24 de agosto de 2025

542- Artigot Ramos, Manuel, La tutoría

 



Me llega este libro que compro de segunda mano y está editado por el ICE de la Complutense. El año de edición es 1973, justo cuando González-Simancas andaba con su investigación sobre el mismo tema y libro del que hice ya comentario. El prólogo al libro se lo hace García Hoz, que era el factótum de la pedagogía por esos años. Unos poquitos después tendré yo noticias de su obra y particularmente de su Enseñanza personalizada, que fue, así lo veo yo en perspectiva una obra innovadora, de gran influencia en las facultades de Pedagogía y en las escuelas de magisterio.

No le encuentro el rastro a Artigot Ramos, salvo libros infantiles y algunos libros de texto y, por tanto, me da que se desvaneció, como tantos lo hacemos, en su labor docente: no me extraña que la desarrollara en la Complutense. Si introduzco este párrafo es porque me da la impresión de que este autor tuvo relación con don José Luis González-Simancas y la Universidad de Navarra o con el colegio Gaztelueta de Bilbao porque los planteamientos que realiza en esta obra suya son muy próximos a los que conocí en González-Simancas, a quien tengo, a día de hoy, por el introductor de esta práctica llamada tutoría, que recibió el nombre de preceptuación en Gaztelueta cuando él la exportó y transmitió a su manera en el año 1951 cuando el colegio comienza su andadura.

Artigot Ramos es persona minuciosa y detallista. El índice alcanza a los aspectos más concretos que al lector se le puedan ocurrir. Desmenuza, diría yo, el proceso de la tutoría siguiendo un orden minucioso. Se permite alguna libertad, pero la obra esta concebida y dirigida a los ámbitos académicos. Transmite algunas opiniones sobre aspectos muy concretos, pero en general se muestra como un autor que imparte un magisterio contrastado, que no admite discusión, si bien utilizada un plural de modestia: “Hemos expuesto hasta aquí algunas consideraciones…”.

Es cierto que observo detalles en sus argumentos en los que aún no está delimitado el papel del tutor. Otros, sin embargo, se encuentran perfectamente asentados: el tutor debe ser profesor del alumno; podría darse una labor de orientación en la que el orientador no fuese profesor del tutelado y, por tanto, eso no sería propiamente una tutoría, sino otra labor de orientación distinta.

Como no podía ser de otro modo ya en esas fechas, desde el principio de la obra tiene como elemento de referencia las Orientaciones pedagógicas para los planes de programas de estudio de Educación General Básica, B.O.E número 293, de 8 de diciembre de 1970.

Insisto en que el lector podrá hallar en el índice analítico y minucioso de la obra los extremos que desee contrastar, que es lo que he hecho yo. Sin duda se pueden discutir algunas de las afirmaciones que Artigot hace: el tutor debe ser más amigo que profesor…, que se podrían matizar.

En fin… un libro de referencia para lo que entiendo que fueron los primeros pasos de las tutorías entendidas como preceptuaciones en España, pues en su andadura el tutor se iría convirtiendo en un elemento de resolución de asuntos burocráticos dentro de los centros.


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