16 de septiembre de 2014

Charlie-salida 37-Charlie ha muerto.



 
 
         Querido Charlie:

         Lo ocurrido el sábado no es una tragedia. Fue un movimiento más de la vida. Comporta sufrimiento para nosotros, los que te queremos, pero es un acto más de la normalidad en que tu vida y la nuestra se han movido: te has muerto. ¡Eso es charlie!: Te has muerto. Así: ¡te has muerto! Ciertamente tenías muchos años, pero los hay con más. Estabas enfermo, pero los hay más enfermos que tú lo estabas y siguen a este lado de la muga. Ni siquiera te “tocaba”. El asunto es que ya estabas frito, eso es: fri-to. “Fatal”, me dijiste. No recordaba que hubieras usado esa palabra nunca en tu vida referida a tu estado: “Estoy fatal”, insisto, me dijiste. “Me voy a morir”, me confesaste. Era una resolución, una idea, un proyecto, una meta… a la que muchos llegan sin querer, por accidente, contra su voluntad, a rastras, sin saberlo, llorando y rabiando, sin comerlo… ni beberlo. Pero ese no es tu estilo, ni el mío. María José que es muy simpática, diría: “Nosotros no somos de morirnos así”. No, tú no: tú decidiste que ya estabas fatal: que era llegada tu hora de entregar la cuchara y un sábado –hermoso día por muchas razones que tú, Ella y yo sabemos-, voluntariamente, llamaste al teléfono del Jefe. No esperaste a que Él te llamara: tampoco es de nuestro estilo, sino que tú decidiste hacerlo, adelantarte, ¿a qué esperar? Muy tuyo por otra parte. A ti siempre te gustó todo ordenado, previsible, equilibrado: “el agua clara y el chocolate…”. Nada de improvisaciones, nada de prontos: las ocurrencias para los mulos y los colorines del campo. “Las cosas pensadas salen bien”, me dijiste muchísimas veces. “Es pensándolas y a veces…”. Innecesario seguir. Algunas veces…
         Me voy aparte que me estoy alargando el párrafo y luego me echan el perro. Hablando de perros. Las perras no te echarán de menos. Las perras nuestras, ya sabes, tan educadas, tan humanizadas, tan entendedoras, tan… nuestras… ¡no te echarán de menos, charlie! Yo, sin embargo, he empezado con la macana de siempre en estos casos. Lo siento. Tú lo sabes. “No te veré nunca porque te has ido para siempre”. Perdóname: no me lo explico. Es para mí un enigma. Es cierto que nunca me tocó la lotería, pero quien sabe… Es cierto que siempre que echo la lotería nunca me toca, pero quien sabe… En este caso, sin embargo, se lo dije a Amanda, siempre y nunca toman unas dimensiones que escapan a lo comprensible, se elevan hasta lo inefable y ya necesitamos a un poeta. Tú y yo no somos poetas, charlie. Tú y yo somos meros narradores de lo que acontece en la calle –iba a poner un adjetivo que humanizase peyorativamente y diera carácter a calle, pero lo evito-. Eso es. Ni siquiera somos narradores de la… rúe. No. Las perras no te echaran de menos. Nosotros sí, charlie. Nosotros sí. Hoy me decía Gonzalo que se rió mucho con Un charlie cualquiera, que le gustó. Sí, le gustó más que Dios no come caracoles. El gusto sobre esto de los libros… tú lo sabes. Ya no pudiste leer Dios no come caracoles. “Necesito una letra más grande”, me dijiste, y no me dio tiempo para esa impresión. Un charlie cualquiera, sin embargo, sí lo leíste… y te entretuvo, te gustó. Dios no come caracoles, pienso que sí entraba en tu estilo de zanjar algunos problemas, donde se daba ese principio básico, físico, popular que afirma “cuanto menos bulto más claridad” y que relacionan los más leídos y listos con Goethe y su muerte, pero ahí no te llegaban ya a ti las lindes de la finca. Era eso: claridad. Claridad pedía el alemán al final de sus horas… Tú no la necesitaste: tú la tenías, lo tenías claro que te querías ir, que te ibas… que estabas de acuerdo con la palabra dada. “Me quiero morir”. Esta es la segunda macana: me digo mil veces al día “De esto ya no tendrá noticia como cuando andaba por el barrio… Ni de esto otro, ni… Ya no leerá, no verá, no sabrá… ¿o sí?”. Es el segundo peldaño: no sabrá, el primero, siempre y nunca, el primero.  
         Estoy seguro de que has entrado en la claridad, en la belleza, y que ahora mismito gozas de tanto como echaste de menos aquí; que ya terminó este tiempo de verdadera penitencia… Conforme. Te fuiste porque quisiste… y conforme. Claridad y conformidad: eso es. Te salían las cuentas, charlie. El saldo te pareció suficiente. De esos saldos cada uno sabe los suyos…, ¿es? Pues eso. Que no me resigno, que no me hago idea, que las perras… -no lo escribo de nuevo que María Pilar dice que me pongo muy cansino-, pero que no pienso dejar de escribirte… y que tú y yo seguiremos hablándonos, aunque quizá los demás… no lo entiendan, pero ese es un problema, de la gente “¿Y qué nos importa a nosotros la gente!?, decías tú cuando alegábamos que La gente hacía o dejaba de hacer o iba o venía… “¡Y a nosotros qué… nos importa la gente!”. Pues eso. Tú y yo…

         Con cariño,

         Tucho Castelo.

         Posdata: Murió Botín hace unos días, después se murió Isidoro Álvarez… Ojo que , como dijo la gitana del chiste, no eres otoridad, charlie. Tú sigue cuidando las amistades y ahí, donde ahora estás, a lo tuyo. Tú con los tuyos, con los nuestros…, a lo nuestro.

6 comentarios:

  1. Ha de ser por este medio, porque nunca he conseguido hacer llegar ningún comentario por otra vía que, seguramente, será más lógica, pero que a mí, que no inventé la informática (ni nada), se me atraganta.
    Nunca he conocido a Charlie, aunque me lo imagino cazador por esas sierras de Andújar. Fíjate, las cosas de la vida, la fotito está hecha a la vista de la Morenita, ¡qué casualidad! , ¿o no es casualidad?
    Tu obituario magnífico. Se ve que lo querías; por eso le has echado unas “buenas honras” como se dice en mi pueblo.
    Pues nada, que pido al Señor por ese amigo, que al serlo tuyo ya también lo considero entre los míos.
    Un abrazo.

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    1. Tus deducciones no te engañaron... Les suele pasar a las personas conspicuas e inteligentes. Muchas gracias por tus palabras, más aún sin saber del todo cuan cerca andaba la pérdida. Con cariño y lo escrito ya.

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  2. Intimo y precioso, Antonio. El siempre te leerá.
    Descanse en paz su cuerpo y su alma...
    M. Carmen M. B.

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  3. Muchas gracias, Antonio por este rato tan entrañable de lectura, ten la seguridad de que Ella lo ha recibido como lo que es, una auténtica Madre.

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    1. Tú que lo conocías sabes que no esto responde a la realidad más evidente en el caso de su vida. La realidad es muy tozuda, suelo escribir. Gracias, Nacho por tanto bueno. Otro abrazo para ti.

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