24 de noviembre de 2011

Crítica a un autor de cuentos sin editor.


         Hola tú:

         Me llegaron tus cuentos y te cuento. Me pedías mi opinión y te la doy. No quiero rayarte la oreja ni chuparte el lobulillo, colega: te escribo lo que siento a calzón quieto.
Gustavo Adolfo el del arpa.
         Como escritor, tío, eres una máquina de labia fácil. No hay puerta que dejes abierta al lector, que lo llevas acojonao, teledirigío, de la mano, oye tú, joder, que seguro que eres tan perfeccionista para afeitarte como para escribir. Vaya un tío por lo legal: Ocurrente, leído, un punto redicho por enrrollao, barroco creo que se decía ¿o neobarroco? Te mola mazo perfeccionar la voluta del verbo que cabalga el renglón, macho, qué vitalidad, joder, porque vital, lo que se dice vital tú lo eres en cantidad. Sí, así, colega: Vital. Te flipa sorprender con el dicho, con la ocurrencia, con la imagen. Sacas de lo mil veces repetío un brillo nuevo, un nuevo mirar, una faceta distinta, una gracia que requiere de un lector listillo, avezado escribirías tú, ¡digo!, y que esté en la cosa, en la pomada de lo que escribes, que si no, en la lunadevalencia, ni puta idea, tío: ni coscarse. Que se te puede leer como quien oye llover. ¿¡Qué me dices de las frasecillas en latín!? A ver si te enteras que estás en la España del po-gre-so, la LOGSE y sus herencias igualitaristas. Aquí, ¿latín? Ni en la escuela, tronco. Y sin embargo tú: un despliegue de saberes, pero en todos los órdenes, ¡la leche! Que no es fácil seguirte el compás, ¿qué te crees? Llevas al lector al límite. Estiras las palabras y las oraciones buscando el lado iluminado del arpa del salón en el ángulo oscuro (este guiño comporta la colaboración de un lector que se supone… conoce la rima VII de Bécquer…, ¿te coscas? ¡Y eso es mucho saber!, mucho lector y más suponer, porque si uno chanela de esta materia es porque uno estudió en la pública, ¡pero en la puta pública de antes!, ¿no sabes?).
         Te mola como al Sabina jugar con un yo perdedor, un pelín canalla y tú tan terne: satisfecho de ello. Muestras bien a las claras –¿tú crees que se puede iniciar así una oración?-, digo que te brota natural que son los otros quienes, pensando que están arriba, por encima, que son más y mejores, en realidad, son unos miserables mierdas con micrópilo, que dirías tú, y así vas que, lo mismo, colega, tú te nutres de ti mismo, como algunos bichos.
Camilo Sesto, con s.
         Esta es otra, no te lo pierdas: me mezclas de lo más cutre con lo más in, lo más out… con la cultura callejera pasada por Wagner y Malher emparentando con Camilo Sesto y Los Chunguitos que da una imagen de lo más kistsch con propósitos surrealista-terroristas…, tú.  
         Poner a parir, es decir, en solfa, a toa la peña, a su modo de ver, de vivir, de decir, de moverse, de entender, por encima del que tú estás y tú quedas recién peinado, recién duchado y cambiado de gayumbos… ¡Por no decirte y escribirte lo que escribía el Umbral, que ya la palmó! Que este es otro que tal. A sus novelas se le pondrán peguitas, ¡pero que las columnas!..., casi toas daban la hora en la última de El Mundo, qué, ¿que no? El Pedrojota, su señorito, que lo llamaba, le daba más de veinte mil duros por cada columna diaria, ahí es na lo del ojo. ¡Y a chulear a la calle Montera!
