el realismo mágico: el método con que el niño es hallado en el río pone de manifiesto una realidad increíble para la mentalidad de Gales el yanqui, que es el narrador testigo, pero que es asumida de forma natural por los indios. Mientras Gales busca una explicación racional, coherente… los indios piensan como la madre de García Márquez: que la vela que ella enciende mantiene en el cielo el avión en que su hijo viaja, y que de apagarse la vela el aparato caería irremisiblemente: ¡es lo que hay con seguridad plena!

Crítica sin paliativos, como de pasada al comunismo y al capitalismo. No tan de pasada por comparación se critica la actitud de los curas en aquellas tierras entonces. Llega un momento en que dice que las prácticas católicas aún están en el siglo XVI. Los indios asumen la religión católica, pero no abandonan sus creencias animistas ancestrales.

La novela no es una joya del siglo XX como Albiac comenta, pero ha cumplido sobradamente la misión por la que la elegí. 

9 de diciembre de 2025

550-Ramos-Kuethe, Lourdes, VIDA Y OBRA DE LUIS MONTOTO




 

Ignoro cuánto tiempo llevaba sin mirar este blog donde publico algunos ensayitos, escritos de diversa índole, comentarios de libros… Ni siquiera recordaba que la última entrada era de un amigo, que no mía siquiera. No diré que me asombre porque casi me alarma comprobar que tengo 5.014 visitas de qué, de quiénes, por qué… ¡admirable! Hoy publico la entrada 550, ¡número, que se me antoja, redondo!

Se me quedó este libro atrás esta biografía de Luis Montoto, al hilo de las lecturas que durante estos años hice con motivo de la biografía que yo escribía sobre Alcalá Venceslada, mi abuelo. Lo primero que hay que aclarar, dado el caso, que esta biografía es sobre Montoto Rautenstrauch, pues este tuvo un hijo Luis Montoto de Sedas (amigo de Alcalá Venceslada y compañero de oposiciones) y aún hoy hay en Sevilla un Luis Montoto Rojo, periodista…

Si acudimos a la bibliografía de Montoto Rautenstrauch seguro que nos causa admiración la ingente obra de este señor que, seguro, en Sevilla, es poco más que el nombre de una calle, con categoría de avenida, por la que tantos hemos pasado y pasan a diario…

Tengo certeza de que Alcalá Venceslada conoció a este brillante escritor, periodista, abogado, dramaturgo y folklorista sevillano amigo de quienes empezaron esta corriente de estudio del andalucismo de la mano de Machado Álvarez, Rodríguez Marín, etc.

Por lo que leo Luis Montoto fue un hombre de studiositas sin límite, es decir, persona con un enorme afán por aprender, por saber, por enseñar desde sus escritos… Hombre de profunda humildad, enamorado de Andalucía y particularmente de Sevilla donde fue concejal. Dedicó muchísimos años de su vida a la paremiología, a la investigación del folclore de su tierra, de los personajes sevillanos de solera y fama… Poeta fácil y dramaturgo de éxito…

Leo esta biografía y estudio de su obra con la distancia ya de lo investigado por mí sobre Alcalá Venceslada y con el paso de los tres años dedicados a esta tarea… que pesan en la botas. Esto no quita el cariño, pero… pesa el paso…

El libro está bien escrito, su autora ha dividido en dos partes la obra: por una lo netamente biográfico y por otro la obra de Montoto… Me parece bien entre otras cosas porque cada uno hace con sus obra lo que puede, lo que quiere o lo que en gana le viene; pero yo no lo hubiera hecho así. Lo he pasado bien leyendo estas páginas que me han llevado al XIX y los primeros años del XX. En 1929 murió don Luis Montoto.