23 de abril de 2014

González, María Jesús, ANTONIO MAURA. BIOGRAFÍA Y PROYECTO DE ESTADO (II)


     
     Los textos que la autora aporta son jugosísimos para el comentario, aunque sus contenidos sean penosos y deleznables para quien se sienta español y ame a la patria, sin patrioterismo, con rectitud, y así el texto en que se habla de la moral proletaria (p. 183), sobre el que anoto en mi folio: “vergonzoso”… Es verdad que casi siempre no hay más cera que la arde, “que no me pidáis que engendre a otros españoles”, como afirma Maura, ¿¡pero que haya pasado un siglo y sigamos allí, donde mismo estábamos hace un siglo!? Fulanismo, oscurantismo en el gobernar, la incapacidad para hallar puntos de encuentro, el egoísmo sin tasa de quienes tienen y de quienes anhelan, ¡¡las dos Españas!! (pp. 286-287), la política no tiene por qué ser moral, dicen, porque basta que sea arte… Me llama la atención cómo la autora estudia tantos temas en los que no se le dio la razón a don Antonio Maura, llevándola, y el paso de los años se la otorgó… y se la puso a los pies.
         La propia autora advierte que la Restauración fue un proceso de cambio, un camino de transición que marchaba desde un cierto liberalismo oligárquico hacia la democracia y que en este camino había que admitir que hubiera ciertas falsificaciones, ciertas adulteraciones y así, como ejemplos, en las elecciones, la monarquía constitucional, en las estructuras y constitución de los partidos… y todo ello entre fuerzas enfrentadas en una España pasional donde la reacción no deseaba avances y donde la revolución deseaba cambios inmediatos… ¡ay, mis dos Españas! Escribe Maura a Bergé, su amigo en carta de 1906: “desde el Bidasoa a Tarifa esto una jaula de dementes. O de cuerdos, en medio de los cuales está loco su amigo” (p. 123). Había que trenzar con esos espartillos la democracia, con calma, ¿sugiere la autora que sin la rectitud que Maura deseaba y en la que se desesperaba? ¿Habría que haber hecho concesiones a las fuerzas oscuras, las que fueran, a los poderes manifiestos u ocultos, a la mentira sin más…? Así, con su condición…, con el temperamento, el carácter y la personalidad de Maura, me temo, en política, no se llega lejos: de ahí que sus choques fueran continuos con propios y extraños, con el rey, con sus adversarios políticos, con los militares, con sus correligionarios de partido… hasta padecer dos atentados por individuos anarquistas. Me voy aparte, pero… sigo con lo mismo.
         Me ha llamado la atención una anécdota que sí hace categoría, por lo que he leído, en cómo era este hombre: se encuentran el rey, varios amigos, Maura… cazando y, en un receso, se les acerca la guardia civil, a lo que de modo discreto, el rey (¡menudo rey don Alfonso XIII! ¡El batallador! ) bromea diciendo algo así como ¿y si ahora pidieran las licencias quién las tendría?, a lo que Maura contestó sacando su cartera, pues cada año se hacía renovar la licencia y la pagaba… Los demás callan (que se lo pregunten al ex ministro socialista de justicia Mariano Fernández Bermejo… qué le pasó en Torres, Jaén, el año 2009, en la finca de Cabeza Prieta).
         Maura no es hombre que se mueva por las opiniones de la calle, ni de su partido…, sino que como él mismo afirma su movimiento lo demuestra andando ¡y según su conciencia por la que juró!, y así, parece decirle nuestra autora, y le dirán muchísimos los políticos al uso: “Señor Maura, insistimos en política y en España así… no se llega lejos. Sencillamente bañarse y guardar la ropa es imposible”. Era una quimera formar un pueblo para la democracia, cuando él mismo tenía el convencimiento, de que el llamado y alabado pueblo… era, y es, tiene la mollera como el brocal de un pozo y es más cerril que una becerra brava.

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