      Lo de citar a Dalila eso ya es la pollarécord o algo así. Mira en la rue hoy, hoy por hoy digo, no te encuentras ni a tres hoy que sepan quién es el Job, ni el Abraham, ni el Sansón…. ¿¡van a saber quién es la Dalila y qué tiene ésta que ver con una peluquera de Alcorcón y con tu pelada al dos!? ¡Tú es que te lo montas chunguísimo, colega, pero chungo de cojones! Tú, por tus pistolicas, le haces una crítica a la literatura imperante y sus temas de cartón-piedra pintados de purpurina y eso, tío, eso, así, te lo escribo: eso no es po-lí-ti-ca-men-te co-rrec-to. Eres muy bronco. Mu chungón, con toos: te coñeas de los escritores, los editores, los críticos, los jefes, de los que tiene caballo, pistola, billetes, poder… ¿Me quieres tú decir de qué vas? ¿¡Adónde vas tú con ese aire!? ¡Enterao!: Uno no muerde la  mano que le puede dar de comer, de dormir, de viajar, de beber…, tío lila. Tus lecturas de clásicos son de pureta de los de Franco. Un dos tres… Dime tres obras de los siguientes autores… Mejor dicho, vamos a ver: ¿Tú es que no lees a Ray Loriga, a Ruiz Zafón, a Elvira Lindo, a Lucía Etxebarría...? Así no estarás nunca en la pomada, en la torcida, no serás un tipo IN… Dime, a ver, dime a la última presentación de un libro de estos coleguitas en que estuviste, ¡a ver, dime! A ver, otra, ¿en la inauguración de una exposición de pintura de Aute… has estao? ¡Pues eso! Corres bien, pero fuera del camino que diría un griego.
LA ESCRITORA, no se crea, doña Lucía Etxeberría.
         Y esta, no te la pierdas: ¡Esta es otra! Se te nota un léxico falsiri, impostado, impertinente, inadecuado, dirías tú, impropio de ti, vamos, porque tú eres un niñobién aburrido que come bollos de leche y se dedica a escribir pijadicas. Tú no vas por lo social ni lo popular. ¡No! Voy a hacer yo como tú, pero al revés: Tu uso léxico de ordinario culto y de ese nivel se vulgariza, moderniza y se allegadiza donde no lo llaman: a lo barriobajero, lo cutre, lo vulgar y como que no te pega, ¿sabes? Tú crees que un tío como tú puede escribir tramas trepidantes trufadas, ¡jo, tío!, poco menos que te faltó añadir de tronío estentóreo trocado en Trocadero por trozos de trocatinta ¡al tre-bo-li-llo! ¿Quién coño, colega, se lee eso, tío? 
Un tipo de Nueva York.
         En tus textos no sale una palabra malsonante, es decir, ¡ni un puto taco! No hay, perdona la franqueza, ni una polla, ni folleteo, ni una mala teta que llevarse a la imaginación de la líbido, tú, que eso, así…, a piñón, no hay padre que lo digiera… ¿Tú te crees que me puedes endiñar un rollo del pollopío a pulmón, sin una cama donde recostar los complejos y dar rienda suelta a las fantasías sexuales? ¡No te lee ni rita la pollera, hijo, con ese compás! Vamos a ver. ¿Tú no sabes quiénes son el Freud y Woody Allen? Pues ahí está el truco del almendruco. Estamos de acuerdo en que Lucía Etxeberría, por ponerte un poner, es una escritora fetén, de masas, inserta en la sociedad, en el torrente mismo de la masa social, allí donde brota la esencia del arte escrito, amiga de esos estelares intelectuales de tomo y lomo –¡que marche con papas y poco hecho!- como Bibiana Aido. ¡En tu vida te hará una presentación una intelectual de esos vuelos! Con ese par de domingas se puede ir donde te ponga el capullo más rojo y hermoso de esta nación, si bien hoy un pelín jodido y mustio, a ver que todo no va a ser estar a la olla de la cosa, sobre todo donde tengas la olla… 
         Tú tienes que cambiar mucho y contigo tu rollo, tus fervorines… te lo digo yo. O cambias o a ti no te edita ni el fantasma de don José Manuel Lara, que en gloria esté.
         Y aquí pongo el punto, que ya está bien. Y lo dicho, para servir a Dios y a usted,
          
         Charlie.

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